Versos de JESÚS MAULEÓN a la muerte de su madre (y 3). "Y estás en el GRAN CORO"

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Me gustaría concluir hoy la presentación del libro de poesía "Este debido llanto". Después de dos post (pulsar 1 y 2) con seis poemas, cerraremos la trilogía apretadamente, ofreciendo cuatro nuevos temas. El título "Y estás en el GRAN CORO" nos anuncia un hermoso primer poema que, según costumbre, ofrecemos completo.

Es fácil sentir los versos de Mauleón como escritos sólo para mí, para ti, para todos... Su sencilla expresión, su misticismo, su cotidianidad, su ternura, como fruto maduro en el árbol, alimentan el corazón y la alegría de quienes acercamos nuestros ojos y nuestras manos a recoger sus dones.

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TE GUSTABA CANTAR



Visión escatológica de un más allá, sublimación, no ruptura del más acá. Dibuja Mauleón una bellísima escenografía no sé si barroca o naif. Y allí, ella. La madre. Cantando a coro un himno al Señor, Dios del Universo. Resuena su voz en lo más alto, porque hasta allí, con los humildes, fue ascendida. No falta un "aleluya" final. Ni un afirmativo "Amén". Ni la palabra "Amor" en el corazón del definitivo Paraíso.

Y ESTÁS EN EL GRAN CORO

Y estás en el gran coro, tú, la humilde,
la campesina, sabia, habituada al silencio.
Te gustaba cantar, y ahora te acompaña un órgano
de olivos, viñas, ríos, montes,
de un cielo y un enjambre de astros, oros
de soles que se acercan resonando
sus sones cegadores, de una tormenta cósmica
inmensa y acordada de truenos y trompetas.
Ahora te abrazan y acompañan
el mar y el cielo puesto en pie
de luz, y en él todos los santos
unidos en un coro que sube, y de alegría
hace llorar al cielo.

Y ahora estás frente a Dios, el canto único
al que todos los cantos del cielo y de la tierra
se suman en acorde y en el vértigo
de la suprema luz que de sol y de gloria
estalla y permanece:

"Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del Universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria."
Llena está tu gloria de ti mismo, llena de gloria está
la multitud gloriosa de los tuyos. Y la mujer humilde,
campesina, a menudo callada y habituada al silencio,
canta, y su voz es más bella, más plena en la alabanza
que la tierra y el mar, más poderosa
que la voz de los astros.

"Las misericordias del Señor
cantaré para siempre.
¡Hosanna en las alturas!"
Hosanna en los oídos donde toda la música
confluye y se refugia, y la armonía
que es Amor se hace eterna.
Amén.
Aleluya.

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SIGUIÓ ANDANDO EL RELOJ

Me ha referido Jesús la honda impresión que le causó, días después del funeral, escuchar el agresivo compás del despertador, latiendo vivo junto al deshabitado lecho de la madre ausente:



EL TIEMPO MUERTO

Siguió andando el reloj.
Mecánico, ignorante,
prolongó sus tic-tacs, su impasible ajetreo
en la mesilla yerma de tu cama vacía.
Muchos días aún y muchas noches
cumplió el latido fiel su corazón sin alma.

Siguió, siguió el reloj. Y no sabía
que había muerto el tiempo.

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TE TUVE COMO UN DIQUE PARÁNDOME LA MUERTE



El próximo título me recuerda los versos de Ungeretti, en el poema "La madre", donde describe a su progenitora de rodillas frente al Eterno, intercediendo por el hijo... "Alzarás temblorosa los cansados brazos, / igual que hiciste al morir / y dirás: Dios mío, heme aquí. // Y sólo cuando Él me haya perdonado / tendrás deseos de mirarme..." La madre, entonces, misión cumplida, feliz exhala un rápido suspiro...

MIRO ACERCARSE A DIOS

Mientras estabas tú, te tuve como un dique
parándome la muerte.
Ahora que tú te fuiste
veo venir las aguas
tronando de alta mar hacia mi pecho.
Aquí, quieto y en pie,
miro acercarse a Dios,
blancura poderosa de la espuma
resonando en las olas que anochecen.

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NIÑA QUE JUEGA CON LOS ÁNGELES

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Un último poema, de cierta extensión. La madre de Jesús dio a luz hace años una niñita, Mari Loli, que, cosas de la época, no llegó al año de vida. Pero la madre, a lo largo de más de medio siglo, conservó en la cartera y contemplaba con frecuencia una fotografía suya, hoy muy deteriorada. Para ella, la niña seguía viva en su corazón y en el corazón de Dios.



Es emocionante la evocación que hace Jesús Mauleón de su hermanita ausente. Una lección para el hombre de hoy que con tanta frivolidad interrumpe embarazos y remite a un hospital o a un funcional tanatorio, lejos del hogar, las definitivas presencias de los seres queridos. (Si alguien está interesado en este tema del aborto, le sugiero dos entregas de mi blog, pulsando aquí y aquí.)

YA LE HABRÁS DADO UN BESO ETERNAMENTE

Ya le habrás dado un beso eternamente
a la niña que juega con los ángeles,
la vida pura que como regalo
llevaste nueve meses en tu seno.
Luego llegó a este mundo; diez meses más de gloria
se hizo rosa a tus pechos y en tus brazos.
Pero el enero frío nos la robó de pronto
arrancándote el alma de los besos,
arrancando la mía, que de niño
yo también la besaba y la abrazaba.

Vivió diez meses, pura criatura,
rosa toda mortal y florecida,
mas Dios se la llevó adonde se lleva
las rosas que no mueren.
Y tú ahora, por fin,
en el edén del Padre de las flores,
la abrazas ya radiante de perfume.

Estoy mirando aquí desde el destierro
la foto que llevaste en tu cartera
de mano, de corazón, sesenta años:
borrosa, desgastada, besada tantas veces.
Ni lo seguro de tu propia muerte
pudo al final robarte
su cara y su sonrisa, los luceros
abiertos, grandes de sus ojos claros. Nada
fue capaz de borrar de tu memoria
la pena mitigada y su recuerdo,
ya por mano del tiempo
más amoroso que dolido.

Ahora que estás ya allí
donde los días son de luz eterna,
bésala de mi parte, cántale
como yo le cantaba,
repite los requiebros que inocente
yo también le inventé, hazle fiestas
en la fiesta de Dios donde la vida
es ya vida feliz y para siempre.


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A JESÚS MAULEÓN se le murió
la madre con 94 años,
y acaba de publicar un tremendo poemario


1.Versos de JESÚS MAULEÓN a la muerte de su madre (1):

VEDLE AHÍ RASTREANDO
YA ME DESPIDO AQUÍ
JOVEN PARA SIEMPRE


2.Versos de JESÚS MAULEÓN a la muerte de su madre (2):

HAGAMOS UNA FIESTA
COMO A UNA HIJA REINA
DÍME TÚ CÓMO ES DIOS


3.Versos de J. MAULEÓN a la muerte de su madre (3):

ESTÁS EN EL GRAN CORO
EL TIEMPO MUERTO
MIRO ACERCARSE A DIOS
YA LE HABRÁS DADO UN BESO ETERNAMENTE


4.Un misterioso lector nos refiere su experiencia con versos de Jesús Mauleón.

ESTOS GERANIOS ROJOS
EN ESTE SILLÓN


5."Y tú, ¿dónde estás?". Jesús Mauleón medita la muerte de su hermano.

Y TÚ, ¿DÓNDE ESTÁS?


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