"Tenemos una lista de realidades y nombres por los que rezamos" Enrique Pérez Bañón: "En Vallecas espiritualmente tenemos la parroquia abarrotada"
"Para hacer teletrabajo estamos grabando y enviando la homilía de la Misa todos los días"
"El marido de la señora ha fallecido en estos días y la mujer necesitaba poner unas flores a la Virgen y rezar un rato en la iglesia"
"Lo principal del día es escribir y contestar mensajes y llamadas de teléfono. Las personas de más edad, enfermas o solas son las que más agradecen estas llamadas. Aunque en realidad nos están sirviendo a todos"
"Lo principal del día es escribir y contestar mensajes y llamadas de teléfono. Las personas de más edad, enfermas o solas son las que más agradecen estas llamadas. Aunque en realidad nos están sirviendo a todos"
| Enrique Pérez Bañón
Mi nombre es Enrique Pérez Bañón, tengo 36 años, fui ordenado presbítero en mayo de 2011 y desde septiembre de 2019 soy párroco de la parroquia de Nuestra Señora de la Misericordia y Nuestra Señora de la Piedad en el madrileño barrio de Vallecas, literalmente detrás del estadio de Vallecas.
Aunque por edad bien podría estar inmerso en las nuevas tecnologías, no ha sido así hasta ahora. Yo uso y seguiré usando, para regocijo de los que me la ven, agenda de papel. Tengo también en papel una agenda perpetua de calendarios y santos que nunca me falla. Escribo en el teclado del ordenador con dos dedos y en la pantalla del móvil con uno. Las únicas redes sociales que tengo son Whatsapp y Facebook y hasta ahora las había usado sin sacar partido a todas las funciones que permiten. Pero ha llegado toda esta situación del estado de alarma nacional debido a la pandemia del coronavirus y todo ha cambiado de un día para otro.
En todos los casos que es posible se ha indicado el teletrabajo a toda nuestra sociedad y los sacerdotes también hemos tenido que tomar una opción ante toda esta realidad. Estoy pasando estos días de cuarentena en la parroquia con mi vicario parroquial, Manuel. Al menos somos físicamente dos y eso nos hace más llevadera toda esta situación. Aunque la verdad es que estamos que no nos aburrimos y no paramos un segundo.
Lo físico es una cosa y lo real es que tenemos espiritualmente la parroquia abarrotada. Para hacer teletrabajo estamos grabando y enviando la homilía de la Misa todos los días. La gente sabe a qué hora celebramos y rezamos el rosario a puerta cerrada para poder sumarse espiritualmente.
Visto cómo lo está viviendo la gente me estoy planteando muy seriamente empezar a retransmitir la Misa a través de un directo de Facebook al menos los Domingos que dure todo esto. Por la mañana celebro "pro populo" todos los días a las 9:00 y Manuel celebra por la tarde a las 19:30 y ofrece la Misa por todas las intenciones que nos va haciendo llegar la gente.
Tenemos una lista llena de realidades y nombres que en cada Eucaristía y durante el rezo del rosario a las siete de la tarde depositamos en el altar. Abrimos por la mañana de 10:00 a 13:30 y por la tarde de 17:30 a 19:00. Es verdad que no viene casi nadie, pero así estamos pendientes del teléfono y de lo que pueda pasar y mantenemos un horario.
Ayer mismo por la mañana tuvimos una experiencia muy gratificante con las dos únicas personas que vinieron. Se trataba de una mujer mayor con su cuidadora. El marido de la señora ha fallecido en estos días y la mujer necesitaba poner unas flores a la Virgen y rezar un rato en la iglesia.
Apenas hablamos, pues no era lo que necesitaba en esos momentos. Estuvieron un buen rato rezando y cuando se iban le pregunté el nombre de su difunto esposo y le expliqué que por la tarde teníamos una celebración en la que podíamos añadir a su marido. Pocas veces he visto a alguien tan emocionado como esta señora.
Lo principal del día es escribir y contestar mensajes y llamadas de teléfono. Las personas de más edad, enfermas o solas son las que más agradecen estas llamadas. Aunque en realidad nos están sirviendo a todos. También hay gente que nos ha llamado a los sacerdotes para ver cómo estamos y esto es algo que reconforta y emociona lo que nadie se imagina.
A las ocho y media tenemos grupo de jóvenes por WhatsApp. Es un poco caos, pero está siendo muy divertido. Y a los grupos de adultos les estamos proponiendo la manera de mantener las reuniones que estaban previstas para este fin de semana. Hoy mismo una persona de los Equipos de Nuestra Señora me ha enseñado a utilizar la herramienta Teams y tendremos nuestra reunión de equipo este Domingo a través de esta aplicación.
Ciertamente estamos viviendo unos días extraños y distintos. Pero ante esta situación, imaginación y creatividad al poder. Estamos viviendo la innovación y la nueva evangelización en estado puro. Para mí está siendo un auténtico desafío ver cómo atender a mis fieles, familia y amigos en estos días.
"Estamos viviendo la innovación y la nueva evangelización en estado puro"
Lo estoy viviendo con mucha ilusión y con muchas ganas. Estoy haciendo cosas que nunca había hecho, y las que me quedan por hacer. Hasta ahora humildemente me consideraba una persona muy entregada, pero ahora sí que me estoy entregando de verdad y creciendo como en pocas etapas de mi vida.
Esta tarde he hecho una videollamada múltiple con mi familia por primera vez en mi vida y en la de mis padres y día a día voy aprendiendo nuevas cosas e ideando nuevas formas de hacernos presentes. Hoy mismo hemos empezado a rezar el Ángelus a las 12 desde la terraza de una de las viviendas de la parroquia y he podido dar la bendición a todos los vecinos que nos han acompañado desde sus ventanas. Una joven nos ha grabado desde su edificio y así le hemos podido hacer llegar el Ángelus en diferido a todos nuestros contactos.
Manuel y yo estamos bien y nos sentimos muy acompañados en estos días, por Dios, la Virgen, la Iglesia y toda la sociedad. Que todo este contratiempo sea ocasión para nuestra conversión y nuestro crecimiento. Estamos más cerca que nunca los unos de los otros. Confío es que, terminada toda esta crisis, no perdamos todo lo bueno que estamos recibiendo. Seguimos pendientes los unos de los otros. Juntos venceremos. Juntos hasta el cielo.