El cura “rojo” de Amara Zaharra cumple 95 años Felicidades a D. Pablo y a la comunidad cristiana que preside desde hace más de 60 años
El futuro obispo de San Sebastián tendrá que defender la continuidad de la comunidad Mundo Nuevo en el barrio
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Este Domingo el viejo lavadero convertido en iglesia hace más de 60 años en el donostiarra barrio de Amara Zaharra está de fiesta, su párroco cumple 95 años. Y ahí sigue, en plena forma. El primer obispo de San Sebastián, monseñor Jaime Font y Andreu, le encargó “buscarse la vida en una barriada marginal” en la que la Diócesis quería que hubiese una parroquia, quizá para repartir a la feligresía de la demarcación correspondiente a la iglesia catedral del Buen Pastor.
Hace seis meses publiqué una entrevista con este sacerdote que, y según cuentan desde el propio barrio, hoy sigue circulando y la ven “hasta en las tascas del barrio”.
(entrevista)
Don Pablo es el alma de la comunidad, la alegría es su “obsesión pastoral”, y la contagia en las celebraciones, que quizá para algunos son trasnochadas y para otros poco “ortodoxas”. Pero la realidad es que sigue caminando al frente de la misma comunidad desde hace más de seis décadas. Ningún obispo ha “osado” sacarle de allí, y, me consta que el nuevo obispo de Orihuela - Alicante le tiene en gran aprecio y gozan de una buena relación ambos. Por eso el nuevo prelado que llegue a San Sebastián encontrará en Amara Zaharra un campo que da frutos. Pero también una “patata caliente” que deberá abordar con celo pastoral: El viejo lavadero está “sentenciado” por proyectos urbanísticos que, muy probablemente, están esperando pacientemente su turno.
Non solum sed etiam
Las piedras, piedras son, y la comunidad “Mundo Nuevo” como se identifica a esta parroquia de Santiago, no tendrá apego a lo material de este mundo cuando llegue el momento, pero lo que nadie debería permitir es que esa comunidad no tenga, antes de derribar un solo ladrillo, su nueva ubicación. Y ahí es donde el nuevo obispo deberá jugar sus cartas para conseguir que la comunidad no se mueva del barrio, más aún que siga en el corazón del mismo, que puedan seguir celebrando al estilo de los 80, representando el Misterio de la Navidad en Diciembre y la Pasión en Semana Santa.
Más de uno tendría por buen regalo para el 96 cumpleaños de Don Pablo un diseño, expresado en negro sobre blanco, que garantice el futuro de un “Mundo Nuevo” con larga vida.
Un detalle que me parece importante. Esta comunidad no está preocupada por quién sucederá a monseñor Munilla, ni por dar un perfil para el sucesor. Lo que les importa es garantizar una larga vida a un proyecto pastoral, eclesial, y social que puso a Cristo en medio del barrio gracias a las putas y las comunistas.
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