Una Gran Acción de Gracias y de recuerdo emocionado en Vitoria Mons. Elizalde: “Rezar por las víctimas supone también no bajar la guardia y actuar responsablemente”
La ceremonia contó con la presencia de familiares y amigos así como una representación institucional y del tejido social alavés
Elizalde ha recordado a los fallecidos cuyos cuerpos no han sido reclamados por nadie, alertando del “drama de la soledad de muchos de nuestros mayores”
“Las verónicas de nuestros días que han limpiado el rostro de tantos enfermos y que han cogido su mano cuando más la necesitaban. Gracias cuidadores, enfermeras y médicos.”
“Es hora de un gran pacto entre todos que evite que el edificio se venga abajo”
Las parroquias han tenido muy presentes este domingo a los abuelos y las víctimas del COVID -19
Non solum: Si todos aunamos fuerzas buscando ese algo + seguiremos avanzando.
“Las verónicas de nuestros días que han limpiado el rostro de tantos enfermos y que han cogido su mano cuando más la necesitaban. Gracias cuidadores, enfermeras y médicos.”
“Es hora de un gran pacto entre todos que evite que el edificio se venga abajo”
Las parroquias han tenido muy presentes este domingo a los abuelos y las víctimas del COVID -19
Non solum: Si todos aunamos fuerzas buscando ese algo + seguiremos avanzando.
Las parroquias han tenido muy presentes este domingo a los abuelos y las víctimas del COVID -19
Non solum: Si todos aunamos fuerzas buscando ese algo + seguiremos avanzando.
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
La festividad de San Joaquín y Santa Ana ha servido para que en las parroquias se tuviese un especial recuerdo a las “amamas y aitites”, particularmente a quienes han fallecido en los últimos meses víctimas del coronavirus. Las víctimas de la pandemia eran objeto de la oración de la Iglesia este fin de semana. Así se anunciaba en los funerales celebrados en la víspera dentro del marco de la celebración de la festividad de Santiago.
La Catedral Nueva de María Inmaculada acogía la misa funeral de la Diócesis de Vitoria. Las primeras palabras del Obispo fueron hacia los familiares y amigos de las personas fallecidas durante la pandemia en Álava. D. Juan Carlos manifestó que, además de “rezar intensamente por sus seres queridos”, deseaba sintieran también esta eucaristía como “un abrazo lleno de amor” por parte de toda la sociedad hacia ellos, asegurando que “en la Iglesia tienen el consuelo, la escucha y el acompañamiento en este trance tan duro especialmente en estas circunstancias”.
Elizalde comenzó su homilía también con unas palabras dirigidas a las familias: “Por culpa del coronavirus hemos perdido a cientos de personas en nuestro Territorio, miles en nuestro país, con nombres y apellidos, entre ellas a muchísimos mayores con experiencia y sabiduría, y no hemos podido estar junto a nuestros seres queridos. Nos hemos reunido en esta celebración de la Eucaristía para orar por nuestros hermanos que han fallecido con motivo de la pandemia de la Covid-19, que aún estamos sufriendo y que asola a todos los pueblos de la tierra” recordando que “homenajear y rezar por los fallecidos supone también no bajar la guardia y actuar responsablemente”.
Monseñor Elizalde tuvo una mención especial a los fallecidos cuyos cuerpos no han sido reclamados. “En ellos volvemos a ver el drama de la soledad de muchos de nuestros mayores, una terrible situación a la que debemos buscar solución entre todos. Conocíamos esta semana los primeros números de estos fallecidos sin familiares o amigos conocidos y que no han encontrado despedida de ningún tipo. Hoy también oramos por ellos”.
Juan Carlos presentó a la figura de la madre de Jesús para recordar la tarea del personal sanitario y cuidadores de residencias, tan importantes en los días más difíciles: “Santa María, la Madre Dolorosa, junto a la Cruz ha acompañado no sólo a su hijo divino, sino a todos y cada uno de sus hijos que han muerto, muchos de ellos en la soledad más absoluta por exigencias sanitarias, lejos de sus familias, solos y aislados. Sin besos ni abrazos de consuelo, se han ido en silencio. Nunca hubiéramos pensado que la triste noticia de la muerte de un ser que amamos haya podido ser tan dura, dejándonos con lágrimas y suspiros de impotencia. La Virgen María estaba ahí, como una buena madre, que nunca abandona a sus hijos. Ella siempre auxilio de los cristianos, consoladora de los afligidos en las manos de médicos, enfermeros y cuidadores de Residencias de mayores. Las verónicas de nuestros días que han limpiado el rostro de tantos enfermos y que han cogido su mano cuando más la necesitaban. Gracias cuidadores, enfermeras y médicos.”
EL Obispo hizo un repaso por todos los gremios en los que la solidaridad y valentía de muchísimas personas se ha hecho patente ante lo desconocido y peligroso: “Personal sanitario y quienes trabajan en hospitales y farmacias, los transportistas, los empleados de supermercado, las personas de limpieza, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, los docentes, los periodistas, los voluntarios de Cáritas, Berakah, y otras muchas organizaciones sociales y parroquiales, los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los padres y madres, los abuelos y abuelas... no han vivido para sí mismos en estos meses, sino para los demás. Ese esfuerzo es reconocido por la sociedad y por la Iglesia y a todos los que estuvieron en los momentos más duros y complicados en marzo y abril, gracias. Todos salimos a aplaudirlos día tras día porque era lo mínimo que podíamos hacer desde el confinamiento. El Señor de la Misericordia os guarda en su Corazón por vuestra tarea llena de valentía y determinación”. Agradezco a las instituciones civiles y eclesiales su liderazgo en la pandemia. A la Administración pública y a las iniciativas privadas, gracias por estar a la altura en los momentos dramáticos que hemos vivido. A Policía Local, Ertzaintza, Policía Nacional, Guardia Civil, Ejército y bomberos, hoy presentes aquí, gracias por protegernos” dijo el obispo.
Recordando las palabras del Papa Francisco en San Pedro donde hablaba de “cómo la pandemia ha desenmascarado nuestra vulnerabilidad y dejado al descubierto nuestras falsas y superfluas seguridades, con las que construimos nuestros proyectos, agendas, rutinas y prioridades”, el Obispo de Vitoria añadió que “no podemos ni debemos volver a los antiguos prejuicios, a las antiguas rivalidades y divisiones superfluas, a esas agendas que nos despistan de la familia, de los amigos y de los más necesitados de nuestra sociedad” pidiendo a todos aunar esfuerzos: “Es hora de un gran pacto entre todos que evite que el edificio se venga abajo. Tenemos las herramientas y la capacidad para salir adelante. Administraciones Públicas, Empresa, Sindicatos, todos a una priorizando la protección social responsable, en especial de los más vulnerables. Monseñor Elizalde también recordó a quienes huyen de más peligros: “No nos olvidemos tampoco de los migrantes y refugiados. Si nosotros hemos estado y estamos amenazados por el virus, los inmigrantes sufren ya condena. Acojamos ahora más que nunca. Todos estamos en la misma barca. No les dejemos también ahora a la deriva en este inmenso mar turbio y aún lejos de tierra firme”.
Su homilía finalizó pidiendo: “oremos intensamente por los fallecidos y también por los que continúan contagiados y hospitalizados”.
En el presbiterio acompañaron al obispo el Vicario General, D. Carlos García Llata y 20 sacerdotes. Además de familiares de los difuntos se hicieron presentes representantes institucionales: el Alcalde de Vitoria- Gasteiz y el concejal de Hacienda y Teniente de Alcalde, Gorka Urtaran e Iñaki Gurtubai; el Diputado General y la Teniente de Diputado General, Ramiro Gonzalez y Pilar García de Salazar respectivamente así como el Diputado Foral de Políticas Sociales, Emilio Sola; el Presidente de las Juntas Generales, Pedro Elosegi; el Subdelegado del Gobierno en Álava, Carlos Zapatero; el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Álava, Kepa Urigoitia; la presidenta del Colegio Oficial de Enfermería, Hosanna Parra; el presidente de la Asociación de pensionistas, jubilados y viudas de Álava “Las Cuatro Torres” Felix Ortiz de Zárate; la presidenta de la Federación de Casas Regionales en Álava, Mónica Calvo; la presidenta de Cardioalianza, Maite San Saturnino y representantes del mundo de laboral como la Fundación San Prudencio, Mercedes-Benz, Mercadona y El Corte Inglés. También han estado presentes representaciones de las cofradías de La Virgen Blanca, Estíbaliz, San Prudencio, Penitenciales de Semana Santa y de la Hospitalidad de Lourdes. Asimismo han acudido una representación de los cuerpos policiales y militares presentes en Álava y que estuvieron en primera línea para frenar los contagios entre la población.
Las personas que participaron en la celebración también tenían una carga representativa. La primera lectura fue leída por Mª Paz Marroquín, carmelita-vedruna – comunidad responsable de los colegios del Sagrado Corazón y Niño Jesús– muy golpeada por la Covid-19 y la segunda lectura por Sor Daniuska, una de las religiosas sanchinas, comunidad llegada hace poco a la ciudad, y, como licenciada en medicina, nueva responsable desde hace un mes de la Pastoral de la Salud en los Hospitales de Vitoria-Gasteiz.
Non solum sed etiam
Hoy he participado en la eucaristía que cerraba el curso del Programa Berakah y en el que tradicionalmente se presenta el lema que presidirá el curso siguiente. En la celebración se tuvo un recuerdo a los abuelos en la festividad de San Joaquín y Santa Ana, también el recuerdo a las víctimas de la pandemia con la lista de todos aquellos nombres que se habían dado antes de la misa en la sacristía; pero también era la fiesta de fin de curso y la presentación del siguiente, que tendrá como lema “Buscamos Algo +”.
Cuando lo han presentado he visto resumido en ese lema la explicación a las celebraciones que proponemos desde la Iglesia a toda la sociedad. La celebración del sábado en Vitoria-Gasteiz fue el reflejo de una sociedad madura que sabe crear sinergias. Por eso tenía todo el sentido del mundo que, no solo las familias, sino la sociedad alavesa en su conjunto estuviese representada en el acto, religioso, ¡sí claro! lo proponemos desde la Iglesia. Pero con la misma naturalidad la Iglesia, desde quienes nos representan, o cuando la representamos, se hace presente en los actos civiles, laicos y aconfesionales.
¿Por qué? pues quizá porque, en el fondo, todos buscamos algo +, cada uno desde su perspectiva, desde el rol que le toca vivir en esta sociedad y en este mundo.
Si todos aunamos fuerzas buscando ese algo + seguiremos avanzando.