El obispo prescinde de los curas diocesanos y nadie se lo explica ¿Vuelve Elizalde a equivocarse?

¿Vuelve Elizalde a equivocarse?
¿Vuelve Elizalde a equivocarse? DV

¿Para qué poner en marcha un proceso de votaciones si luego la decisión es "dedocrática?

Si hay gente preparada en casa ¿por qué buscar fuera de casa?

¿Por qué esa obsesión por uniformizar, controlar, en lugar de dejar al Espíritu que se muestre en la diversidad?

Nuevamente una nota anónima circula por whatsapp para mostrar el descontento del modo con el que el obispo de Vitoria actúa. De la nota ya se ha hecho eco Religión Digital, pero como no es muy extensa la volveré a incluir al final del artículo. 

En resumidas cuentas se trata de que en una votación del consejo de la sede de la Facultad de Teología del Norte de España, con sede en Vitoria, para elegir nuevo decano, había salido elegido por mayoría de votos para su reelección José Antonio Badiola, sacerdote de la Diócesis de Vitoria y experto biblista, pero monseñor Elizalde, haciendo uso de sus facultades, ha elegido a otro candidato (con el detalle de que su primera opción ha sido vetada por el Arzobispo de Pamplona de donde quería traer a “su” decano).

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Una vez más Elizalde tiene los órganos colegiados como mero atrezzo porque las decisiones y votaciones que en ellos se den son ninguneadas. Esta acusación ya ha salido en más de una ocasión tras un consejo presbiteral donde algunos de los asistentes acaban con la sensación de convidados de piedra. 

Non solum sed etiam

“Deseo recoger el sentir de mis hermanos sacerdotes, diáconos, …” Así empieza monseñor Elizalde la mayoría de sus homilías, … pero parece que al final es solo una frase hecha para las liturgias, porque lo que es para el gobierno de la diócesis le cuadra más la ranchera de “El Rey”, si se me permite la broma. 

Es una pena, lo digo de corazón. Nadie puede negar que es una persona trabajadora, que se multiplica para estar presente en mil sitios, que sabe tener una palabra amable para todos (menos para los curas alaveses, parece). Pero luego da la sensación de funcionar con un plan preconcebido y una ruta marcada de la que no se sale, salvo que derrape. 

Me duele ver que quien tendría que ser signo de comunión provoque con sus decisiones rechazo y dolor.

Ya lo dije una vez y lo repito, ¿Cómo es posible que quien se presentó el día de su ordenación como el que quería ser un padre, un hermano y un amigo para sus sacerdotes, se haya convertido en su “enemigo” y tenga a un buen número de ellos deseando que “le premien con un arzobispado”? Y ni aunque fuesen solo un pequeño grupo.

En la nota anónima, que todo hay que decirlo es una pena que no vaya firmada, se hace alusión al tema de la sinodalidad que Elizalde suscribe de palabra, que no de obra si a los hechos nos remitimos. Porque la sinodalidad es hacer el camino juntos, con todos, no solo con un grupito. 

En un reciente reportaje sobre la vida de los obispos en su “tiempo libre” volvió a repetir su deseo de acabar jubilándose en esta diócesis. Deseo muy loable, pero quizá debería preguntarse cuántos diocesanos comparten su sueño personal. Y por qué sucede eso.

Es un hombre que en los encuentros puntuales, festivos, protocolarios, cae bien, pero luego muchas de sus decisiones no. Resultan autoritarias, meras imposiciones que buscan tener todo controlado. En su diócesis no cabe la diversidad.

Alguien me dijo en cierta ocasión que Elizalde había aterrizado en Vitoria con cinco objetivos, y me pareció muy pronto para sacar esas conclusiones. Los cinco objetivos eran estos: Sacar adelante el Seminario de Vitoria como fuese y volver a convertir a Vitoria en un centro de referencia en la formación de sacerdotes; Hacerse con el control de Egibide, el mayor centro de formación profesional de Euskadi; buscar un futuro al Santuario de Estíbaliz ante la inminente marcha de los benedictinos; Unificar la liturgia y las catequesis en las parroquias; y “meter en vereda” al clero alavés. 

Pues parece que cada día resulta más descarado el desprecio hacia el clero autóctono de la Diócesis de Vitoria. Ha ido prescindiendo, anulando, ninguneando, e ignorando y Toño Badiola sería un caso más. 

No voy a negar que ha tenido negativas y rechazos a propuestas suyas por parte del clero alavés, pero a estas alturas la pregunta que me surge es si esas negativas no estarían más que justificadas. Y también me pregunto si quien me hacía el resumen de los cinco objetivos acaso no tenía datos ya para afirmarlos. 

Desgraciadamente el pasado mes de mayo quedó vacante la delegación diocesana de educación: ¿Pondrá al frente de la misma a alguien de casa? ¿Volverá a echar las redes fuera? ¿Volverá a buscar fuera lo que ya tiene en casa? Es el obispo y puede hacerlo, pero ¿es lo más acertado? ¿Podría recoger el sentir de sus hermanas y hermanos en el mundo educativo?

El problema no es que los candidatos de Elizalde vayan a hacer mejor o peor su labor. Sin duda que son gente preparada, como lo son los candidatos de casa. El problema es que durante 8 años lleva gobernando la diócesis haciendo “que escucha”. Pero no es cierto. Y eso genera malestar. En parte porque además no reconoce que esto sea así.

Claro que esta diócesis necesitaba un “meneo”, y se lo ha dado, pero se le ha pasado contar con los de casa para construir la nueva imagen de la Diócesis de Vitoria. Y así llegó el Seminario Redemptoris Mater; y llegaron los peregrinos y peregrinas de la Eucaristía, sin previo aviso ni consulta alguna. Que están dando sus frutos, cierto. 

Pero hacer lo que esté facultado a hacer no es siempre hacer lo que el sentido común nos indica que habría que hacer. 

Todos tenemos una misión, una frase del Papa Francisco que a Elizalde le gusta repetir. La mía es hacerme eco de la vida de la Iglesia diocesana, dar voz a los que de otra manera no saldrían en un medio de comunicación, o la tarea de salir al paso de noticias tan tristes como que el obispo de mi diócesis vuelve a equivocarse, y como los palmeros no se lo van a decir, los “testigos incómodos de la vida diocesana” nos toca hacerlo. 

Sorprende que un obispo que muestra su adhesión incondicional a Francisco no sepa caminar en la sinodalidad codecisiva que es el futuro de la Iglesia. 

El primer día en Vitoria nos pidió que le ayudásemos a ser obispo y pero, pasado el tiempo la sensación es que ya venía con una idea muy clara del obispo que quería ser. ¿Por qué nos mintió?

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Muchos quieren que cambie de diócesis, pero otros apostamos por que cambie él. Creo que puede ser un buen obispo, pero se precisarán  ver varios cambios: que “sus” curas diocesanos (no solo los importados) le quieran, y eso se lo tiene que ganar; que sus frases maravillosas y sus obras coincidan; y que los aciertos y errores de la Diócesis sean colegiados, sinodales. 

Seguiremos caminando con el pastor que nos ha tocado en suerte, pero si no nos gustan sus decisiones, en la santa libertad de los hijos de Dios lo diremos, y si hay un grupo que educadamente muestra su disconformidad, nos haremos eco, como nos hacemos eco del resto de noticias diocesanas, que afortunadamente son más buenas que malas.

Nota del Whatsapp 

"El obispo ya ha consumado su cacicada. No ha respetado la voluntad del consejo de la sede de la Facultad de Teología del Norte de España y ha elegido decano al segundo más votado, dejando de lado al candidato más votado, Toño Badiola.

Según se ha sabido, el candidato que intentaba imponer el obispo era J. Antonio Goñi, sacerdote de la diócesis de Pamplona-Tudela. Ante la rotunda negativa del arzobispo de Pamplona, Goñi no podrá ser nombrado decano.

El obispo de Vitoria, ninguneando al consejo de la sede, ha elegido al capuchino J. Ángel Echeverria. Un nuevo abuso de poder de Juan Carlos Elizalde, en detrimento del anterior decano, José Antonio Badiola.

Al obispo no se le cae de la boca la socorrido sinodalidad, pero esta nueva imposición demuestra más bien la concepción férreamente jerárquica de Elizalde y su incapacidad para acatar una decisión democrática y legítima. Y todo a pocos días de la petición del Papa Francisco sobre la necesidad de inculcar y trabajar la Sinodalidad en los seminarios.

El obispo Elizalde debería explicar el por qué de su falta de respeto al consejo de la sede de la Facultad del Norte de España en Vitoria y a las decisiones de la misma. A pesar de que el derecho canónico o los estatutos de la facultad se lo permitan, el obispo debe saber que, aunque puede saltarse al primer candidato a la torera, no es lo que debe hacer.

Elizalde repite así la jugada que ya intentó en Egibide, pero que, en aquel caso, no pudo ser al quedar destapado públicamente por los medios de comunicación. Pero ahora... Ahora le ha tocado a la facultad de teología este tipo de manipulaciones destinadas a imponer una línea ultraconservadora y clerical".

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