De la 'polìtica' de Notre Dame a la denuncia profética en el Mediterráneo La 'cobra' de Francisco a Macron y por qué el Papa cambió París por Córcega
Cuando parecía que el Papa argentino seguía deshojando la margarita que podría llevarle (ese era, al menos, el deseo del presidente Emmanuel Macron) a la reapertura la próxima semana de la catedral de Notre Dame, Jorge Mario Bergoglio dio la sorpresa (que no acabó de gustar ni entenderse en el Elíseo) de su viaje a Córcega tan sólo una semana después, el próximo 15 de diciembre para una estancia que se prolongará durante alrededor de nueve horas
Una pequeña isla en el Mediterráneo con un joven (todavía) obispo que recorre las calles de Ajaccio enfundado en su hábito de franciscano. Es ese el destino que, sorpresivamente, ha incluido el papa Francisco en su agenda viajera para acabar este 2024, año que le ha visto también realizar el viaje más largo de su pontificado, en septiembre pasado a Asia y Oceanía.
Cuando parecía que el Papa argentino seguía deshojando la margarita que podría llevarle (ese era, al menos, el deseo del presidente Emmanuel Macron) a la reapertura la próxima semana de la catedral de Notre Dame, Jorge Mario Bergoglio dio la sorpresa (que no acabó de gustar ni entenderse en el Elíseo) de su viaje a Córcega tan sólo una semana después, el próximo 15 de diciembre para una estancia que se prolongará durante alrededor de nueve horas.
¿Cuáles eran los motivos para no asistir a París, donde esos días estarán fijos los ojos de medio mundo, e irse a la cuna de Napoleón Bonaparte, donde se esperan que le reciban entre 80.000 y 120.000 fieles? ¿De nuevo la geopolítica de las periferias del primer Papa latinoamericano de la historia?
Teología del pueblo y piedad popular
En parte, sí, pero también ese empeño por la teología del pueblo, su apuesta por confirmar y reconfortar la piedad popular, en tantos lugares maltratada, y que, por su experiencia en América Latina (ahí está todo el legado de Aparecida) sabe que es lo que mantiene encendida en tantos millones de personas la llama de la fe en medio de tantos antitestimonios eclesiales.
La excusa para este viaje relámpago a Córcega se la dio, por otra parte, alguien a quien él ha demostrado tener en alta estima, el franciscano de origen navarro François-Xavier Bustillo, quien ha organizado el congreso "La religiosidad popular en el Mediterráneo", que clausurará el propio Francisco.
Nombrado obispo de Ajaccio en mayo de 2021, apenas año y medio después lo creó cardenal y, unos meses después, Bergoglio ‘pasa’ por encima de Macron y sus deseos de estrecharle la mano en París para irse con ese franciscano que comenzó sus estudios en el seminario menor de Elizondo para, desde su pequeña diócesis, recordar -muy probablemente- que el Mediterráneo se ha convertido en un cementerio y que eso es algo intolerable a lo que las autoridades europeas tienen que poner más atención.
Continuación de Marsella
Esta parada en Córcega, en todo caso, es una continuación del viaje que hizo a Marsella en 2023 para participar en los Encuentros del Mediterráneo, impulsado en esa ocasión por otra purpurado muy del gusto de Francisco, Jean-Marc Aveline, a quien le encargó la elaboración de lo que ha dado en llamarse la Teología del Mediterráneo.
El propio Bustillo reconoce que esa estancia en Marsella del Papa “nos inspiró mucho sobre el Mediterráneo” y, fruto de ello, es este encuentro que ahora se celebra en su diócesis insular para “extender la reflexión a partir de lo que vivimos aquí en Córcega, con las cofradías, las procesiones, la piedad popular...”, según declaraciones fecogidas por La Croix.
Demasiada "política" en Notre Dame
“Este viaje a Córcega es una prolongación del de Marsella, una forma de dar peso a este último”, confirma una persona cercana al Papa al diario francés. Alejado del simbolismo “demasiado político” del acto en Notre Dame, con un Macron que viene de sufrir en las últimas elecciones, Córcega permite a Francisco volver a centrarse en la piedad popular, en la fe de los sencillos y en la denuncia profética que les tiene a ellos también como protagonistas.
Ese 15 de diciembre, Macron tendrá que conformarse con un breve encuentro con el Papa en el aeropuerto de la isla antes de que emprenda, a las 18:00 horas, su viaje de regreso al Vaticano. Antes, Francisco, en consonancia con el tema de su última encíclica, Dilexit nos, apelará a la piedad de un pueblo que, en medio de una guerra mundial “a pedazos” en un planeta herido, y en vísperas de la apertura del Jubileo de la Esperanza, sabe guardar esa fe que mantiene vivo el amor humano y el divino.
Etiquetas