Editorial de Vatican News ante el proceso de rearme en Europa Preguntas sobre el rearme en un mundo cada vez menos capaz de diplomacia

El plan 'Rearm Europe', 800.000 millones de euros para armamento en el Viejo Continente: ¿de verdad esto nos garantiza?
No los invierte para luchar contra la pobreza, para financiar programas que mejoren las condiciones de vida de quienes huyen de sus países a causa de la violencia y la miseria, para mejorar el bienestar, la educación y las escuelas, para garantizar un futuro humano a la tecnología o para ayudar a los ancianos. Los invierte en engrosar los arsenales y, por tanto, los bolsillos de los fabricantes de muerte
| Andrea Tornielli, director de los media vaticanos
"El aumento de recursos económicos para los armamentos ha vuelto a ser instrumento de las relaciones entre los Estados, mostrando que la paz es posible y realizable sólo si se funda en un equilibrio de su posesión. Todo esto genera miedo y terror y corre el riesgo de arrollar la seguridad porque olvida cómo un hecho cualquiera imprevisible puede de improviso e inesperadamente provocar el incendio bélico". Estas palabras fueron pronunciadas hace menos de dos años por el Papa Francisco en el 60 aniversario de la Pacem in Terris, y también se adaptan bien a lo que Europa está viviendo, en un momento en que la Presidencia de la Comisión anuncia un plan que permitirá movilizar unos 800.000 millones de euros para la defensa de la UE. «Rearm Europe» es el nombre del plan, evocador de trágicos momentos de “miedo y terror” en el pasado reciente.
Europa, en los últimos tres años, también se ha mostrado lamentablemente incapaz de iniciativa y creatividad diplomática. Sólo ha parecido capaz de suministrar armas a Ucrania, injustamente atacada por las tropas rusas, pero no de proponer y perseguir, al mismo tiempo, vías de negociación concretas para poner fin al sangriento conflicto. Y ahora se dispone a invertir, siguiendo la estela de iniciativas similares tomadas por otras potencias mundiales, la exorbitante suma de 800.000 millones en armas. No los invierte para luchar contra la pobreza, para financiar programas que mejoren las condiciones de vida de quienes huyen de sus países a causa de la violencia y la miseria, para mejorar el bienestar, la educación y las escuelas, para garantizar un futuro humano a la tecnología o para ayudar a los ancianos. Los invierte en engrosar los arsenales y, por tanto, los bolsillos de los fabricantes de muerte, a pesar de que el gasto militar de los países de la Unión ya supera al de la Federación Rusa. ¿Es realmente éste el camino a seguir para garantizar un futuro de paz y prosperidad al Viejo Continente y al mundo? ¿Nos garantiza realmente la carrera armamentística? ¿Realmente es ésta la clave para redescubrir nuestras raíces y valores?

En lugar de crear, como propuso el Papa en el año jubilar, un Fondo mundial para erradicar definitivamente el hambre y promover el desarrollo sostenible de todo el planeta, utilizando un porcentaje fijo del dinero destinado a gastos militares, se planea llenar los arsenales con nuevas armas, como si las bombas atómicas ya almacenadas no amenazaran suficientemente con un holocausto nuclear capaz de destruir varias veces a toda la humanidad. Como si esa Tercera guerra mundial en pedazos evocada proféticamente hace ya una década por el Sucesor de Pedro no fuera la verdadera amenaza que hay que evitar. En lugar de intentar forjarse un papel activo y proactivo en favor de la paz y la negociación, la Unión corre el riesgo de encontrarse unida en la escalada del rearme.
Es la prevalencia, una vez más, de lo que Francisco, en abril de 2022, había llamado el «esquema de la guerra», que lleva a «hacer inversiones para comprar armas» diciendo «las necesitamos para defendernos». El Papa había citado la disminución de la «gran y buena» voluntad de paz que había caracterizado el período inmediatamente posterior al final de la Segunda Guerra Mundial. Había observado amargamente que «setenta años después hemos olvidado todo esto. Es así como el esquema de la guerra se impone... el esquema de la guerra se ha impuesto otra vez. Nosotros podemos pensar en otro esquema, ya no estamos acostumbrados a pensar en el esquema de la paz».
"En esta fase histórica los peligros son muchos; pero, me pregunto, pensando también en la martirizada Ucrania, ¿dónde están los esfuerzos creativos por la paz?"
¿No necesitaríamos líderes que, en lugar de centrarse en el rearme, recuperaran ese espíritu, empeñándose en dialogar para detener la guerra en Ucrania y otras guerras? Hace dos años, desde Budapest, Francisco había dirigido una pregunta crucial a los líderes de Europa y del mundo. Había hecho suyas las palabras pronunciadas en 1950 por Robert Schuman: «La contribución que una Europa organizada y vital puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de relaciones pacíficas», porque «la paz mundial no puede salvaguardarse sino mediante esfuerzos creativos, proporcionales a los peligros que la amenazan». El Papa se preguntó entonces: «En esta fase histórica los peligros son muchos; pero, me pregunto, pensando también en la martirizada Ucrania, ¿dónde están los esfuerzos creativos por la paz?».

La previsible y prevista sacudida que ha sufrido el orden geopolítico mundial, con el cambio de guardia en la Casa Blanca, podría haber generado alguna iniciativa común en el sentido indicado por el Sucesor de Pedro, en un intento de poner fin a la carnicería que tiene lugar en el corazón de la Europa cristiana. El cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, dijo en una entrevista reciente: «La paz auténtica nace de la implicación de todas las partes interesadas. Es necesario que cada uno tenga algo, en un compromiso nadie puede tenerlo todo y todos deben estar dispuestos a negociar algo. De lo contrario, la paz nunca será estable y duradera. Será necesario volver a este estilo, de lo contrario el mundo se convertirá en una jungla y sólo habrá conflictos, con su terrible costo de muerte y destrucción».
El único verdadero plan, el único llamamiento realista para lanzar hoy, en lugar de «Rearm Europe», ¿no debería ser «Paz para Europa»? Lo preguntamos haciendo nuestras las palabras del Papa que desde la habitación del Hospital Gemelli el pasado domingo dijo: «Rezo sobre todo por la paz. Desde aquí la guerra parece aún más absurda».