Nicodemo
Algo cambió en el interior de este hombre en aquel encuentro para atreverse a defender Jesús de una forma tan tajante. Los del sanedrín conocían las leyes, él se lo recuerda pues parece que lo habían olvidado. Él defiende a Jesús con la ley en la mano, el resto de la asamblea no le interesa la ley sino condenar a Jesús por ello a modo de insulto le responden: “¿Acaso tu también eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas” (Jn. 7,51).
El corazón de Nicodemo estaba firme: Creía firmemente que Jesús era el Mesías, ya nada le importaban los insultos de sus compañeros.
Por último encontramos a nuestro hombre en el momento de la sepultura de Jesús, cuando pocos eran los que se atrevieron a estar presentes en aquel momento, él llego con cien libras de una mixtura de mirra y aloe. (Cfr. Jn 19, 39).
Pidamos a este judío buscador de la verdad que nos enseñe a ser intrépidos y a saber defender la justicia aún cuando la gente se burle de nosotros.Texto: Hna. María Nuria Gaza.