El cardenal apela el Quai d'Orsay a la 'fraternidad' francesa como garante del respeto a las creencias Parolin aboga en París por "una laicidad dinámica"
Durante una visita de dos días a París, el Secretario de Estado de la Santa Sede participó el jueves 16 de enero en el Quai d'Orsay en un coloquio conmemorativo del centenario del acuerdo Poincaré-Cerretti, que otorgó estatuto jurídico a la Iglesia católica en Francia
En su discurso, el purpurado enfatizó la necesidad de mantener relaciones constructivas entre las autoridades civiles y religiosas
| Alexandra Sirgant
(Vatican News).- Al día siguiente de su encuentro con el jefe del gobierno francés, François Bayrou, el cardenal Pietro Parolin acudió al Quai d'Orsay para participar en un coloquio titulado "Continuidad y pertinencia del acuerdo Poincaré-Cerretti de 1924", junto al ministro de Asuntos Exteriores Jean-Noël Barrot, el nuncio apostólico Monseñor Celestino Migliore y el presidente de la Conferencia Episcopal Francesa Monseñor Éric de Moulins-Beaufort.
En su discurso, el Secretario de Estado de la Santa Sede celebró la longevidad de este acuerdo, surgido de la correspondencia mantenida en enero de 1924 entre el entonces Nuncio Apostólico, Mons. Bonaventure Cerretti, y el Presidente del Consejo, Raymond Poincaré. Tras "veinte años de disputas y tensiones entre la República Francesa y la Santa Sede", provocadas por el vacío jurídico creado por la ley de 1905 sobre la separación de la Iglesia y el Estado, el acuerdo Poincaré-Cerretti permitió la creación de asociaciones diocesanas que respetaban la autoridad jerárquica del obispo. "Aunque no fue apoyado unánimemente en el seno de la Iglesia, a nadie se le ocurriría hoy ponerlo en tela de juicio", afirmó el cardenal Parolin.
La fraternidad como garante del respeto de la laicidad
El cardenal italiano se refirió a continuación al concepto fundacional francés de laicidad, que "no se cuestiona en principio", pero cuya "interpretación concreta y el modo en que se entiende, invoca o aplica pueden suscitar inquietud, sobre todo cuando se asocia a sentimientos antirreligiosos o atenta contra las tradiciones". Recordando el llamado del Papa a una "sana laicidad" durante su visita a Ajaccio el 15 de diciembre, el Secretario de Estado abogó por el desarrollo de "una laicidad evolutiva y dinámica, capaz de adaptarse a una variedad de contextos y de promover una cooperación permanente entre las autoridades civiles y religiosas".
Francisco promueve Córcega como modelo de "sana laicidad"
Si bien "la llegada de poblaciones de orígenes culturales y religiosos diversos pone a veces en tela de juicio la laicidad tal como se ha construido en Francia", el cardenal Parolin invita a apelar a otro valor fundacional de la República Francesa: la fraternidad. "Resolver estas tensiones exige respetar el equilibrio entre la igualdad de los ciudadanos y su libertad de conciencia, un equilibrio que sólo la fraternidad puede hacer posible", explicó.
El purpurado subrayó su deseo de que el catolicismo, al igual que las demás religiones, sea tratado siempre respetando la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos y el respeto de todas las creencias, tal como estipulan la ley de 1905 y la Constitución francesa.
La reconstrucción de Notre-Dame, fruto de la buena colaboración entre Iglesia y Estado
El Secretario de Estado de la Santa Sede deploró el frecuente ostracismo de la Iglesia, destacando el entusiasmo generado en Francia los días 7 y 8 de diciembre con motivo de la "reapertura" de la catedral de París. "Este entusiasmo no era simplemente un poderoso símbolo, sino también la expresión de las aspiraciones de todos: reunirse en paz en un lugar sagrado que ha resistido el paso del tiempo, marcando las grandes horas de la historia de Francia desde hace 850 años", subrayó. Cinco años después del incendio que arrasó la catedral, "Notre-Dame, en el esplendor de su belleza redescubierta y magnificada, ofreció a todos un momento de gracia, fraternidad y comunión".
"A la luz de este ejemplo reciente, ¿cómo no subrayar hasta qué punto las buenas relaciones entre la Iglesia y el Estado, respetando la laicidad, han sido esenciales y complementarias para restaurar la joya parisina de Francia?". Parolin concluyó de este modo su discurso, expresando el deseo del Santo Padre de "mantener relaciones pacíficas y constructivas entre la Iglesia y el Estado".
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