Semeraro beatifica en Eslovaquia al seminarista eslovaco "Ján Havlík ofreció generosamente su vida, perdonando a sus perseguidores"
Ján sufrió persecución por parte del régimen comunista de su país, manteniendo siempre la fe y la esperanza en Cristo
"El amor de Cristo es la fuerza que nos hace vencer la debilidad, la energía que nos hace vencer el miedo, la luz que nos hace vencer las tinieblas"
(Vatican News).- Una "persona equilibrada, gozosa, alegre en compañía, abierta y atenta a las necesidades de los demás" que, tras su detención, vio el progresivo deterioro de su salud. El cardenal Marcelo Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, describe así la figura del seminarista eslovaco Ján Havlík en la homilía pronunciada esta mañana en Šaštín, celebrando la misa con el rito de beatificación del siervo de Dios en el espacio en frente a la Basílica de los Siete Dolores de la Virgen María.
Ján era "un hombre de esperanza"
Nacido el 12 de febrero de 1928, Ján Havlík murió repentinamente el 27 de diciembre de 1965, apenas tres años después de su liberación, después de haber sufrido 14 años de maltratos y torturas físicas y psicológicas, duros interrogatorios, un largo aislamiento y una condena a trabajos pesados, pero encontrando en la fe la fuerza para soportarlo todo. Antes de morir perdonó a sus perseguidores.
Beatificado na #Eslováquia o seminarista Ján Havlík, modelo de esperança e fidelidade
— Vatican News (@vaticannews_pt) August 31, 2024
Ján foi perseguido pelo regime comunista de seu país, mantendo sempre a fé e a esperança em Cristo @CauseSantihttps://t.co/YQhUrn3pp5
"El amor de Cristo es la fuerza que nos hace vencer la debilidad, la energía que nos hace vencer el miedo, la luz que nos hace vencer las tinieblas", afirmó el cardenal, que define a Ján como "un hombre de esperanza". "Fue la virtud de la esperanza la que lo hizo crecer y sostuvo su vocación. Un signo de esperanza, de hecho, es ya la elección de ser discípulo de San Vicente de Paúl", un santo que dio esperanza a los pobres y a los que sufren. Y como San Vicente, Ján "fue verdaderamente un rayo de sol para quienes lo conocieron". Se decía de él: "Manifestaba su profundidad espiritual de la forma más intensa posible, compartiendo el sufrimiento, motivando a los demás a la esperanza a pesar de haber experimentado muchas dificultades".
Una persecución contra Dios
Durante su encarcelamiento, Ján Havlík conoció al sacerdote salesiano Titus Zeman, beatificado en 2017. "Fue víctima de un régimen que quería destruir el fenómeno religioso y, en particular, la Iglesia católica y sus ministros", observó el prefecto, recordando que, según testimonios recogidos, en prisión Ján "copiaba de noche, escribiendo con lápiz y también haciendo copias para otros, el Humanismo integral de Jacques Maritain", aproximadamente 350 páginas.
A las puertas del Cuarto Centenario de la “Pequeña Compañía” es beatificado el seminarista Jan Havlík, CM. pic.twitter.com/MQ9lvqqmHr
— Misioneros Paúles (@misionerospaul) August 31, 2024
Un trabajo agotador y arriesgado. El cardenal Semeraro observó que en aquellas páginas había una descripción de lo que estaba viviendo Ján: "La verdad - leemos - es que es una persecución encubierta; en realidad es una lucha contra Dios, de exterminio de la religión, obra de destrucción espiritual". Al deseo de "tener prisionera la palabra de Dios", comenta Semeraro, el nuevo beato "opuso la fidelidad a Dios, la fidelidad a la propia vocación, a la propia elección de caridad hacia los demás".
Modelo de fidelidad para todos
Un modelo de fidelidad, por tanto, Ján Havlík, que hoy se propone no sólo a la Iglesia eslovaca sino a todos los cristianos, es decir, "a todos aquellos que trabajan por la dignidad humana y por la libertad de conciencia" esta beatificación - continúa Semeraro -, ya que en muchos casos e incluso en diferentes contextos es difícil, a veces heroico, permanecer fiel a Cristo". El cardenal recuerda la promesa de Jesús: "el que pierda su vida por mí, la salvará", que se cumple en Ján. De hecho, la fama de su martirio se difundió muy pronto, extendiéndose más allá de las fronteras de la nación y hoy, concluyó el prefecto para las Causas de los Santos, "la Iglesia lo reconoce y lo confirmó hace poco con las palabras del Papa: Ján Havlík "fue un fiel discípulo del Señor Jesús, a quien ofreció generosamente su vida, perdonando a sus perseguidores".
Etiquetas