"La CEP tuvo como lema la viñeta de los tres monitos: me callo, no escucho, no quiero ver" Obispos peruanos amnésicos y mentirosos
"El nuevo presidente del episcopado peruano es uno de los amigos favoritos del Sodalicio, Carlos García Camader, obispo de Lurín, el lugar donde el todavía cura sodálite Jaime Baertl inició y expandió el imperio financiero de la secta fundada por Luis Fernando Figari"
"La designación de Carlos García Camader, cuando todo parecía terminar bien luego de un cuarto de siglo de denuncias de todo calibre, cayó como una última bofetada"
"Los únicos cinco obispos (porque no llegan a seis) que han tenido posiciones dignas y honrosas y valientes frente al Caso Sodalicio fueron: Kay Schmalhausen, Carlos Castillo, Robert Prevost, Reynaldo Nann y Pedro Barreto"
"Cabrejos pretende ahora reescribir la historia, acomodarla a su antojo, y para intentar asegurarse de lograr dicho propósito, fue uno de los promotores de García Camader"
"Los únicos cinco obispos (porque no llegan a seis) que han tenido posiciones dignas y honrosas y valientes frente al Caso Sodalicio fueron: Kay Schmalhausen, Carlos Castillo, Robert Prevost, Reynaldo Nann y Pedro Barreto"
"Cabrejos pretende ahora reescribir la historia, acomodarla a su antojo, y para intentar asegurarse de lograr dicho propósito, fue uno de los promotores de García Camader"
| Pedro Salinas
El papa Francisco envía un emisario al Perú. Se trata nada menos de una de las tres personas que más conoce sobre el Caso Sodalicio (además de monseñor Scicluna y sor Simona Brambilla, la primera prefecta mujer de un dicasterio). El mensaje era tácito, casi un grito: “¡no la vuelvan a cagar, elijan bien de cara a lo que acaba de suceder!”.
Y ¡zas!, la vuelven a embarrar, metiendo la pata hasta los corvejones. Una amnesia súbita y conveniente hizo que el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), luego de más de una década de indolencia bajo el mandato de Miguel Cabrejos, sea uno de los amigos favoritos del Sodalicio, Carlos García Camader, obispo de Lurín, el lugar donde el todavía cura sodálite Jaime Baertl inició y expandió el imperio financiero de la secta fundada por Luis Fernando Figari.
Algunos dirán, ¿pero García Camader no participó en la primera Comisión Investigadora sobre el Sodalicio, elogiada por los sobrevivientes del culto figariano? Sí, pero, precisamente, García Camader fue el único que estuvo pintado en la pared, como un grafiti. Y fue, para todos los efectos, inservible como un cenicero en una moto.
Lo digo yo, “El Caso 10” que transitó por dicha instancia para presentar mi testimonio, en el que narré, entre tantas cosas, el incidente de connotaciones sexuales con Virgilio Levaggi, uno de los miembros de la denominada “generación fundacional”, cuando probó conmigo un acercamiento que seguía el mismo patrón de Figari y sus depredadores.
“¿Quien hizo eso fue un laico o un sacerdote?”, fue su única intervención en mi caso. Muy “clerical” para mi gusto. Quería saber, con su voz cascada y chirriante, si, desde el punto de vista canónico (legalmente, o sea), hubo o no un comportamiento inapropiado. Si me preguntan, da igual si el abusador llevaba o no alzacuellos. Más aún si el Sodalitium era una sociedad donde las principales autoridades eran laicos, no curas.
Como sea. Durante dos días he venido recibiendo incesantes comentarios, justificadamente indignados y mortificados, de no pocas víctimas de la disuelta institución. Así que, en lo que a mí se refiere, y a no pocos sobrevivientes del Sodalicio, la designación de Carlos García Camader, cuando todo parecía terminar bien luego de un cuarto de siglo de denuncias de todo calibre, cayó como una última bofetada, o como carajo se diga ahora.
Respecto de su predecesor, Miguel Cabrejos, y su minuciosa ignorancia sobre su propia gestión, qué quieren que les diga. Al diario La República le soltó nada menos que, “la Misión Scicluna-Bertomeu es una secuencia de lo que ya antes ha venido haciéndose y diciéndose (en la CEP)” (22/1/25). ¡¿Pueden creerlo?! ¡Y lo enfatizó en más de una oportunidad!
Lo he dicho en no pocas ocasiones. Los únicos cinco obispos (porque no llegan a seis) que han tenido posiciones dignas y honrosas y valientes frente al Caso Sodalicio fueron: Kay Schmalhausen, Carlos Castillo, Robert Prevost, Reynaldo Nann y Pedro Barreto. No soy el único que piensa así. En un imperdible análisis sobre las elecciones episcopales en el Perú, el director de Religión Digital, José Manuel Vidal, menciona a los mismos (aunque añade a Norberto Strottmann, más sueco que alemán en su actuación, desde mi subjetivísima óptica, obviamente).
Como sea. Cabrejos pretende ahora reescribir la historia, acomodarla a su antojo, y para intentar asegurarse de lograr dicho propósito, fue uno de los promotores de García Camader, una gelatina púrpura, alguien que, puedo apostarlo, no dejará ningún legado. Ninguno. Salvo el olvido.
Para variar, la prioridad de la CEP en esta extenuante historia de abusos, pese al encargo clarísimo del papa Francisco, ha sido la de proteger “el buen nombre del clero peruano”. Siguen sin comprender que, la opacidad y la impunidad ante los abusos deben terminar. Y lo que está reclamando su pontífice máximo son “pastores con olor a oveja”, no gente disfrazada con cinturones violáceos y sonrisas salivosas en plan idiotas.
Más temprano que tarde, y aun cuando traten de basar su éxito en la estupidez de quienes les crean, los problemas cuando no se encaran, terminan pasando factura. Es lo que va a ocurrir con los prelados peruanos, que no solo no se avergüenzan de su somnolencia incontrovertible y documentada, sino que, además, exhiben una manifiesta incapacidad de articular sujeto, verbo y predicado.
Desde el año dos mil, con las primeras denuncias de José Enrique Escardó, hasta el último día del reinado de Cabrejos, la CEP tuvo como lema la viñeta de los tres monitos: me callo, no escucho, no quiero ver. Recién se pronunció, por primera vez, el 2 de noviembre de 2015. ¡Quince años después!
Cuando el presidente de la CEP era Salvador Piñeiro, tampoco hicieron nada. Por evidentes razones: Piñeiro era amigo personal de Figari y su comunidad, desde los tiempos aurorales del Sodalitium. Y así, durante veinticinco años.
Hace poco más de un mes, en mi podcast de La Mula, hice una línea del tiempo, recordando los principales hitos del Caso Sodalicio, y traje al presente las patéticas declaraciones de los diferentes representantes de la iglesia peruana. Si Poncio Pilatos hubiese tenido un segundo apellido, pudo haber sido Piñeiro, Cipriani, Cabrejos o García Camader.
“La jerarquía católica peruana solo ha tenido indiferencia y encubrimiento” frente al Caso Sodalicio. Y esto, que conste en actas, no lo señala el autor de estas líneas, sino La República, en un editorial de hace poco más de un mes.
Con lo que han hecho, si no quedó claro, ratifican la nítida percepción entre las víctimas del Sodalicio: que nadie en la iglesia católica peruana se interesó en la verdad, sino más bien en las consecuencias que esta podía acarrear en la imagen de sus autoridades eclesiásticas.
Para terminar, un botón. Ocurrió en noviembre de 2018, cuando se produjo la primera y última reunión entre víctimas y obispos, en la sede de la CEP, propiciada por presión nuestra a través del entonces nuncio Girasoli. Ahí se acordó firmar una misiva en conjunto, dirigida al papa. El punto 4 decía: “Le rogamos que envíe una comisión investigadora como la que destinó a Chile, conformada por monseñor Charles Scicluna y el padre Jordi Bertomeu”. Y el punto 5 proponía: “No descarte la disolución del Sodalicio”.
La epístola, elaborada con mucho esmero por un excura sodálite y validada por todos los que asistimos, jamás llegó a manos del papa. Porque Poncio Cabrejos estimó que el contenido “no correspondía a lo que se pidió en la reunión con los exmiembros del Sodalitium Christianae Vitae”. Tengo el recado de Whatsapp que me transmitió el intermediario de la CEP. Porque yo era, en ese segundo, el nexo con las víctimas.
Y lo pongo por testigo al cardenal Pedro Barreto, quien fue uno de los que estuvo presente en dicho encuentro. La nota continuaba: “Escriban su carta por su cuenta y nosotros haremos otra”. O sea, jódanse.
Y después se molestan cuando me refiero a ellos como una panda de pusilánimes, de cagones irresolutos o de asustadizos despreciables. Porque eso son.
📹 VIDEO | #NoHayDerecho con #GlatzerTuesta [23-01-2025]#CasoSodalicio | Entrevista a los periodistas #PaolaUgaz (@larryportera) y #PedroSalinas (@chapatucombi)
— Ideeleradio (@ideeleradio) January 24, 2025
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