La venida del Hijo del Hombre, pastor, rey y juez del universo
Esta celebración nos recuerda que Jesús vendrá como juez de todos. Para unos, para ofrecerles la recompensa que Dios Padre tiene preparada desde la eternidad y para otros, la condena eterna (Cfr. Ma 25, 31-46). Quizás algunos que no se tienen por buenos cristianos al fin de sus días se encontrarán sorprendidos al oír las palabras del juez: “Venid a mí los benditos de mi Padre porque tuve hambre y me disteis de comer”. Y otros, al contrario “Id malditos de mi Padre porque tuve hambre y no me disteis de comer”. La práctica de las obras de misericordia es esencial para la vida cristiana.
Ezequiel, en la primera lectura, dirige a los deportados de Babilonia un oráculo consolador: “Yo mismo buscaré mis ovejas y haré el recuento de las mismas… las ovejas dispersadas las recogeré de todos los lugares donde se habían dispersado… las llevaré a comer en los montes de Israel, yo mismo las apacentaré en los mejores pastos” (Cfr. Ez 34,11-16). Es un pastor diferente a los que tuvo Israel, que no eran buenos pastores de su pueblo. El salmo 22 canta la bondad de un buen pastor que guía su rebaño por caminos seguros.
Nosotros a nuestro pequeño nivel tenemos que ser pastores, es decir enseñar el buen camino a los que encontramos en la vida. Texto: Hna. María Nuria Gaza.