Concluye la primera asamblea del Sínodo alemán con el celibato y la moral como ejes "Las mujeres se están yendo, no nos queda mucho tiempo"

“Admitir sacerdotes casados no significa abolir el celibato”. El obispo de Osnabrück, Franz-Josef Bode, puso voz al sector mayoritario del Sínodo alemán, que ayer concluyó su primera asamblea con un intenso debate acerca del celibato, la moral sexual y el papel de la mujer en la Iglesia. Un papel que, sin duda, marcará el futuro de la institución, en Alemania y el resto del mundo.

El debate sobre el celibato, que tiene un ojo puesto en la inminente publicación de la exhortación del Papa Francisco tras el Sínodo de la Amazonía, está muy vivo en Alemania. Así, Bode se mostró a favor de una postura menos rigorista en lo tocante a la castidad. “Apoyo la postura de una decisión consciente del celibato”.

Lo que está claro es que en el 'camino sinodal' hay posturas para todos los gustos, como conviene en un Sínodo. Por contra, el obispo auxiliar de Colonia, Dominikus Schwaderlapp, insistió en que él apuesta por vivir el celibato totalmente, “con todos sus altibajos”. No es el único.

Voto para la mujer

Otro de los grandes debates que marcarán el presente y el futuro del Sínodo alemán (y, seguramente, de toda la Iglesia en el futuro) es el del papel de la mujer. En este Sínodo, en el que participa un tercio de mujeres, se acordó que su voto sería igual al de los hombres. No es suficiente.

“Las mujeres vienen con poder y están aquí, en medio de nosotros”, se escuchó en el aula. Y es que, como afirmó Claudia Lücking-Michel, del Comité Central de los Católicos Alemanes, esta cuestión está en el centro de la viabilidad de la Iglesia.

“La continuidad de la Iglesia católica depende de ello. Las mujeres se están yendo. No nos queda mucho tiempo”, insistió.