Entrevista con el nuevo secretario de la COMECE, el primer español en ocupar el cargo Manuel Barrios: "Una Europa que no es solidaria difícilmente se puede decir que tiene fe en un Dios misericordioso"
"No se puede entender el progreso de España en las últimas décadas sin referirnos a la Unión Europea"
"La crisis económica y la crisis migratoria ha causado mucho desencanto y ha sido utilizada por algunos de modo interesado y demagógico"
Sobre el Brexit: "Lo primero es respetar el voto de los británicos. Lo segundo es expresar nuestro pesar y confiar que al final de todo el proceso quedarán buenas relaciones con el Reino Unido"
"El Reino Unido formará siempre parte de Europa, aunque quizás no de la Unión Europea"
"El proceso de unidad europeo surge después de dos grandes guerras, por eso es incompatible con los populismos que confunden el concepto de identidad y se dedican a señalar falsos enemigos o chivos expiatorios"
Sobre el Brexit: "Lo primero es respetar el voto de los británicos. Lo segundo es expresar nuestro pesar y confiar que al final de todo el proceso quedarán buenas relaciones con el Reino Unido"
"El Reino Unido formará siempre parte de Europa, aunque quizás no de la Unión Europea"
"El proceso de unidad europeo surge después de dos grandes guerras, por eso es incompatible con los populismos que confunden el concepto de identidad y se dedican a señalar falsos enemigos o chivos expiatorios"
"El proceso de unidad europeo surge después de dos grandes guerras, por eso es incompatible con los populismos que confunden el concepto de identidad y se dedican a señalar falsos enemigos o chivos expiatorios"
Manuel Barrios, sacerdote madrileño, es el nuevo Secretario General de la COMECE, la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea. "Mi interés siempre ha sido el ser humano", revela en esta entrevista, en la que también explica que ve su nuevo cargo "como un modo de defender y promover la dignidad de todo ser humano".
¿Le sorprendió su nombramiento del pasado mes de junio como secretario general de la COMECE?
Sí, me sorprendió mucho. Es verdad que la Conferencia Episcopal Española me había propuesto para el mismo cargo en las elecciones anteriores, hace tres años, pero no salí elegido y me había olvidado del asunto y no pensaba que se me iba a volver a presentar.
Así ha sido, gracias esta vez sobre todo a la iniciativa de Mons. Adolfo Gonzáles Montes, obispo de Almería y presidente de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la CEE, en la que he trabajado como director del Secretariado los últimos ocho años. D. Adolfo es también el obispo delegado de la CEE para la COMECE y defendió mi candidatura en las últimas elecciones del 15 de marzo.
¿Cuánto dura su mandato y cuál será su misión en la COMECE?
Según los nuevos estatutos, aprobados en 2017, el mandato es de cuatro años. El trabajo del secretario general consiste en dirigir y coordinar un equipo de 12 personas que monitorea las distintas iniciativas de las instituciones europeas y dialoga con ellas con el fin de hacer presente la voz de la Iglesia en el proceso de unidad europeo.
También informa a las Conferencias Episcopales de la UE de lo que está pasando en estas instituciones y que tiene repercusión en la vida y en la misión de la Iglesia. El Secretariado lleva a cabo esta labor de acuerdo con las orientaciones que le da el presidente de la COMECE y su asamblea plenaria compuesta por los obispos delegados de las Conferencias Episcopales de los países de la Unión Europea.
¿Qué es exactamente la COMECE y en qué se diferencia de la CCEE?
La COMECE es la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea; un organismo creado hace 40 años para dialogar con las instituciones europeas responsables del proceso de unidad europeo, que es un proceso de paz, de solidaridad y de valores único en el mundo y al que la Iglesia ha sentido desde sus inicios la necesidad de acompañar, respaldar y ofrecer su aportación.
La CCEE, en cambio, es el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa; tiene una representación más amplia de Conferencias Episcopales al incluir países que no forman parte de la Unión Europea y una finalidad más pastoral.
Su sede está en Suiza, mientras que las oficinas de la COMECE están en Bruselas. Hay una relación muy estrecha entre ambas instituciones de la Iglesia en Europa. Yo estaré presente en la asamblea plenaria de la CCEE que se celebra dentro de pocos días en Santiago de Compostela y el secretario general de la CCEE participa también en nuestras asambleas.
¿Quién es Manuel Barrios como persona y como sacerdote y canonista?
Soy sobre todo sacerdote. Me ordené en Roma, en la basílica de San Juan de Letrán hace 31 años, el 21 el mayo 1988. Me formé en el Pontificio Seminario Romano Mayor y estudié en la Universidad Gregoriana de Roma. En Madrid he sido durante veinte años párroco de la parroquia de Santa Catalina de Alejandría en la Alameda de Osuna y he ejercido también otros cargos diocesanos.
Mi interés siempre ha sido el ser humano, un ser intrínsecamente abierto al misterio de Dios. Por eso cuando escribía la tesis doctoral en antropología teológica, también empecé a estudiar psicología, licenciándome en psicología clínica y ejerciendo durante algún tiempo la psicoterapia.
Entiendo también esta nueva responsabilidad en Bruselas de Secretario General de la COMECE como un modo defender y promover la dignidad de todo ser humano.
¿Cree que el sueño europeo, que, en una época, encandiló a los españoles, sigue vigente en España?
En España creo que sí sigue vigente. Pienso que los españoles somos conscientes de lo mucho que debemos a la Unión Europea desde que entramos en 1986. No se puede entender el progreso de España en las últimas décadas sin referirnos a la Unión Europea.
En otros países esto no es tan claro por distintos motivos. Sabemos del Brexit en Gran Bretaña, de las tensiones en Italia y también en otros países. La crisis económica y la crisis migratoria ha causado mucho desencanto y ha sido utilizada por algunos de modo interesado y demagógico.
¿Está perdiendo Europa sus raíces cristianas? ¿Se acaba la fe en Europa?
Las raíces cristianas no se pierden porque están ahí. Están presentes en la cultura europea y en el proyecto europeo desde sus orígenes con los padres fundadores, algunos de ellos profundamente cristianos. Robert Schuman, por ejemplo, está en proceso de beatificación.
En lo que se refiere a que se acabe la fe en Europa, esto depende de que entendemos por fe y de los criterios que utilicemos para medirla. Una Europa que se cierra en su bienestar, que construye muros, que tiene miedo del otro, que no es solidaria con el pobre y el desamparado, que no es capaz de acoger e integrar, difícilmente se puede decir que tiene fe en un Dios misericordioso y compasivo, que se hace prójimo, como buen samaritano, del hombre herido y abandonado.
¿El bienestar y el miedo están llevando a Europa a cerrar sus fronteras y abandonar a su suerte a los emigrantes en el 'cementerio' del Mediterráneo, como dice el Papa?
Así es. Por eso es importante la labor que podemos hacer los cristianos, no solo los católicos, también dialogando con las instituciones para que esto no suceda.
¿Qué piensa la COMECE sobre el Brexit y la actual situación en la que se encuentra el Reino Unido?
Lo primero es respetar el voto de los británicos. La democracia es parte intrínseca del proyecto europeo. Lo segundo es expresar nuestro pesar y confiar que al final de todo el proceso quedarán buenas relaciones con el Reino Unido, relaciones de colaboración y entendimiento.
El Reino Unido formará siempre parte de Europa, aunque quizás no de la Unión Europea. También nos preocupa mucho la cuestión de Irlanda y de su frontera después del Brexit. Esperemos que esta difícil cuestión se pueda resolver de un modo adecuado.
¿Le preocupa a usted el auge de los movimientos ultras en diferentes países de Europa, incluida España?
Cierto que me preocupa cuando escucho discursos que se basan en el miedo o el odio, o cuando se intentan dar respuestas simplistas a las crisis complicadas que tenemos, como la económica o la migratoria, o cuando se es insolidario con el pobre, el débil o el migrante.
El proceso de unidad europeo surge después de dos grandes guerras que empezaron en nuestro continente y se volvieron mundiales, por eso es incompatible con los populismos que confunden el concepto de identidad y se dedican a señalar falsos enemigos o chivos expiatorios culpables de todos los males.