El patriarca de Jerusalén celebra, por segunda vez, la Navidad entre bombas Pizzaballa: "Este es el segundo año que tenemos una Navidad triste en Belén"

Pizzaballa, en Belén
Pizzaballa, en Belén Patriarcado Latino de Jerusalén

"El mundo debe trabajar para poner fin a nuestro sufrimiento como pueblo palestino, para poner fin a la ocupación y para darnos nuestros derechos y darnos la oportunidad de lograr nuestra identidad", declaraba el alcalde de Belén

"Queremos, especialmente para esta Navidad, queremos decir a nuestra gente que no pierda la esperanza. Es posible también derribar el muro más difícil, el odio, la división, el desprecio y la falta de justicia y dignidad que estamos viviendo aquí", añadía Pizzaballa

Cientos de fieles asistieron a una triste Misa del Gallo en la Iglesia de la Natividad de Belén. Faltaron los vítores habituales, y ningún árbol de Navidad ni adornos cse veía en la plaza del mismo nombre. Dos años de guerra en Gaza y la prohibición de entrada de peregrinos siguen ahogando las expectativas de este pequeño enclave en Cisjordania. El patriarca de Jerusalén, cardenal Pizzaballa, que días antes no pudo entrar en Gaza, no tuvo problema en hacerlo esta Nochebuena en Belén para celebrar el nacimiento del Niños Dios. 

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"La Iglesia de Tierra Santa, la Iglesia de Jerusalén, sin peregrinos no está completa", subrayó Pizzaballa, tras entrar en la ciudad, atravesando el muro de separación desde Jerusalén. Tengo que decir que la Navidad en Belén siempre es bonita, pero este es el segundo año que tenemos una Navidad triste en Belén", añadió.

Antes de la misa, las autoridades israelíes permitieron una visita del purpurado a Gaza, para celebrar una misa prenavideña, en la que Pizzaballa denunció la terrible guerra y "las consecuencias que provocan la división". "Estamos en el lugar donde las divisiones son muy evidentes también desde el punto de vista estructural".

"Queremos, especialmente para esta Navidad, queremos decir a nuestra gente que no pierda la esperanza. Es posible también derribar el muro más difícil, el odio, la división, el desprecio y la falta de justicia y dignidad que estamos viviendo aquí", culminó.

Ya desde un Belén vacío y pobre, Pizzaballa clamó por la vuelta de los peregrinos, del árbol y de las luces en la ciudad. "El mundo debe trabajar para poner fin a nuestro sufrimiento como pueblo palestino, para poner fin a la ocupación y para darnos nuestros derechos y darnos la oportunidad de lograr nuestra identidad, nuestra independencia, nuestra libertad, y para protegernos de los peligros que causan los continuos de la ocupación israelí", secundaba el alcalde de Belén, Anton Salman.

Antes de la Misa de Nochebuena, Pizzaballa hizo su entrada en Jerusalén entre dos filas de fieles, pasando, como de costumbre, por la puerta del muro medianero, junto a la tumba de Raquel, y luego recorrió el centro de la ciudad que dio la Navidad a Jesús. Dándole la bienvenida, los scouts de Belén con pancartas. Una de ellas rezaba: 'Nuestros niños quieren jugar y reír'. ¿Será posible, en la próxima Navidad?

"Nuestros hijos quieren reir y jugar"

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