(Vatican News).- La Conferencia Episcopal de Nigeria ha instado al gobierno a intensificar sus esfuerzos para dar caza a los atacantes de la iglesia de San Francisco Javier en el estado de Ondo. Los obispos advirtieron que si no lo hacen se acelerará la caída del país en la anarquía. La seguridad es uno de los retos más problemáticos de Nigeria, el país más populoso de África y con la mayor economía del continente.
Obispos: el gobierno debe actuar con decisión
"Ningún lugar parece ser de nuevo seguro en nuestro país; ni siquiera el recinto sagrado de una Iglesia": lo afirmó el presidente de los obispos, monseñor Lucius Ugorji, conmocionado tras enterarse anoche de la masacre de Owo, que causó la muerte de 21 personas, según el último balance de las autoridades locales.
"Condenamos enérgicamente el derramamiento de sangre inocente en la Casa de Dios. Los criminales responsables de un acto tan sacrílego y bárbaro demuestran su falta de sentido de lo sagrado y del temor de Dios", denuncian además los prelados. "Si el gobierno no actúa con decisión acerca de una cuestión tan grave", continúan diciendo, "se corre el riesgo de acelerar la caída del país en la anarquía".
Los obispos sostienen que los gobernantes deben asumir la responsabilidad principal de garantizar la vida y los bienes de los ciudadanos: "¡El mundo nos está mirando! Y también Dios nos observa".
Onaiyekan: El Islam no está en guerra con nosotros
Los ataques a lugares religiosos son especialmente delicados en Nigeria, donde a veces estallan las tensiones entre comunidades en un país con un sureste predominantemente cristiano y un norte predominantemente musulmán. Sin embargo, este tipo de ataques son poco frecuentes en el relativamente pacífico suroeste del país.
El padre misionero Giulio Albanese descarta que se trate de una guerra religiosa e identifica a los fulanis como autores: son "pastores nómadas que siempre han estado en conflicto por la tierra con la población asentada, buscando constantemente en todo el país un territorio que ocupar". Atacar una iglesia, refiere el sacerdote, es "quizás un mensaje político". Una venganza por las medidas del gobernador que ha emitido varias "restricciones" contra ellos.
"El padre misionero Giulio Albanese descarta que se trate de una guerra religiosa e identifica a los fulanis como autores, pastores nómadas que siempre han estado en conflicto por la tierra "
"Dicen que el presidente es del mismo grupo étnico, pero eso no es lo importante. La cuestión es que la policía, el ejército y las fuerzas del orden son incapaces de detenerlos", dice el cardenal John Olorunfemi Onaiyekan, que también señala: el Islam no está en guerra con nosotros. En la actualidad, "prevalece una sensación de inseguridad entre la población. Dolor y rabia. La gente se siente impotente frente a estos criminales, subraya el cardenal, sin ninguna forma ni nadie que nos defienda".
Sor Agnes: estamos aterrorizados, pero debemos permanecer junto a la gente
"Los atacantes ni siquiera entraron en la iglesia, dispararon a través de las ventanas", dijo a la AFP Richard Olatunde, portavoz del gobernador del estado de Ondo. El ataque se produjo en vísperas de que el Congreso de All Progressives Congress (APC) ponga en marcha las elecciones primarias, para elegir a su candidato para las elecciones presidenciales de 2023. Se espera que el presidente Muhammadu Buhari, antiguo general del ejército, termine su segundo mandato en febrero de 2023, tal y como estipula la Constitución. Nos pusimos en contacto por teléfono con la hermana Agnes Adeluyi, de las Hermanas de San Luis en Owo, que es enfermera en el Hospital de San Luis y está atendiendo a las personas con lesiones físicas graves. Ella nos relata cómo están trabajando:
¿Cómo están los heridos?
La mayoría están mejor hoy, pero algunos están en estado grave, sangrando por las balas que recibieron, a pesar de las operaciones a las que ya fueron sometidos. Algunos necesitan otra operación hoy. Muchos recibieron disparos en la cabeza o en lugares delicados. Hay una mujer, por ejemplo, que tiene la vejiga y el útero totalmente destruidos.
¿En qué condiciones trabajan?
Sólo tenemos cuatro médicos. Estamos trabajando bajo demasiada presión. Pero el gobierno ha enviado tres médicos más para ayudarnos. Normalmente se trata de un hospital en el que se paga por el tratamiento, pero se decidió que por esta circunstancia todo estará a cargo del hospital. Esperamos que el gobierno nos ayude con la financiación. Aquí no tenemos electricidad, usamos generadores, gastamos mucho, también porque todo ha aumentado últimamente.
¿Dónde estaba usted cuando tuvo lugar la masacre?
Estaba en Owo, aquí hay muchas iglesias, ya habíamos ido a misa en un politécnico. Estábamos en la capilla para la adoración eucarística cuando escuchamos el sonido de dos explosiones. Las iglesias están cerca, alguien nos informó de lo que estaba ocurriendo y nos ordenó que abandonáramos el lugar donde estábamos y nos dirigiéramos a Akure, donde se encuentra nuestra casa general. En lugar de ir allí, fuimos directamente al hospital para ayudar a los heridos.
¿Cuáles son las especulaciones sobre los asesinos? Algunos observadores creen que fueron los Fulanis....
Nos enteramos de que el altar de la iglesia fue completamente destruido. Sí, dicen que fueron ellos. Dos de ellos fueron asesinados por la policía que intervino.
¿Cómo se puede seguir viviendo con el riesgo de morir bajo este tipo de ataques?
Es un reto continuo. Debemos seguir trabajando y ayudando a la gente. Debemos ser siempre conscientes de que los fulanis nos rodean en el bosque y pueden atacarnos en cualquier momento. Estamos aterrorizados, pero debemos perseverar. Todos tenemos miedo porque en realidad no hay apoyo de protección por parte del gobierno. La gente tiene miedo ahora incluso de ir a la iglesia. Esta mañana sólo estaban las monjas en la misa, todo el mundo tiene miedo ahora. Pero no podemos quejarnos de esta ausencia, no hay seguridad.
¿Cuál es el objetivo de estos ataques?
Lo que hemos entendido es que estos pastores quieren tomar bajo su control el territorio de Nigeria, especialmente en el sur. Vienen del norte para golpear las zonas del sur y apoderarse de los recursos de estas tierras. Nuestros obispos no callan y condenan esta situación que se repite cíclicamente.
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