Reducto de asociaciones integristas, el Vaticano paralizó en 2022 las ordenaciones Francisco frena la deriva de la diócesis de Fréjus-Toulon y nombra un coadjutor al arzobispo Rey
Un secreto a voces que se ha desvelado oficialmente este mediodía, cuando la Santa Sede ha dado a conocer que, finalmente, y tal y como se rumoreaba, el papa Francisco había nombrado un coadjutor al arzobispo de Fréjus-Toulon, Dominique Rey (71 años), tras las graves irregularidades encontradas en el gobierno pastoral de esa sede francesa
De esta manera, François Touvet (58 años), hasta ahora obispo de Châlons, “acompañará” al controvertido pastor en la gestión de una diócesis que ha vivido los últimos meses en estado de shock
Fruto de una visita encargada por el Vaticano a la diócesis, y que se materializó en 20 kilos de documentación, se supo que algunas comunidades acogidas por el arzobispo en su diócesis tenían el serio riesgo de deriva sectaria
Fruto de una visita encargada por el Vaticano a la diócesis, y que se materializó en 20 kilos de documentación, se supo que algunas comunidades acogidas por el arzobispo en su diócesis tenían el serio riesgo de deriva sectaria
Un secreto a voces que se ha desvelado oficialmente este mediodía, cuando la Santa Sede ha dado a conocer que, finalmente, y tal y como se rumoreaba, el papa Francisco había nombrado un coadjutor al arzobispo de Fréjus-Toulon, Dominique Rey (71 años), tras las graves irregularidades encontradas en el gobierno pastoral de esa sede francesa. De esta manera, François Touvet (58 años), hasta ahora obispo de Châlons, “acompañará” al controvertido pastor en la gestión de una diócesis que ha vivido los últimos meses en estado de shock.
Todo comenzó en junio del año pasado, cuando el Vaticano, en una decisión que dejó boquiabierto al propio Dominique Rey, paralizó las ordenaciones de seis diáconos y cuatro seminaristas que el obispo iba a llevar a cabo a finales de ese mes de junio, y que se producía, según reconocía él mismo en un comunicado, tras la “visita fraterna” realizada “a petición de Roma” a la diócesis por el entonces recientemente nombrado cardenal de Marsella, Jean-Marc Aveline, metropolitano de esa provincia eclesiástica.
La que entonces fue considerada “una decisión brutal” por parte del Vaticano -según confesaron fuentes cercanas al arzobispo Rey al diario Le Figaro- se debía a los indicios que apuntaban a que la diócesis se había convertido en los últimos años en una especie de “laboratorio para la evangelización”, en la que se había dado acogida a una treintena de comunidades francesas, incluidas algunas con sensibilidades tradicionalistas.
Aquella primavera habían llegado al Vaticano para ser estudiadas por la Curia romana “20 kilos de documentos en valijas diplomáticas, fruto de la misión de inspección realizada en febrero y marzo por dos ‘expertos’ enviados” por la Santa Sede, según informaba el diario Liberation.
Comunidades con riesgo de sectarismo
Desde muy pronto, aquella documentación reveló que algunas comunidades acogidas por el arzobispo en su diócesis tenían el serio riesgo de deriva sectaria, entre ellos, Points-Coeur, cuyo fundador había sido condenado en 2011 por el tribunal eclesiástico de Lyon por “abusos sexuales, abuso de poder y absolución del cómplice”, a pesar de lo cual, monseñor Rey, consciente de una investigación canónica, acogió a la comunidad en su diócesis en 2008 y esperó hasta 2016 para tomar sanciones, según señaló Themoignage Chrétien.
Igualmente, se supo que Rey había ordenado en 2003 sacerdote -dispensándole del seminario- al fundador de la suiza Fraternidad Eucharistein, y al parecer -según la misma fuente- sorprendió al mismísimo papa Francisco al encontrarse con estudiantes de un seminario paraguayo en Roma que se habían refugiado en la diócesis de Fréjus-Toulon. “Sacerdotes que nunca debieron ser ordenados fueron ordenados en contra del consejo del antiguo director del seminario y de ciertos profesores”, señalaba la publicación gala.
A la vista de los hechos, y contra lo que algunos esperaban, Francisco, en vez de cesar fulminantemente al arzobispo a la manera de lo que ha hecho con el obispo de Tyler, Joseph Strickland, le ha ‘colocado’ un ‘vigilante’, a la espera de que se decida cómo se hace la definitiva sucesión.
Una decisión que resulta menos humillante, tal vez en en consideración a la petición de perdón realizada por el propio Dominique Rey, quien si ya al anunciarse la paralización de las ordenaciones acogió la medida “con dolor y confianza”, unas semanas después, en una carta pastoral, reconoció haber cometido “errores de discernimiento en la acogida y acompañamiento de las distintas comunidades presentes en la diócesis”.
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