Un gesto de misericordia Calcuta, cuna de la santidad de Madre Teresa
(José Luis Ferrando).- A los pocos días de llegar a Calcuta alguien nos dijo: ¡Habéis venido al basurero de la India!. Tenéis que recorrer otros lugares. La India es muy bonita y es una lástima.
Pronto nos dimos cuenta de a qué se referían. En las calles convivían basuras, cuervos y seres humanos. El caos de los autos, moto carros y los rickshaw era absoluto. Por todas partes gentes viviendo en la calle, niños lisiados que no han podido acceder al mínimo servicio de salud y quedan postrados para siempre y su única salida es la mendicidad.Esa era la Calcuta, en donde la miseria y la pobreza, la suciedad y el abandono campaban a lo ancho.
Madre Teresa de Calcuta ante esta pobreza con mayúsculas quiso empezar a combatirla solo con los medios que el Señor le fuera concediendo. Cuando en 1947, recorriendo en tren las llanuras y los montes entre Darjeeling y Calcuta, Teresa vio de cerca a la gente, se dio cuenta de su precariedad. Sintió una llamada interior que le enviaba a aliviar todo ese sufrimiento, a dedicarse a los más pobres entre los pobres. Profesora del elegante Colegio de las Hermanas de Loreto, experimentó la necesidad de romper.
Fue para ella un período muy largo y difícil. Era impensable que una religiosa convencional dejase el convento y más todavía que se fuese a la calle, entre la miseria, a escarbar en el sufrimiento, allí donde se encontrase. Tropezó con la incomprensión, como tantas veces en la historia de la Iglesia muchos santos, pero siguió adelante. Y, gracias a su bendita obstinación, nació su obra. Pocas ideas, muchas ganas y una fe y esperanzas de hierro. La obra, porque era de Dios, fue surgiendo y creciendo.
Una mínima institucionalización y un itinerario de vida religiosa duro y severo para las futuras religiosas, dado tenían que enfrentarse a la pobreza más absoluta. Y al dolor, incluso físico, que esto suponía. Ese era su planteamiento inicial básico, confiando en la Providencia. Nada de grandes teorías o teologías. La pobreza no podía esperar.

Hace unos días, saltaba la noticia que el gobierno de la India y la Conferencia Episcopal pedían al Papa Francisco que la canonización de Madre Teresa tuviera lugar en Calcuta. Esto es algo muy oportuno y merecido. Calcuta está intrínsecamente unida a la santidad de la MadreTeresa. La radicalidad de su vocación se entiende únicamente ante la inmensidad de la pobreza que cada día contemplaba con sus ojos. Ella atendía al Cristo sufriente en aquellos hombres y mujeres, precisamente de Calcuta.
Y desde Calcuta acudirá a todos los "cristos sufrientes" de este mundo en donde sus Hermanas de la Caridad están implantadas. Pero esta preposición "desde" es "sustantiva" en su obra, porque marca el origen originante de este camino de amor y santidad. Por eso sería de justicia que tuviera lugar en esta ciudad y en este continente. Su hábito fue y es el de las hermanas, el "sari" de la mujer india. Así tenían que acercarse a los pobres, como madres y hermanas que de parte del Señor les acercaban la misericordia. Por eso, aunque la Madre Teresa está, ahora, en todo el mundo, es ante todo un regalo de y desde la India, y eso no lo podemos, ni debemos olvidar.
Calcuta es la Geografía y la Historia de la pobreza, que han hecho posible este milagro de santidad de la Madre Teresa. En ese paisaje la ceremonia de la canonización dejará de ser un mero rito, para convertirse en una "memoria" fecunda.
Finalmente, la India y el continente asiático necesitan de esta santidad. Estamos ante iglesias con grandes y venerables tradiciones, y al mismo tiempo, iglesias jóvenes y emergentes. Esta deslocalización de la santidad, sería muy positiva para los hermanos y las hermanas de esas comunidades. Sin duda, sentirían que la santidad no es algo lejano y reservado. Es un territorio accesible a todos aquellos que se ponen "a tiro" de la gracia de Dios. Y, en alguien tan querido y venerado como la Madre Teresa puede ser muy significativo y decisivo.
Esto me recuerda una anécdota que me sucedió, en Jerusalén, hace varios años. Un amigo italiano muy dicharachero le preguntó a otro, precisamente indio: ¿Por qué hay tan pocos santos indios? Este, seca y fríamente, le respondió, porque no tenemos tanto dinero como vosotros para todos los trámites... Así de simple.
La Iglesia, querido Santo Padre, le debe a esta "Madre de la Misericordia", en este Año Santo, la canonización en la tierra que la vio nacer a la santidad. Es la "Santa de los pobres de "Calcuta", que se merecen ver a su madre en los altares, en las primeras filas de la ceremonia, y no a través de las pantallas de la televisión. Recuerdo que en la Beatificación en la Plaza de San Pedro, si que había un buen espacio para "sus gentes" en Roma.
Pero ahora...allí, sería para todos ellos un signo importante. ¡Anímese Santo Padre! Es un gesto de Misericordia.
