Mons. Juventino Kestering es el sexto obispo víctima del Covid-19 en Brasil Semana de Pasión en Brasil: 7.088 muertos por Covid-19 en las últimas 48 horas, entre ellos otro obispo
7.088 ese es el número de fallecidos en Brasil en las últimas 48 horas
Mons. Juventino había nacido en la ciudad de São Ludgero, Estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil, el 19 de mayo de 1946, y desde que fue ordenado obispo, en marzo de 1998, era el segundo obispo de la diócesis
El pueblo brasileño, en el que habita un profundo sentimiento religioso, más que nunca está en las manos de Dios, que se ha convertido en la última y única esperanza
El pueblo brasileño, en el que habita un profundo sentimiento religioso, más que nunca está en las manos de Dios, que se ha convertido en la última y única esperanza
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
7.088 ese es el número de fallecidos en Brasil en las últimas 48 horas, según datos oficiales, una verdadera masacre, una Semana de Pasión, donde cada día varios miles son crucificados por un sistema que le ha dado la espalda a la vida, en nombre de una economía que mata, y que también está muerta.
De nada sirven las llamadas a tomar medidas realizadas por mucha gente, entre otros la Iglesia católica, que en los últimos días ha perdido varios sacerdotes, religiosas, ministros y ministras de los miles de comunidades esparcidas por todo el país, y hoy, 28 de marzo, otro obispo, el sexto. Esta vez ha sido Mons. Juventino Kestering, Obispo de la Diócesis de Rondonópolis-Guiratinga, en el Estado de Mato Grosso.
Mons. Juventino había nacido en la ciudad de São Ludgero, Estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil, el 19 de mayo de 1946, y desde que fue ordenado obispo, en marzo de 1998, era el segundo obispo de la diócesis a la que, según el Derecho Canónico, renunciaría en poco menos de dos meses.
Al menos 310.694 fallecidos, aunque la sospecha es que el número sea todavía mayor, que murieron sofocados, muchos de ellos esperando una plaza en los hospitales y en la UCI, que en la práctica totalidad de las regiones del país han sobrepasado el límite de su capacidad.
La Iglesia católica se ha manifestado repetidamente ante esta situación, la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB, el Pacto por la Vida y por Brasil, del que la CNBB forma parte, y el propio Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM, que este viernes, 26 de marzo, enviaba un mensaje al presidente del episcopado brasileño, han lanzado repetidos mensajes al gobierno y a la sociedad brasileña para que el cuidado de la vida se convierta en una prioridad urgente, para que se acelere el proceso de vacunación, que de momento solo ha llegado a una parcela mínima de la población.
El pueblo brasileño, en el que habita un profundo sentimiento religioso, más que nunca está en las manos de Dios, que se ha convertido en la última y única esperanza. Un Dios que consuela y seca las lágrimas de tantas familias, de tanta gente, de tantas comunidades eclesiales que lloran por la separación de sus seres queridos. La fe en la Resurrección, que fundamenta la vida cristiana, ese Misterio que será celebrado a lo largo de esta semana que estamos iniciando, será el sustento de quien ve la muerte del inocente hacerse presente entre sus seres queridos. Es tiempo de Pasión, pero siempre con la esperanza de llegar a la Resurrección, a la vida plena en la casa del Padre.
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