Zuppi (CEI) y Crociata (COMECE) reivindican el legado y el futuro de Europa "Querida Unión Europea": la declaración de amor de los obispos al Viejo Continente
"Sois uno, sois «Europa», pero abrazáis nada menos que a 27 países, con 450 millones de habitantes, que han elegido libremente unirse para formar la Unión en la que os habéis convertido. ¡Qué maravilla! En lugar de pelearos o ignoraros, ¡conoceros y llevaros bien!"
"Sois un organismo vivo, así que tal vez haya llegado el momento de nuevas reformas institucionales que os hagan estar más a la altura de los retos actuales"
"Querida Europa, no puedes mirar sólo hacia dentro. No podéis vivir sólo para estar bien, sino estar bien para ayudar al mundo, para luchar contra la injusticia, contra la pobreza"
Elecciones 9-J: "No ir a votar no equivale a permanecer neutral, sino a asumir una responsabilidad concreta, la de dar a otros el poder de actuar sin nuestra libertad, cuando no en contra de ella"
"Después de un periodo tan largo de paz, pensábamos que una guerra en suelo europeo sería ya imposible. En cambio, los dos últimos años nos dicen que lo que parecía impensable ha vuelto"
"Querida Europa, no puedes mirar sólo hacia dentro. No podéis vivir sólo para estar bien, sino estar bien para ayudar al mundo, para luchar contra la injusticia, contra la pobreza"
Elecciones 9-J: "No ir a votar no equivale a permanecer neutral, sino a asumir una responsabilidad concreta, la de dar a otros el poder de actuar sin nuestra libertad, cuando no en contra de ella"
"Después de un periodo tan largo de paz, pensábamos que una guerra en suelo europeo sería ya imposible. En cambio, los dos últimos años nos dicen que lo que parecía impensable ha vuelto"
"Después de un periodo tan largo de paz, pensábamos que una guerra en suelo europeo sería ya imposible. En cambio, los dos últimos años nos dicen que lo que parecía impensable ha vuelto"
"Querida Unión Europa". Así arranca la carta que, con motivo del Día de Europa, han escrito el presidente de COMECE, Mariano Crociata, y el líder de los obispos italianos, el cardenal Matteo Zuppi. Una 'declaración de amor' al Viejo Continente, un "abrazo de "27 países, con 450 millones de habitantes, que han elegido libremente unirse".
"¡Qué maravilla! En lugar de pelearos o ignoraros, ¡conoceros y llevaros bien! Lo sabemos: no siempre es fácil, pero qué decisivo es, en lugar de levantar barreras y defensas, borrarlas y trabajar juntos", destacan los prelados, que muestran sus deseos para el futuro del continente: "Que fortalezcas lo que representas y lo que eres, que todos aprendamos a sentirte cercano, amigo y no lejano o desconocido".
"Lo necesitáis porque a menudo la gente habla mal de vosotros y muchos olvidan cuántas cosas importantes hacéis. Durante el COVID lo vimos: sólo juntos podemos hacer frente a las pandemias. Por desgracia, sólo nos damos cuenta de ello cuando nos vemos abrumados por la necesidad, ¡y entonces lo olvidamos fácilmente! Así, cuando pensamos que podemos hacerlo solos acabamos todos contra todos", glosan Crociata y Zuppi.
La carta hace un repaso, en lenguaje coloquial (se dirije al continente como 'tú'), del legado de Europa. "Antes de ti, durante siglos, libramos guerras interminables y murieron millones de personas", lamentan, recordando que "todos los sueños de paz se han hecho añicos sobre las rocas de las guerras, las últimas de las cuales fueron las guerras mundiales, que trajeron una inmensa destrucción y muerte", desde la II Guerra Mundial y "el mal absoluto con la Shoah y la amenaza para la supervivencia de toda la humanidad con la bomba atómica", de la que surgió "la semilla de la comunidad de países soberanos que es hoy la Unión Europea".
"No podéis ser solo una burocracia"
Tras recordar a Schuman, Adenauer o De Gasperi, COMECE y CEI repasan los comienzos de la UE, la caída del Muro de Berlín, la ampliación a los países del Pacto de Varsovia, la moneda única o el Tratado de Lisboa. Hoy, "sois un organismo vivo, así que tal vez haya llegado el momento de nuevas reformas institucionales que os hagan estar más a la altura de los retos actuales", señalan, aunque advierte: "No podéis ser sólo una burocracia, por muy necesaria que sea para hacer funcionar organizaciones tan complejas como en la que os habéis convertido. Las directivas y los reglamentos por sí solos no aumentan la cohesión. Se necesita un alma".
Hoy, en mitad de nuevas guerras (Ucrania, Gaza), que sacuden el continente, los obispos piden "manener vivo el espíritu de los comienzos". "Después de un periodo tan largo de paz, pensábamos que una guerra en suelo europeo sería ya imposible. En cambio, los dos últimos años nos dicen que lo que parecía impensable ha vuelto", admiten, para señalar que "tenemos que retomar el proyecto de los padres fundadores y construir nuevos pactos de paz si queremos que termine la guerra contra Ucrania, y también la guerra en curso en Oriente Medio, que estalló tras el ataque terrorista a Israel del 7 de octubre, y con ella el antisemitismo, nunca derrotado y que ahora resurge. Hasta nuestra Constitución italiana lo dice muy bien: ¡es necesario combatir la guerra y repudiarla de verdad!".
Si no se cuida la paz, volverá la guerra
Porque, "si no se cuida la paz, siempre existe el riesgo de que vuelva la guerra", escriben Crociata y Zuppi, que también reivindican el papel de la UE a nivel diplomático. "Despierta tu fuerza para que se oiga tu voz, para que se establezcan nuevos equilibrios y relaciones internacionales". Pese a las "divisiones internas" que "no os permiten asumir el papel que vuestra estatura histórica y cultural esperaría".
"¿No veis el riesgo de que vuestras divisiones internas debiliten no sólo vuestro peso internacional, sino también vuestra capacidad para responder a las expectativas de vuestros pueblos?"
"¿No veis el riesgo de que vuestras divisiones internas debiliten no sólo vuestro peso internacional, sino también vuestra capacidad para responder a las expectativas de vuestros pueblos?", se preguntan, advirtiendo que, como demostró la pandemia, "tantas ventajas adquiridas podrían desvanecerse".
"Queremos que todos sintamos el orgullo de pertenecer a ti, Europa. Hoy en día, todo lo que está más allá de las fronteras del propio país parece lejano, a veces extranjero. Sin embargo, las dos pertenencias, la nacional y la europea, se implican mutuamente", recalca la carta, que defiende "nuestras ideas y valores" que "definen tu rostro, querida Europa".
Cristianos, y europeos
"Como cristianos, seguimos sintiendo una profunda responsabilidad; y encontramos en vosotros tanta atención a la dignidad de la persona, que el Evangelio de Cristo ha sembrado en nuestros corazones y en vuestra cultura. Sufrimos no poco, por tanto, al ver que tenéis miedo de la vida, no sabéis defenderla y acogerla desde su inicio hasta su fin, y no siempre fomentáis el crecimiento demográfico", añade el escrito, que también afronta el desafío migratorio. "Querida Europa, no puedes mirar sólo hacia dentro. No podéis vivir sólo para estar bien, sino estar bien para ayudar al mundo, para luchar contra la injusticia, contra la pobreza".
"Desde hace décadas sois el punto de llegada, el sueño de tantos emigrantes que desde distintos continentes buscan una vida mejor dentro de vuestras fronteras (...). No se trata de acoger a todos, sino de que nadie pierda la vida en los «viajes de la esperanza» y muchos puedan encontrar hospitalidad. Quien acoge, ¡genera vida!", apuntan los obispos, que recuerdan que "la Unión no puede subsistir al margen de una reciprocidad de relaciones internacionales que afirmen su reconocimiento y su tarea histórica, y que promuevan el progreso social y económico común bajo el signo de la amistad y la fraternidad".
No se trata de acoger a todos, sino de que nadie pierda la vida en los «viajes de la esperanza» y muchos puedan encontrar hospitalidad. Quien acoge, ¡genera vida!
De cara al futuro, la carta ve que "es hora de un nuevo gran relanzamiento de vuestro camino como Unión hacia una integración cada vez más plena", a una defensa común y a un proceso de ampliación. La inteligencia artificial, el cuidado del medio ambiente y de los derechos de todos son otros de los aspectos a cuidar para no ceder ante las "amenazas al desarrollo ordenado de la vida democrática y la posibilidad misma de una memoria y una historia no distorsionadas".
Respecto a las elecciones del 9-J, los obispos las ven como "una oportunidad propicia e irrepetible, que hay que aprovechar sin vacilar". "Por ello, hacemos un llamamiento a todos, candidatos y ciudadanos, empezando por los jóvenes de 16 años que votarán por primera vez en algunos países, para que sientan lo importante que es realizar este gesto cívico de participación en la vida y el crecimiento de la Unión", señalan los obispos, que inciden en que "no ir a votar no equivale a permanecer neutral, sino a asumir una responsabilidad concreta, la de dar a otros el poder de actuar sin nuestra libertad, cuando no en contra de ella".
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