Dime cómo hacerlo, Señor... Tiempo compartido

Tiempo compartido
Tiempo compartido

Esa persona con la que ahora no puedes tomar un café como antes, sigue estando presente en tu vida más que antes. Ahí está Dios, en todo lo que vivimos en el día a día, presente en el compartir, en el camino que vamos haciendo.

Tenía la mañana bien organizada, todo más o menos pautado, sin prisas pero teniendo en la mente en cada momento lo que iba a hacer. Y entonces recibí una llamada de teléfono, de la cual no me di ni cuenta de lo que se alargó hasta que colgué y miré el reloj. Ya habrá tiempo para hacer las cosas, era el momento de escuchar al otro, y el compartir mutuo valió la pena.  

Es otro ritmo el del fin de semana, que también nos permite otros espacios, otras vivencias.  Ese tiempo compartido, sin duda, que no estaba en la agenda pero ese estar con otro, cuando sientes a la otra persona cerca, cuando sabes que la conversación no es superficial; en la que hay momentos en que la otra persona te está compartiendo con sinceridad, que hay una confianza mutua y eso en sí es un regalo que el alma acoge porque te deja un buen sabor que llena.

Esa persona con la que ahora no puedes tomar un café como antes, sigue estando presente en tu vida más que antes. Ahí está Dios, en todo lo que vivimos en el día a día, presente en el compartir, en el camino que vamos haciendo.

Oración:

“Si puedo hacer, hoy, alguna cosa,

si puedo realizar algún servicio,

si puedo decir algo bien dicho,

dime cómo hacerlo, Señor.

Si puedo arreglar un fallo humano,

si puedo dar fuerzas a mi compañero,

si puedo alegrarlo con mis palabras,

dime cómo hacerlo, Señor.

Si puedo ayudar a quien me necesite,  

si puedo aliviar algún dolor,

si puedo dar más alegría,

dime cómo hacerlo, Señor”.

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