"Orar juntos nos permite reflexionar sobre lo que nos une" Semana de oración por la unidad de los cristianos: una oportunidad para orar juntos
En Madrid, este año, la semana comienza en la Catedral Anglicana y termina la Catedral Católica Romana de La Almudena. Durante ocho días, los fieles cristianos podrán participar también en celebraciones de las iglesias ortodoxas y protestantes, así como en varias parroquias católicas con gran tradición ecuménica
El pontificado de Juan Pablo II supuso un largo periodo de enfriamiento en las relaciones ecuménicas. El pontificado de Benedicto confirmó en parte esta situación al introducir algunas sutilezas teológicas para distinguir iglesias de comunidades eclesiales. Afortunadamente, el papa Francisco, ha dado un giro de timón el movimiento ecuménico, sus nombramientos, sus acciones y declaraciones así lo confirman
| Carlos López Lozano. Obispo anglicano de Madrid de la Iglesia Española Reformada Episcopal (Comunión Anglicana)
La semana de oración por la unidad de los cristianos, se celebra tradicionalmente entre el 18 y 25 de enero, desde la fiesta de la confesión de San Pedro a la de la conversión de San Pablo. Para preparar esta celebración anual, las asociaciones ecuménicas de una región determinada del Mundo son invitadas cada año a elaborar un texto litúrgico con base en un tema bíblico. A continuación, un equipo internacional de editores formado por representantes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la Iglesia Católica Romana pule el texto para asegurarse de que puede ser utilizado como oración ecuménica en todo el mundo y de que está relacionado con la búsqueda de la unidad visible de la Iglesia.
El lema de este año, tomado de la profecía de Isaías: «Haz el bien; busca la justicia» (Is. 1:17) lo ha escogido el Consejo de Iglesias de Minnesota (EEUU). Las reflexiones contenidas en los materiales de este año, exploran la cuestión de cómo aprender a hacer el bien conlleva la decisión de emprender un proceso de autorreflexión. La Semana de oración se presenta como la ocasión perfecta para que la comunidad cristiana reconozca que las divisiones entre nuestras iglesias y confesiones no pueden desvincularse de las divisiones dentro de la familia humana en general. La introducción señala que orar juntos por la unidad cristiana nos permite reflexionar sobre lo que nos une y comprometernos a hacer frente a la opresión y la división que existen en la humanidad: “La unidad cristiana debe ser signo y antesala de la unidad reconciliada de toda la creación. Como personas cristianas, debemos estar dispuestas a desbaratar los sistemas de opresión y abogar por la justicia”.
La forma de celebrar este octavario por la unidad depende mucho de las circunstancias locales. En algunos países la pluralidad dentro del cristianismo es mayor que en otros, en las ciudades mas pobladas y con mucha emigración existen multitud de Iglesias que alternan cada día de la semana las celebraciones en las distintas comunidades. Un ejemplo de ello es Barcelona o Madrid; en esta ultima ciudad, organizada por un comité ecuménico en el que tienen representación la mayoría de las confesiones cristianas se puede participar de celebraciones muy diversas.
En Madrid, este año, la semana comienza en la Catedral Anglicana y termina la Catedral Católica Romana de La Almudena. Durante ocho días, los fieles cristianos podrán participar también en celebraciones de las iglesias ortodoxas y protestantes, así como en varias parroquias católicas con gran tradición ecuménica. Otras celebraciones ecuménicas incluyen un encuentro de coros de las diferentes confesiones cristianas, un encuentro ecuménico de jóvenes y varias jornadas de reflexión teológica, como la que se celebrará en el Seminario Conciliar de Madrid el jueves 19 de enero. Es de destacar, la gran sensibilidad ecuménica del arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro, quien ha venido participado cada año, en la semana, desde que tomó posesión de su cargo, presidiendo o predicando en alguna de las celebraciones anuales.
En una gran parte de España, en ciudades pequeñas, en áreas rurales, donde apenas hay presencia de otras confesiones cristianas, las celebraciones ecuménicas se reducen muchas veces a un encuentro de oración durante la semana en algún convento con sensibilidad ecuménica, presidida por el obispo local.
Aunque desde finales del siglo XIX, habían existido en Estados Unidos e Inglaterra algunos precedentes de la semana de oración por la unidad de los cristianos, no sería hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y la creación del Consejo Mundial de Iglesias en 1948 cuando esta semana de oración empezaría a generalizarse, pero el Concilio Vaticano II fue quien universalizó de forma oficial las celebraciones a partir de 1966.
El decreto sobre ecumenismo del Concilio Vaticano II “Unitatis redintegratio” fue el espaldarazo necesario para incrementar los esfuerzos ecuménicos que venían realizándose, por las iglesias de La Reforma, desde el final de la Segunda Guerra Mundial. A ojos de la mayoría de las otras confesiones cristianas, este decreto, no se ha desarrollado plenamente. El pontificado de Juan Pablo II supuso un largo periodo de enfriamiento en las relaciones ecuménicas. El pontificado de Benedicto confirmó en parte esta situación al introducir algunas sutilezas teológicas para distinguir iglesias de comunidades eclesiales. Afortunadamente, el papa Francisco, ha dado un giro de timón el movimiento ecuménico, sus nombramientos, sus acciones y declaraciones así lo confirman.
Un ejemplo claro, fue su participación en la celebración del 500 aniversario del inicio de La Reforma protestante en la Catedral Luterana de Lund en Suecia el día 31 de octubre de 2017; fue ahí donde el Papa Francisco expuso su programa ecuménico y declaro sus intenciones de trabajar plenamente por la unidad de los cristianos.
Este año, el octavario por la unidad se presenta como una nueva oportunidad para que los cristianos de todo el mundo puedan orar juntos y trabajar por la unidad visible de la Iglesia.