Cuando los magos volvieron a ver la estrella que les había conducido hasta Jerusalén se llenaron de alegría,
es la alegría de los que han perdido el buen camino y lo reencuentran; de los que en una noche cerrada ven una lucecita que les marca la ruta. La estrella los precede y les da la dirección correcta de lo que buscan desde que salieron de sus países.
Mateo es el único evangelista que nos narra este hecho de la visita de los tres personajes.
¿Y para qué pueden servir los tres obsequios que le ofrecen los Magos al pequeño Jesús? Oro, incienso y mirra. En la antigüedad el oro es símbolo del buen gobierno de un rey. El oro permitía al rey de realizar alianzas con los pueblos vecinos. El incienso es el símbolo del sacerdote que tiene la función de interceder ante Dios a favor del pueblo, la mirra servía para perfumar el aceite que era utilizado por los profetas para la unción santa.
Estos tres dones representan la triple función del Masías: Sacerdote, Profeta y Rey.
Como dice el salmo 71,
“Los reyes de Tarsis y de las islas, los de Arabia y de Seba, le traerán los regalos y se postrarán ante él”. Buscaban en el sagrario de su conciencia a Dios y en Belén encontraron la Verdad que cambió el rumbo de su vida.
Texto: Hna. María Nuria Gaza.