Miles de chicas y chicos mozambiqueños claman "Queremos reconciliación" ante los líderes políticos y religiosos Francisco, a los jóvenes: "No dejéis que os roben la alegría de vivir"
"Se trata siempre de soñar juntos, como lo estáis haciendo hoy. Soñad con otros, nunca contra otros; soñad como habéis soñado y preparado este encuentro: todos unidos y sin barreras"
"No tengas miedo a equivocarte, nos vamos a equivocar mil veces, pero no caigamos en el error de detenernos porque hay cosas que no nos salieron bien la primera vez. El peor error sería abandonar los sueños y las ganas de un país mejor por la ansiedad"
"Sé que vosotros creéis en ese amor que hace posible la reconciliación; porque creéis en ese amor estoy seguro que tenéis esperanza, y que no dejaréis de andar con alegría los caminos de la paz"
"Habéis sufrido el embate de dos ciclones, habéis visto las consecuencias del descalabro ecológico en el que vivimos. Muchos ya habéis aceptado el desafío imperioso de proteger nuestra casa común, y entre estos hay muchos jóvenes. Tenemos un desafío: proteger nuestra casa común"
"Sé que vosotros creéis en ese amor que hace posible la reconciliación; porque creéis en ese amor estoy seguro que tenéis esperanza, y que no dejaréis de andar con alegría los caminos de la paz"
"Habéis sufrido el embate de dos ciclones, habéis visto las consecuencias del descalabro ecológico en el que vivimos. Muchos ya habéis aceptado el desafío imperioso de proteger nuestra casa común, y entre estos hay muchos jóvenes. Tenemos un desafío: proteger nuestra casa común"
El primer baño de multitudes de este viaje papal tuvo lugar durante el encuentro con jóvenes de las distintas confesiones religiosas de Mozambique en el pabellón Maxaquene. Una reunión alegre, marcada por los gritos, las canciones y las sonrisas, con un Francisco al que se le nota rejuvenecer cuando está junto a las nuevas generaciones. Las artífices del futuro del mundo.
Un encuentro marcado por la música, la danza y las experiencias de chicos y chicas de uno de los rincones más pobres del mundo que, sin embargo, no pierden la alegría y la esperanza, tal y como resaltaron los chicos en sus testimonios previos. Jóvenes musulmanes, indios, budistas, bahai's, cristianos de distintas confesiones, católicos... todos unidos, cantando por la paz y la reconciliación. “¡Vosotros sois importantes!”, les recordó el Papa. “Tenéis que saberlo, tenéis que creéroslo. ¡Vosotros sois importantes! Porque vosotros no sois sólo el futuro de Mozambique, tampoco de la Iglesia y de la humanidad. Vosotros sois el presente que, con todo lo que sois y hacéis, ya estáis aportando lo mejor que hoy podéis regalar”.
“Veros cantar, sonreír, bailar, en medio de todas las dificultades que vivís es el mejor signo de que vosotros, jóvenes, sois la alegría de esta tierra, la alegría de hoy”. Una alegría de vivir que ha de ser “compartida y celebrada, que reconcilia y se transforma en el mejor antídoto que desmiente a todos aquellos que quieren dividir, fragmentar o enfrentar. ¡Cuánto les hace falta a algunas regiones del mundo vuestra alegría de vivir!”.
Vatican press pool close-up of one of the participants in the meeting of young people with Pope Francis in Mozambique now #PopeinAfricapic.twitter.com/63H9bXGETe
— Joshua McElwee (@joshjmac) September 5, 2019
“Gracias por estar presentes las distintas confesiones religiosas. Gracias por animaros a vivir el desafío de la paz y a celebrarla hoy juntos como familia; también a aquellos que sin ser parte de alguna tradición religiosa estáis participando”, agradeció el papa, señalando cómo “todos somos necesarios, con nuestras diferencias, pero necesarios".
"Vosotros juntos sois el palpitar de este pueblo, donde cada uno juega un papel fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la historia, una página llena de esperanza, paz y reconciliación. ¿Queréis escribir esta página?”
. Y todos contestaron un sonoro 'Sí'.
"¡Queremos reconciliación!"
Los jóvenes le recibieron al grito “Queremos reconciliación”, y le hicieron dos preguntas a Bergoglio: ¿Cómo hacer para que los sueños de los jóvenes se hagan realidad? Y, ¿cómo hacer para que los jóvenes se involucren en los problemas que aquejan al país?
“Vosotros, jóvenes, camináis con dos pies como los adultos, pero a diferencia de los adultos, que los tienen paralelos, vosotros ponéis uno delante del otro, dispuesto a irse, a partir”, quiso responder Francisco. “Vosotros tenéis tanta fuerza, sois capaces de mirar con tanta esperanza, sois una promesa de vida que lleva incorporado un cierto grado de tenacidad, que no debéis perder ni dejar que os la roben”.
Young Muslims and Hindus participate in the interfaith meeting for peace with #PopeinAfrica#Mozambique#Madagascar#Mauritius#Mocambique#Mozambicopic.twitter.com/Q5s1O0JckV
— Zenit English (@zenitenglish) September 5, 2019
¿Cómo realizar los sueños, cómo contribuir a los problemas del país? La respuesta, clara. “No dejeis que os roben la alegría. No dejéis de cantar y expresaros de acuerdo a todo lo bueno que aprendisteis de vuestras tradiciones. Que no os roben la alegría”.
Y, también, “cuidarse de dos actitudes que matan los sueños y la esperanza: la resignación y la ansiedad”. “Son grandes enemigas de la vida, porque nos empujan normalmente por un camino fácil, pero de derrota, y el precio que piden para pasar es muy caro. Se paga con la propia felicidad e inclusive con la propia vida”, advirtió.
Eusebio y María Mutola: el deporte y el esfuerzo
El Papa que ama el fútbol hizo un paralelismo, recordando la figura de Eusebio, que comenzó su carrera deportiva en el Maxaquene. “Tenía todo para resignarse, pero su sueño y ganas de jugar lo lanzaron hacia delante, pero tan importante como eso fue encontrar con quién jugar. Vosotros bien sabéis que en un equipo no son todos iguales, ni hacen las mismas cosas o piensan de la misma manera. Cada jugador tiene sus características, como lo podemos descubrir y disfrutar en este encuentro: venimos de tradiciones diferentes e inclusive podemos hablar lenguas diferentes, pero eso no impidió que nos encontremos”, recordó el Papa.
“¿Cómo comprometerse con el país? Así como lo estáis haciendo, permaneciendo unidos más allá de lo que os puede diferenciar, buscando siempre la ocasión para realizar los sueños por un país mejor, pero juntos”, subrayó.
“¡Qué importante es no olvidar que la enemistad social destruye!Un país se destruye por la enemistad. El mundo se destruye por la enemistad. Y la enemistad más grande es la guerra”.
Un proverbio africano dice: “Si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado”. Ese es el objetivo, señaló el Papa: “Se trata siempre de soñar juntos, como lo estáis haciendo hoy. Soñad con otros, nunca contra otros; soñad como habéis soñado y preparado este encuentro: todos unidos y sin barreras. Eso es parte de la “nueva página de la historia” de Mozambique”.
No dejar de intentarlo
Al tiempo, el Papa pidió apostar, seguir intentándolo, pese a los fracasos. “Las cosas más hermosas se gestan con el tiempo y, si algo no te salió la primera vez, no tengas miedo de volver a intentar, una y otra vez. No tengas miedo a equivocarte, nos vamos a equivocar mil veces, pero no caigamos en el error de detenernos porque hay cosas que no nos salieron bien la primera vez. El peor error sería abandonar los sueños y las ganas de un país mejor por la ansiedad”. Como hizo otra mozambiqueña, María Mutola, que alcanzó el oro olímpico en los 800 metros después de tres juegos sin lograrlo.
Como es habitual en sus encuentros con los jóvenes, Francisco les pidió que “no dejéis afuera a vuestros mayores. También vuestros mayores os pueden ayudar a que vuestros sueños y aspiraciones no se sequen”.
“Las generaciones anteriores tienen mucho para deciros, para proponeros. Es cierto que a veces nosotros, los mayores, lo hacemos de modo impositivo, como advertencia, metiendo miedo; o pretendemos que hagáis, digáis y viváis exactamente igual que nosotros”, admitió el Papa, quien pidió a los jóvenes ir escuchando y valorando a los que los han precedido.
Mano tendida y amistad
“Muchos de vosotros nacisteis bajo el signo de la paz, una paz trabajosa que pasó por momentos más luminosos y otros de prueba. La paz es un proceso que también vosotros estáis llamados a recorrer, tendiendo siempre vuestras manos especialmente a aquellos que están pasando en un momento de dificultad”, señaló Francisco, reivindicando “el poder de la mano tendida y de la amistad que se juega en lo concreto”.
“Qué importante es que aprendamos a ser manos amigas y tendidas. Buscad crecer en la amistad también con los que piensan distinto, para que la solidaridad crezca entre vosotros y se transforme en la mejor arma para transformar la historia”, culminó el Papa, quien también quiso recordar a las víctimas de los ciclones, víctimas del “descalabro ecológico en el que vivimos”.
“Tenemos un desafío: proteger nuestra casa común. Este es un lindo sueño para cultivar juntos, como familia mozambiqueña, una linda lucha que os puede ayudar a mantenerse unidos. Estoy convencido de que vosotros podéis ser los artesanos de ese cambio tan necesario. Proteger nuestra casa común, una casa que es de todos y para todos”, finalizó.
Discurso del Papa a los jóvenes
Muchas gracias por tus palabras de bienvenida, muchas gracias también por todas y cada una de las representaciones artísticas que habéis realizado.
Me agradecíais porque he reservado tiempo para estar con vosotros. ¿Qué es más importante para un pastor que estar con los suyos? ¿Qué es más importante para un pastor que encontrarse con sus jóvenes? ¡Vosotros sois importantes! Tenéis que saberlo, tenéis que creéroslo. ¡Vosotros sois importantes! Porque vosotros no sois sólo el futuro de Mozambique, tampoco de la Iglesia y de la humanidad. Vosotros sois el presente que, con todo lo que sois y hacéis, ya estáis aportando lo mejor que hoy podéis regalar. Sin vuestro entusiasmo, vuestros cantos, vuestra alegría de vivir, ¿qué sería de esta tierra? Veros cantar, sonreír, bailar, en medio de todas las dificultades que vivís —como bien nos contabas tú— es el mejor signo de que vosotros, jóvenes, sois la alegría de esta tierra, la alegría de hoy. La alegría de vivir es una de vuestras principales características —y eso se puede sentir aquí— . Alegría compartida y celebrada que reconcilia y se transforma en el mejor antídoto que desmiente a todos aquellos que quieren dividir, fragmentar o enfrentar. ¡Cuánto les hace falta a algunas regiones del mundo vuestra alegría de vivir!
Gracias por estar presentes las distintas confesiones religiosas. Gracias por animaros a vivir el desafío de la paz y a celebrarla hoy juntos como familia; también a aquellos que sin ser parte de alguna tradición religiosa estáis participando. Es hacer la experiencia de que todos somos necesarios, con nuestras diferencias, pero necesarios. Vosotros juntos —así como os encontráis ahora—, sois el palpitar de este pueblo, donde cada uno juega un papel fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la historia, una página llena de esperanza, paz y reconciliación. ¿Queréis escribir esta página?
Me hicisteis dos preguntas que creo van unidas. Por un lado, ¿cómo hacer para que los sueños de los jóvenes se hagan realidad? Y, ¿cómo hacer para que los jóvenes se involucren en los problemas que aquejan al país? Vosotros hoy nos marcasteis el camino y nos enseñasteis cómo responder a estas preguntas.
#Papa Francesco arriva al Pavillon Maxaquene per l’Incontro interreligioso con i giovani del #Mozambico. Accolto dal grido dei giovani: riconciliazione pic.twitter.com/dPMGH3dQE7
— SIR (@agensir) September 5, 2019
Habéis expresado con el arte, con la música, con esa riqueza cultural que mencionabas con tanto orgullo, una parte de vuestros sueños y realidades; en todas ellas mostráis diferentes modos de asomaros al mundo y mirar el horizonte: siempre con ojos llenos de esperanza, llenos de futuro y también de ilusiones. Vosotros, jóvenes, camináis con dos pies como los adultos, pero a diferencia de los adultos, que los tienen paralelos, vosotros ponéis uno delante del otro, dispuesto a irse, a partir. Vosotros tenéis tanta fuerza, sois capaces de mirar con tanta esperanza, sois una promesa de vida que lleva incorporado un cierto grado de tenacidad (cf. Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 139), que no debéis perder ni dejar que os la roben.
¿Cómo realizar los sueños, cómo contribuir a los problemas del país? Me gustaría decirte: no dejes que os roben la alegría. No dejéis de cantar y expresaros de acuerdo a todo lo bueno que aprendisteis de vuestras tradiciones. Que no os roben la alegría. Como os decía, hay muchas formas de mirar el horizonte, el mundo, el presente y el futuro. Pero es necesario cuidarse de dos actitudes que matan los sueños y la esperanza: la resignación y la ansiedad. Son grandes enemigas de la vida, porque nos empujan normalmente por un camino fácil, pero de derrota, y el precio que piden para pasar es muy caro. Se paga con la propia felicidad e inclusive con la propia vida. ¡Cuántas promesas de felicidad vacías que terminan truncando vidas! Seguro conocéis amigos, conocidos —o incluso os puede haber pasado a vosotros mismos—, el vivir momentos difíciles, dolorosos, donde parece que todo se viene encima y lleva a la resignación. Hay que estar muy atentos porque esa actitud «te hace tomar la senda equivocada. Cuando todo parece paralizado y estancado, cuando los problemas personales nos inquietan, los malestares sociales no encuentran las debidas respuestas, no es bueno darse por vencido» (ibíd., 141).
Sé que a la mayoría de vosotros os gusta mucho el fútbol. Recuerdo un gran jugador de estas tierras que aprendió a no resignarse: Eusebio da Silva, la “pantera negra”. Comenzó su vida deportiva en el club de esta ciudad. Las severas dificultades económicas de su familia y la muerte prematura de su padre, no pudieron impedir sus sueños; su pasión por el fútbol lo hizo perseverar, soñar y salir adelante, ¡y hasta llegó a hacer 77 goles para este club de Maxaquene! Tenía todo para resignarse.
#Papa Francesco arriva al Pavillon Maxaquene per l’Incontro interreligioso con i giovani del #Mozambico. Accolto dal grido dei giovani: riconciliazione pic.twitter.com/dPMGH3dQE7
— SIR (@agensir) September 5, 2019
Su sueño y ganas de jugar lo lanzaron hacia delante, pero tan importante como eso fue encontrar con quién jugar. Vosotros bien sabéis que en un equipo no son todos iguales, ni hacen las mismas cosas o piensan de la misma manera. Cada jugador tiene sus características, como lo podemos descubrir y disfrutar en este encuentro: venimos de tradiciones diferentes e inclusive podemos hablar lenguas diferentes, pero eso no impidió que nos encontremos. Mucho se ha sufrido y se sufre porque algunos se creen con el derecho de determinar quién puede “jugar” y quién tiene que quedar “fuera de la cancha”, y van por la vida dividiendo y enfrentando. Vosotros, queridos amigos, hoy sois un ejemplo y testimonio de cómo tenemos que actuar. Tú me preguntabas: ¿Cómo comprometerse con el país? Así como lo estáis haciendo, permaneciendo unidos más allá de lo que os puede diferenciar, buscando siempre la ocasión para realizar los sueños por un país mejor, pero juntos. ¡Qué importante es no olvidar que la enemistad social destruye! «Y una familia se destruye por la enemistad. Un país se destruye por la enemistad. El mundo se destruye por la enemistad. Y la enemistad más grande es la guerra. Y hoy día vemos que el mundo se está destruyendo por la guerra. Porque somos incapaces de sentarnos y hablar [...]. Seamos capaces de crear la amistad social. No es fácil, siempre hay que renunciar a algo, hay que negociar, pero si lo hacemos pensando en el bien de todos podremos alcanzar la magnífica experiencia de dejar de lado las diferencias para luchar juntos por algo común. Si logramos buscar puntos de coincidencia en medio de muchas disidencias, en ese empeño artesanal y a veces costoso de tender puentes, de construir una paz que sea buena para todos, ese es el milagro de la cultura del encuentro» (ibíd., 169).
Recuerdo ese proverbio que dice: «Si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado». Se trata siempre de soñar juntos, como lo estáis haciendo hoy. Soñad con otros, nunca contra otros; soñad como habéis soñado y preparado este encuentro: todos unidos y sin barreras. Eso es parte de la “nueva página de la historia” de Mozambique.
Jugar juntos nos enseña que no sólo la resignación es enemiga de los sueños y del compromiso, también lo es la ansiedad: «Puede ser una gran enemiga cuando nos lleva a bajar los brazos porque descubrimos que los resultados no son instantáneos. Los sueños más bellos se conquistan con esperanza, paciencia y empeño, renunciando a las prisas. Al mismo tiempo, no hay que detenerse por inseguridad, no hay que tener miedo de apostar y de cometer errores» (ibíd., 142). Las cosas más hermosas se gestan con el tiempo y, si algo no te salió la primera vez, no tengas miedo de volver a intentar, una y otra vez. No tengas miedo a equivocarte, nos vamos a equivocar mil veces, pero no caigamos en el error de detenernos porque hay cosas que no nos salieron bien la primera vez. El peor error sería abandonar los sueños y las ganas de un país mejor por la ansiedad.
#Papa in #Mozambico incontra i giovani: come impegnarsi per il Paese? Proprio come state facendo ora, restando uniti, aldilà di qualsiasi cosa vi possa differenziare, cercando sempre l’opportunità per realizzare i sogni di un Paese migliore, ma... insieme pic.twitter.com/AQn7mqpMGy
— SIR (@agensir) September 5, 2019
Por ejemplo, tenéis ese hermoso testimonio de María Mutola, que aprendió a perseverar, a seguir intentando a pesar de no cumplir su anhelo de la medalla de oro en los tres primeros juegos olímpicos que compitió; después, al cuarto intento, esta atleta de los 800 metros alcanzó su medalla de oro en las olimpíadas de Sídney. La ansiedad no la hizo ensimismarse; sus nueve títulos mundiales no le hicieron olvidar a su pueblo, sus raíces, y sigue cerca de los niños necesitados de Mozambique. ¡Cuánto nos enseña el deporte a perseverar en nuestros sueños!
Me gustaría sumar otro elemento importante: no dejéis afuera a vuestros mayores. También vuestros mayores os pueden ayudar a que vuestros sueños y aspiraciones no se sequen, no los tire el primer viento de la dificultad o la impotencia; ellos son nuestras raíces. «Piensen esto: si una persona les hace una propuesta y les dice que ignoren la historia, que no recojan la experiencia de los mayores, que desprecien todo lo pasado y que sólo miren el futuro que él les ofrece, ¿no es una forma fácil de atraparlos con su propuesta para que solamente hagan lo que él les dice? Esa persona los necesita vacíos, desarraigados, desconfiados de todo, para que sólo confíen en sus promesas y se sometan a sus planes. Así funcionan las ideologías de distintos colores, que destruyen (o de-construyen) todo lo que sea diferente y de ese modo pueden reinar sin oposiciones. Para esto necesitan jóvenes que desprecien la historia, que rechacen la riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, que ignoren todo lo que los ha precedido» (ibíd., 181). Las generaciones anteriores tienen mucho para deciros, para proponeros. Es cierto que a veces nosotros, los mayores, lo hacemos de modo impositivo, como advertencia, metiendo miedo; o pretendemos que hagáis, digáis y viváis exactamente igual que nosotros. Vosotros tendréis que hacer vuestra propia síntesis, pero escuchando, valorando a los que os han precedido. Y esto, ¿no es lo que habéis hecho con vuestra música? Al ritmo tradicional de Mozambique, la “marrabenta”, le habéis incorporado otros modernos y nació el “pandza”. Lo que escuchabais, lo que veíais cantar y bailar a vuestros padres y abuelos, lo habéis hecho vuestro. Ese es el camino que os propongo, un camino «hecho de libertad, de entusiasmo, de creatividad, de horizontes nuevos, pero cultivando al mismo tiempo esas raíces que alimentan y sostienen» (ibíd., 184).
Todos estos son pequeños elementos que pueden daros el apoyo necesario para no achicarse en los momentos de dificultad, sino para abrir una brecha de esperanza; brecha que os ayudará a poner en juego vuestra creatividad y a encontrar nuevos caminos y espacios para responder a los problemas con el gusto de la solidaridad.
Muchos de vosotros nacisteis bajo el signo de la paz, una paz trabajosa que pasó por momentos más luminosos y otros de prueba. La paz es un proceso que también vosotros estáis llamados a recorrer, tendiendo siempre vuestras manos especialmente a aquellos que están pasando en un momento de dificultad. ¡Grande es el poder de la mano tendida y de la amistad que se juega en lo concreto! Pienso en el sufrimiento de aquellos jóvenes que llegaron llenos de ilusiones en búsqueda de trabajo a la ciudad y hoy están sin techo, sin familia y que no encuentran una mano amiga. Qué importante es que aprendamos a ser manos amigas y tendidas. Buscad crecer en la amistad también con los que piensan distinto, para que la solidaridad crezca entre vosotros y se transforme en la mejor arma para transformar la historia.
Mano tendida que también nos recuerda la necesidad de comprometernos por el cuidado de nuestra casa común. Vosotros, sin lugar a dudas, fuisteis bendecidos con una gran belleza natural: bosques y ríos, valles y montañas y esas lindas playas.
Pero tristemente, hace pocos meses habéis sufrido el embate de dos ciclones, habéis visto las consecuencias del descalabro ecológico en el que vivimos. Muchos ya habéis aceptado el desafío imperioso de proteger nuestra casa común, y entre estos hay muchos jóvenes. Tenemos un desafío: proteger nuestra casa común. Este es un lindo sueño para cultivar juntos, como familia mozambiqueña, una linda lucha que os puede ayudar a mantenerse unidos. Estoy convencido de que vosotros podéis ser los artesanos de ese cambio tan necesario. Proteger nuestra casa común, una casa que es de todos y para todos.
Aux jeunes du #Mozambique : « Que peut-il y avoir de plus important pour un pasteur que d’être avec ses jeunes ? Vous êtes importants ! »#PapeAuMozambique
— Etienne Loraillère ن (@Eloraillere) September 5, 2019
🔴 A retrouver via @KTOTV ici : https://t.co/Yxwn2i3bxupic.twitter.com/haeMnR2Vvv
Y permitidme deciros una última reflexión: Dios os ama, y en esa afirmación estamos de acuerdo todas las tradiciones religiosas. «Para Él realmente eres valioso, no eres insignificante, le importas, porque eres obra de sus manos. Por eso te presta atención y te recuerda con cariño. Tienes que confiar en el recuerdo de Dios [...], su memoria es un corazón tierno de compasión, que se regocija eliminando definitivamente cualquier vestigio del mal. No quiere llevar la cuenta de tus errores y, en todo caso, te ayudará a aprender algo también de tus caídas. Porque te ama. Intenta quedarte un momento en silencio dejándote amar por Él. Intenta acallar todas las voces y gritos interiores y quédate un instante en sus brazos de amor» (ibíd., 115).
Ese amor de Dios es sencillo, casi silencioso, discreto: no avasalla, no se impone, no es un amor estridente u ostentoso; es un «amor de libertad y para la libertad, amor que cura y que levanta. Es el amor del Señor que sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de prohibición, de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro que de pasado» (ibíd., 116).
Sé que vosotros creéis en ese amor que hace posible la reconciliación; porque creéis en ese amor estoy seguro que tenéis esperanza, y que no dejaréis de andar con alegría los caminos de la paz.
Muchas gracias y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Que Dios os bendiga.
La búsqueda de la paz duradera -una misión que atañe a todos- requiere un trabajo duro, constante y sin pausas, porque la paz es como una flor frágil que trata de despuntar entre las piedras de la violencia. #ViajeApostólico#Mozambique
— Papa Francisco (@Pontifex_es) September 5, 2019