Me ha dejado atónito la forma en que  el afiche “María Maricón” ha hecho aflorar la ignorancia y el miedo en mi querida Lima, sacudiéndola con terremotos teo-telúricos que han producido un alarmante escándalo en las esferas católicas, llegando a trascender hasta donde no debería, y han castigado sólo inocentes. 

Años atrás, deseé que la presentación del libro 'Mitad monjes mitad soldados', con sus  revelaciones y testimonios -incluido el mío, bajo el seudónimo de Santiago-, suscitaría un  skándalon que hasta sacudiría la Iglesia, repercutiría donde esperado y los culpables serían, por lo menos... culpados. Pero no, me engañé :-(. 

Con estos dos párrafos quiero mostrar los dos pesos y las dos medidas [Prov. 20:10] usados por los católicos como artimaña en estos temas comprometedores que, sin ellos notarlo y gracias a la inclinación del fiel de la balanza, revelan el grado de su conservadurismo.

Usando estas abominaciones de doble moral, imploran por la muerte de  imaginarios blasfemos y rezan compulsivamente rosarios por el olvido de  pedófilos y sus cómplices. 

Estos dos acápites son también un paralelo a las dos piedras de lo Evangelios: "Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer" a Jesús antes de apedrearla porque fue "sorprendida en el mismo acto de adulterio" [Juan 8:3 RVA-2015]. Fiel a su mensaje de amor, perdón y esperanza, dijo: “el de ustedes que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. 

Lejos de la enseñanza del maestro, los escribas y fariseos contemporáneos, sin sorprender a nadie en acto alguno (ni siquiera teatral) elucubraron una enferma narración sobre un afiche, una imagen que ha generado un inhumano apedreamiento a gente inocente, joven.  ¿Por qué los lapidan? Porque los tradicionalistas defienden cierta ilegalidad en el cartel que surge en las mentes inusitadamente adulteradas.

En contraste, inocentes, jóvenes, niños, vulnerables... “a cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le atara una gran piedra de molino al cuello y que fuera echado al mar” [Marcos 9:42 RVA-2015]. Ésta es posiblemente la sentencia más feroz atribuida directamente a Jesús en los evangelios, tan contundente que reverbera en tres de ellos [Mateo 18:6, Lucas 17:2 y el citado Marcos] pero que, por conveniencia abominable, es arrinconada bajo la alfombra de la sacristía. 

Todos éramos jóvenes, vulnerables... fui un niño llamado por el carisma de un católico para, como un buen soldado de Cristo, mejorar el mundo. Pero fue un lobo, con piel de falso gurú, quien con perversidad me hizo tropezar y caer con la intención de robarme el alma. Y lo consiguió... y quien debía auxiliarme me ató con la piedra de molino...hudiéndome en un sórdido mar, luego que presenté mi primera denuncia, pocos años después del crimen... 

Y así continuaron los hombres y mujeres de Iglesia, manteniéndome sumergido bajo el lodo para que yo no sea importuno con mis pesadillas desalmadas... y cuando las monstruosidades se hicieron públicas, las mujeres y hombres buenos de la Iglesia abandonaron a las víctimas y callaron; los no tanto, atacaron rabiosos y rabiosas y los poderosos, de quien se espera liderazgo espiritual y caridad, nos apuñalaron con sus lenguas afiladas y dispararon como fríos francotiradores. 

¿No era para ser al revés? El pequeño que sufrió el engaño fui yo al igual que decenas de bien intencionados jóvenes. ¿No es el fundador del Sodalicio y sus cómplices de la generación fundacional, aquellos que nos pusieron un skándalon en el camino con la intención de abatirnos, los que debían recibir la piedra de molino y ser arrojados al mar? ¿Qué pasó? 

¿Por qué disimulan los padres y madres católicas? ¿Porque nos atacan los ultracatólicos? ¿Puede, por favor, alguna o alguno de ustedes responderme largo y detallado como hacen en sus bonitos videos, sin odio, sin ladrarnos rabiosamente? Pura curiosidad mía,  nada más. Espero. Y también espero que la piedra de molino sea colocada en el cuello de quienes realmente la merecen.