Invocar el nombre de Jesús... El ciego de Jericó
Ante este sufrimiento sin sentido y sin salida que ensombrece la vida de tantos, que genera miedo, angustia y soledad, deberíamos no solo buscar sino hallar medios para ayudarnos.
| Gemma Morató / Hna. Carmen Solé
Aquel hombre que cita el evangelio de San Lucas había perdido la vista y no se nos cuenta cuales fueron las causas de esta pérdida, porque las causas a última hora no son interesantes.
Aquel hombre solo tiene un grito que le sale del alma y que resume su deseo tan brevemente expresado ante Jesús: “volver a ver”. Esa es su meta, su máximo interés, recuperar lo que antes tenía y ahora está perdido.
Es esta también la súplica que nos sale del alma a muchos en este tiempo tan especial que vivimos. Este “volver a ver” del ciego de Jericó, sería ahora seguramente el grito de aquellos que con la pandemia hemos visto recortada nuestra libertad de movimientos, nuestra capacidad de acudir a visitar o ayudar a otros, hemos perdido una parte de nuestra libertad, en una palabra.
Estamos ciegos, porque no podemos ver a los que queremos y quizás están enfermos, o nos necesitan para poder ir afrontando sus necesidades de cada día.
Estamos sordos, porque no podemos escuchar por las calles el rumor de la gente que pasa, porque no pasa nadie.
Estamos mudos porque para muchos los días transcurren en la soledad completa, limitado su espacio a una habitación quizás reducida.
Ante este sufrimiento sin sentido y sin salida que ensombrece la vida de tantos, que genera miedo, angustia y soledad, deberíamos no solo buscar sino hallar medios para ayudarnos.
Nadie podemos eliminar el mal que nos envuelve, pero todos podemos invocar el nombre de Jesús Salvador y desde la fe hallar la fuerza para sobrevivir en este mundo enfermo, que genera dolor.
Ojalá sepamos orar para que podamos volver a recuperar aquello que nos hacía felices y que ahora estamos aprendiendo a valorar.