216 rectores de universidades públicas y privadas proponen procesos de diálogo social y transición justa Papa Francisco revela a rectores de América Latina el título de la "segunda parte" de Laudato Si´: Laudate Deum

El Papa durante la audiencia con los rectores de las universidades latinoamericanas junto a monseñor Vincenzo Paglia y Emilce Cuda. Foto Vatican Media
El Papa durante la audiencia con los rectores de las universidades latinoamericanas junto a monseñor Vincenzo Paglia y Emilce Cuda. Foto Vatican Media

Los rectores y directivos de universidades, que representan más de 4 millones de alumnos, en una audiencia de más de dos horas plantearon como iniciar juntos procesos de diálogo social y transición justa

"Hoy día la humanidad está enferma de este desuso, o mal uso de la naturaleza y tiene que retomar otra vez este camino de saber usar la naturaleza bien"

"La riqueza de la naturaleza, la usamos solamente para pequeños grupos a través de teorías socioeconómicas que no integran la naturaleza"

“La vocación más noble de la persona humana es la política, la política. Formar a nuestros jóvenes para que sean políticos, en el sentido más amplio de la palabra"

El cuidado de la casa común puede ser considerado como uno de los grandes impulsos del pontificado de Francisco, algo que será reforzado una vez más con la publicación de la segunda parte de la encíclica Laudato Si, prevista para el próximo 4 de octubre, y que se concretará en la exhortación apostólica Laudate Deum, como reveló el pontífice en una reciente reunión con 216 rectores y directivos de universidades públicas y privadas de América Latina y el Caribe, un evento organizado por la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL) y la Red de Universidades para el Cuidado de la Casa Común (Laudato Si’).

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Crisis ambiental, económica, social y cultural

Los rectores y directivos de universidades, que representan más de 4 millones de alumnos, en una audiencia de más de dos horas plantearon como iniciar juntos procesos de diálogo social y transición justa. Del encuentro de los rectores participaron Mons. Robert Prevost, prefecto del Dicasterio de Obispos, el cardenal Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, la doctora Dolores Sánchez Galera, del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, Mons. Vicenzo Paglia, presidente de la Academia para la Vida, y Mons. Lucio Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación.

Los grupos de trabajo abordaron 4 temáticas: Crisis ambiental: cambio climático, agua y biodiversidad; Crisis económica: economía, tecnología y tecnocracia; Crisis social: degradación social, inequidad y debilidad de la reacción; Crisis cultural: desempleo y migración.

Con relación a la crisis ambiental, que consideran de la máxima gravedad, enumeraron algunas preocupaciones concretas en el continente:  el Acuífero Guaraní, la biodiversidad, el cambio climático, el extractivismo no sustentable, la Amazonía, la falta de liderazgo político y empresario, la ambición económica desmedida, y la cultura del descarte. Desde ahí hicieron ver su deseo de crear una fuerza transformadora capaz de influir positivamente en los decisores políticos con nuestras investigaciones y conocimiento, hacia una ciudadanía ecológica integral. Para ello promoverán la educación ambiental y acciones en el territorio, y preguntaron al Papa las cuestiones que no pueden dejar de ser consideradas.

Sobre la crisis económica, denunciaron una realidad donde la tecnología no siempre está al servicio del desarrollo de los más necesitados, lo que afecta a la investigación y producción de conocimiento en las universidades. Ante esa realidad mostraron el papel fundamental en la búsqueda de alternativas frente a este modelo que pueden tener las universidades, a través de acciones concretas orientadas al bien común, la formación de "liderazgos que marquen caminos". Por ello pidieron que el Santo Padre les orientase en la formación de estos liderazgos transformadores con relación a la gestación de una tecnología al servicio de la vida; un modelo económico tendiente al desarrollo humano integral y sostenible.

Las condiciones de vida que han generado cultura del descarte migraciones forzadas e incremento de la desigualdad, son una expresión de la crisis social. En ese sentido, fue destacada que el trabajo ha perdido lugar como centro de la organización social, denunciando la inequidad presente en América Latina, con una falta de acceso a los bienes básicos, que afecta a los más vulnerables y es consecuencia de una injusta distribución internacional de la riqueza, con una pobreza que también es cultural, lo que demanda en las universidades un diálogo intergeneracional. Por ello, le preguntaron al Papa Francisco sobre caminos para una formación universitaria a partir de valores humanistas y de diálogo fraterno, y el modo de crear una red de juventudes que desde “la mejor política” proponga soluciones y organice la esperanza.

Finalmente, con relación a la crisis cultural, que genera desempleo y migraciones forzadas, fue hecha la propuesta de una “Ciudadanía Global”, tendiendo puentes y derribando muros, fomentando la integralidad del conocimiento a través de un enfoque inter y transdisciplinario. Eso llevó a preguntarle al Santo Padre sobre cómo aportar a mejores políticas públicas por el trabajo digno y la libre elección del lugar donde vivir, incidiendo en el debate cultural, actualmente interferido por los medios de comunicación antidemocráticos.

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Cultura del usa y tira

En sus respuestas, el Santo Padre habló de “cultura del descarte. O una cultura del usa y tira”, lo que se explicita en “una cultura de usar mal los bines naturales, de no acompañar a la naturaleza a un desarrollo de plenitud y no dejarla vivir. Esta cultura del descarte nos hace daño a todos”. Según el pontífice, “hay una cultura del descarte que se va en todo momento, falta una educación de usar las cosas que sobran, rehacerlas, reponerlas en el orden del uso común de las cosas. Y esta cultura del descarte, también afecta a la naturaleza”.

Ante esa situación insistió en la urgencia de retomar el uso adecuado de la naturaleza: “Hoy día la humanidad está enferma de este desuso, o mal uso de la naturaleza y tiene que retomar otra vez este camino de saber usar la naturaleza bien. Y como se usa la naturaleza, es una palabra que puede parecer extraña, yo diría, diálogo con la naturaleza, diálogo”. Algo que se conseguirá creando redes, y a eso animó a las universidades, con lo que llamó “organizar la esperanza”, lo que explicitó diciendo que “los jóvenes de hoy tienen derecho a un cosmos equilibrado, y tienen derecho a esperar y nosotros tenemos que ayudarles a organizar esa esperanza, a tomar decisiones muy serias desde este punto”.

El Papa propuso una “cultura regenerativa”, fruto “de una crisis económica donde no siempre está al servicio del desarrollo de los más necesitados”, algo que llamó “cultura de la expropiación”, ante lo que señaló que “todos tenemos derecho al uso de la naturaleza”. En sus palabras dijo estar preocupado con universidades de tipo “cientificista abstracto. Que no usan la realidad sino la ciencia, una ciencia abstracta no cierto, y entonces, van caminando sobre teorías economicistas, teorías sociales, todo es teoría, pero nunca aterrizan” en las realidades de los más necesitados.

Poner rostro a los descartados

En su alocución puso rostro a los descartados, “hombres y mujeres, pueblos enteros que dejamos en el camino como basura ¿no? Esto tenemos que tomar conciencia, que la riqueza de la naturaleza, la usamos solamente para pequeños grupos a través de teorías socioeconómicas que no integran la naturaleza, los descartados”.

También llamó a buscar alternativas que ayuden a superar la crisis medioambiental, llamando a inventar para proteger la naturaleza, haciendo ver que “los jóvenes que nosotros formamos tienen que salir líderes en este punto, convencidos”. En ese punto reveló el nombre de lo que ha sido llamado el complemento de Laudato Si´, una Exhortación Apostólica que será lanzada el 4 de octubre y llevará por nombre “Laudate Deum”, que definió como “un mirar lo que pasó y decir que cosa hay que funcionar”.  

Ante el proceso de degradación ambiental existente, Francisco lo ve como algo que se también se manifiesta en “degradación de condiciones de vida, degradación de valores que justifiquen esas condiciones de vida, porque van juntos”. En ese sentido, la inequidad, “se hace evidente en la falta de acceso a los bienes básicos y ahí viene todas esas visiones que sociológicamente, de facto, sin mencionarlas se hacen, no cierto, mujeres, pueblos originarios, personas afrodescendientes, personas con capacidades diferentes”, subrayó.

Denuncia del modelo extractivista

En sus palabras denunció abiertamente el extractivismo, afirmando que “cuando este modelo extractivista va adelante y entra en las personas, yo le extraigo a las personas la dignidad y esto sucede, nunca un modelo extractivista geológico, por decir así, va solo, siempre va acompañado del modelo extractivista humano, se le extrae la dignidad a la persona, son esclavos, dicho con otra palabra. Y eso por favor métanlo en la cabeza de los chicos, formación de valores, que sepan valorar estas situaciones y decir claramente esto se llama esclavitud”.

Con relación a la política la definió como una vocación noble, resaltando que “la vocación más noble de la persona humana es la política, la política. Formar a nuestros jóvenes para que sean políticos, en el sentido más amplio de la palabra. No solo para que actúen en un partido político, eso es un grupito, pero que tengan una apertura política y que sepan dialogar con los grupos políticos con madurez, la política no es una enfermedad, a mi juicio es una vocación más noble en una sociedad, porque es la que lleva adelante los procesos de desarrollo”.

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Mandar a los migrantes de vuelta es criminal

Ante la crisis migratoria, que considera un drama gravísimo en Europa, dijo que “no se soluciona con una sociedad de socorro mutuo, no, no. Acá hay una cuestión humanística y una cosa de decisión política, hay decisiones que son humanas y cristianas”. Por eso pidió a los participantes de la audiencia que “como honra a la humanidad que sufre, en sus universidades se trate este problema, pero con la densidad humana que tiene”, insistiendo en que “al migrante hay que recibirlo, acompañarlo, promoverlo e integrarlo. Si no llegamos a integrar al migrante fracasamos”, diciendo que mandar a los migrantes de vuelta, algo que se hace en Europa “es criminal”.

Llamó a las universidades a entender que no son lugar sólo para “aprender cosas”, y por eso educar en tres lenguajes humanos, “el de la cabeza, el del corazón y el de las manos. De tal manera que aprendan a pensar lo que sienten y lo que hacen, a sentir lo que hacen y lo que piensan, y a hacer lo que sienten y los piensan”. Finalmente invitó a las universidades a ser: “creativos ante la realidad y los desafíos, formadores y no solo informadores”.

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