Si Vis pacem para Veritas, el modelo colombiano Francisco de Roux: "¿Cómo nos atrevimos a dejar que pasara y cómo nos podemos atrever a permitir que continúe pasando?"
El 6 de julio se presentará el informe Final de la Comisión de la Verdad para todo Europa desde Euskadi
instituciones del Gobierno Vasco y Catalán han colaborado con la Comisión de la Verdad, especialmente en las entrevistas e informaciones recabadas de los colombianos en la diáspora,
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Dos acontecimientos han coincidido en el tiempo, en España la cumbre de la OTAN, que condicionada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia podríamos decir que sus reuniones se sustentaban en esa máxima latina del “Si vis pacem, para bellum”.
La Alianza Atlántica quiere reforzar sus lazos y sus defensas en un justo derecho a la autodefensa y la respuesta proporcional ante un hipotético ataque ruso.
Al otro lado del charco, en la ciudad de Bogotá concretamente se celebraba un acto que partía de una máxima absolútamente diferente: Si vis pacem, para Veritas. Hay futuro si hay verdad. Así rezaban las camisetas que portaban algunos de los miembros de la Comisión de la Verdad que presentaron este martes 28 de junio de 2022 su informe final. Un trabajo que se inició en el 2018 y que ha recogido el testimonio de más de 27 mil personas para encontrar respuestas a muchas preguntas sobre el origen del conflicto armado en Colombia y su macabra historia de más de 60 años.
Al frente de esta comisión un soldado de Cristo, el jesuíta Francisco de Roux. Este colombiano ha sido el mascarón de proa, o para ser más precisos la roda de la nave encabezando y soportando las primeras embestidas, presiones y amenazas que ha llegado a vivir esta comisión.
Gracias a la tecnología y al seguimiento telemático que la pandemia nos ha normalizado pude asistir a la presentación pública de este informe que fue entregado en mano al presidente electo de Colombia Gustavo Petro, quien recogió el comentario de uno de los testimonios que se pudieron escuchar en el preámbulo del acto, “la verdad no puede ser un arma para la venganza”.
El Papa Francisco dirigió un sencillo mensaje de apoyo y trasladó su deseo de que el pueblo colombianao siga “recorriendo caminos de reconciliación que ayuden a reforzar la fraternidad, ser artesanos de la paz y que generen procesos de reencuentro”.
Lo que se desprende de la presentación de este informe final es un trabajo serio, profundo, valiente y que puede llegar a ser una referencia para otros conflictos. De hecho todo el trabajo ha quedado plasmado también en un material didáctico de acceso on line al que se podrá acudir desde cualquier rincón del mundo.
La intervención más importante corrió a cargo del presidente de esta comisión, el jesuita Francisco de Roux, quien dejó frases lacónicas cargadas de crudeza y verdad, frases que pueden ser titulares en sí mismos: "¿Cómo nos atrevimos a dejar que pasara y cómo nos podemos atrever a permitir que continúe pasando?", preguntó Francisco de Roux, sacerdote jesuita y presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en Colombia (CEV), refiriéndose al conflicto armado más largo de América Latina.
En el apartado de conclusiones se señalan entre otras: “El narcotráfico no solo fue financiador del conflicto, sino que fue una arraigada industria que permeó la economía y el sistema político. El conflicto no solo tuvo causas armadas, sino también no armadas, que formaron parte de un entramado económico, político e incluso cultural que fomentaron el alzamiento en armas de campesinos y líderes políticos excluidos. El modelo económico neoliberal que se implantó durante décadas, sobre todo después de los años 90, fomentó la exclusión y la desigualdad. El modelo de seguridad del Estado, en parte financiado por Estados Unidos e ideado en el marco de la guerra contra las drogas, puso a las Fuerzas Armadas en "modo guerra". Eso impidió abordar el conflicto como un complejo proceso histórico en el que el Estado jugó, también, un rol como victimario. La exclusión no fue solo económica: los patrones de discriminación racial, étnica, cultural y de género jugaron un papel crucial en la persistencia del conflicto. El Estado desprotegió regiones y poblaciones vulnerables, y sobre todo a jóvenes que, ante la crisis económica y las lógicas de la guerra presente en sus territorios, se vieron obligados a entrar a los grupos armados como una forma de vida posible.”
Francisco de Roux expuso algunas de las preguntas claves que los 11 miembros de la Comisión se han ido planteando a lo largo del trabajo: Preguntas como “¿Por qué el país no se detuvo para pedir para la guerra política y negociar desde el principio una paz”, “Dónde estaban el Congreso, los partidos políticos las autoridades religiosas sacerdotes, obispos, comunidades religiosas; los agentes sociales, los creadores de opinión, los responsables de los medios de comunicación, los hombres y mujeres de la cultura del país, los educadores?” “¿Hasta dónde los que tomaron las armas contra el gobierno calcularon las consecuencias?” …"¿Cómo nos atrevimos a dejar que pasara y cómo nos podemos atrever a permitir que continúe pasando?"
Me detengo aquí porque tendré tiempo de acercarme con más detalle a este informe en más ocasiones, por ejemplo a partir del 6 de julio fecha en la que se presentará este informe a Europa desde Euskadi. Y de cuya presentación me haré eco.
Quiero señalar que instituciones del Gobierno Vasco y Catalán han colaborado con la Comisión de la Verdad, especialmente en las entrevistas e informaciones recabadas de los colombianos en la diáspora, muchos refugiados políticos que huyeron del país para salvar sus vidas.
Non solum sed etiam
Para terminar quiero compartir un pensamiento que me vino a la cabeza cuando estaba siguiendo por mi celular el acto que se llevaba a cabo en Colombia: Si estas son las mismas preguntas que quizá un día nos acabemos haciendo ante los conflictos actuales, por qué no hacer algo por evitarlas. Por qué no establecer el marco de diálogo que haga falta, el que un día acabe teniendo que imponerse y acabar con la guerra de Rusia y Ucrania antes de que mueran más inocentes, antes de que se extienda el conflicto y la lamentación sea más grande.
En el teatro donde se celebró el acto en Bogotá un grito se escuchó en repetidas ocasiones:
¡SÍ SE PUDO! ¡SÍ SE PUDO!
Sí es posible cambiar el “Si vis pacem para bellum” por el “para Veritas”.
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