Resulta desolador que los pobres, las mujeres y las culturas indígenas sean quienes más sufren la falta de pasión Nueva edición de La compasión en un mundo injusto, de Juan José Tamayo
En el año 2021, escribió La compasión en un mundo injusto, libro de horizonte amplio, valiente y necesario, al igual que su autor, en medio de una cultura, como la nuestra, minada por discursos grandilocuentes, carentes de voces que hablen desde la experiencia
Gracias a la fluidez de su estilo, el libro llega con agilidad a los últimos capítulos donde quedan abiertas preguntas y caminos posibles por donde devolverle a nuestra existencia la confianza que comporta la mirada y la actitud compasiva hacia el otro y hacia el planeta
| Lola Josa
Nuestro día a día se encuentra asediado por la beligerancia política, por guerras que se propagan con demasiada facilidad, por feminicidios y por cifras económicas que somos incapaces de comprender en un mundo acelerado hacia la desmesura y, en consecuencia, hacia la desigualdad social. Lo sintamos o no, nos rodea el exceso y nos daña en todos los aspectos humanos. En esta desmesura, los medios de comunicación participan sospechosamente, y lo cierto es que sentimos la existencia cercada. En un movimiento de liberación, entramos en las librerías en busca de interlocutores que nos cuenten con precisión, sin banalidades ni resentimiento, sin pesimismos, qué es lo que ocurre en realidad. Para tal fin, resulta todo un acontecimiento escoger uno de los libros de Juan José Tamayo que, desde hace cincuenta años, escribe obras que nos hablan de lo que se ha relegado a favor de un liberalismo económico convertido en evangelio y ley. Emérito de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría” de la Universidad Carlos III, el Dr. Tamayo es autor de libros dedicados a pensar al prójimo, a la comunidad, a valores que, en medio de la creación, nos singularizan como humanos, aunque nos atrevamos a prescindir de ellos.
En el año 2021, escribió La compasión en un mundo injusto, libro de horizonte amplio, valiente y necesario, al igual que su autor, en medio de una cultura, como la nuestra, minada por discursos grandilocuentes, carentes de voces que hablen desde la experiencia. A lo largo de once generosos capítulos, el autor nos guía a través de la historia de un concepto que, en sociedades laicas, ha quedado postergado como una vieja reliquia religiosa o, desde la ladera del pensamientofilosófico, como debilidad de la inteligencia en su incapacidad para la autonomía individual. Desde la sabiduría y la convicción, el autor convierte la compasiónen el pulso de unas páginas vivaces, sabias que demuestran un profundo y crítico conocimiento de la historia de la filosofía, de la política, de las religiones, delfeminismo y de la ciencia que le permite llegar a unas conclusiones desde las que el lector no puede menos que adoptar una actitud nueva ante sí mismo y su inmediata realidad.
El libro empieza con páginas dedicadas a la pandemia que sufrimos a causa de la Covid-19 que nos aproximan a circunstancias personales que Tamayo vivió durante el confinamiento, acompañadas del recuerdo cálido y generoso que el autor rinde a las víctimas del virus y de la crisis sanitaria desatada, que vino a poner de manifiesto la injusticia en diferentes ámbitos de nuestras sociedades occidentales. A esta introducción, le sigue, precisamente, un capítulo en el que analiza los motivos y las consecuencias de la referida injusticia, y las desigualdades inevitables que causan las distintas ideologías, así como los diversos modos de proceder de un paradigma sociopolítico devastador humana y planetariamente. Los capítulos sucesivos ayudan a entender la compasión como el contrapunto necesario para corregir el rumbo de nuestra historia del pensamiento y, de esta forma, de crear y habitar el mundo, pero llegamos a ellos no sin antes haber leído el lúcido y detenido análisis que dedica a la suerte que ha corrido el concepto y la experiencia compasiva a lo largo de la historia de la filosofía y del devenir imperialista de nuestras políticas. Resulta desolador que los pobres, las mujeres y las culturas indígenas sean quienes más sufren la falta de pasión (sin com-pasión, como señala el autor)hacia esa otredad que, al fin y al cabo, nos hace posibles.
Gracias a la fluidez de su estilo, el libro llega con agilidad a los últimos capítulos donde quedan abiertas preguntas y caminos posibles por donde devolverle a nuestra existencia la confianza que comporta la mirada y la actitud compasiva hacia el otro y hacia el planeta, nuestra casa más cierta. Caminos que deben pasar por el ser conscientes de las amenazas reales que existen, por la acción ecológica, por el sentimiento del pensamiento (según Zubiri); por tener como referentes a maestros de la compasión (sobrecogen las páginas dedicadas a Schopenhauer, Levinas, Butler y Mèlich) en calidad de vigías de una ética veraz y posible que nos ayude a vivirnos desde nuestra vulnerabilidad, desde nuestra precariedad y nuestra naturaleza anhelante para que,sabedores de ello, pueda conducirnos a una mística de ojos abiertos, corazón solidario y amor políticamente eficaz. De todo esto depende la supervivencia de la humanidad. Desde una escritura compasiva y, por esta razón, fiable, Juan José Tamayo nos convence y nos transforma.
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