Un nuevo feminismo, con esperanza y plenitud
El Papa Francisco durante sus diez años de Pontificado ha sido el mejor y más importante defensor de las mujeres
| Alejandra Segura es Doctora en Derecho, con Masters en Derecho internacional de los derechos humanos y derecho comparativo de las mujeres. Se ha desempeñado como asesora de diferentes organizaciones y organismos internacionales y no gubernamentales. Fundadora de la Fundación Cre-Ser; Consejera de América Latina y el Caribe de la Universidad de Notre Dame de Estados Unidos; Presidenta de la Red de Mujeres Líderes Católicas e integrante del Consejo Directivo Internacional de la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos
Como católicas, nos alegramos puesto que hace precisamente diez años, ¡Jorge Bergoglio se convirtió en Papa Francisco! Sus innumerables alocuciones enaltecedoras de la mujer a lo largo y lo ancho del planeta han permitido visibilizar con agudeza inusual tanto las temáticas como las problemáticas que enfrentan a diario las mujeres alrededor del mundo.
Para este “pastor”, la MUJER, sin distinciones de razas, culturas, credos, está anclada en lo más profundo de su corazón, defendiendo a las mujeres a capa y espada contra todas las formas de discriminación imaginables, denominándolas “cobarde degradación”.
Podemos afirmar con confianza que el Papa es nuestro “vocero” en los lugares más recónditos de la tierra. Con la valentía que lo caracteriza, ha denunciado las múltiples y variadas formas de maltrato de las mujeres en la sociedad, en las que se convierten en “doblemente pobres” sin poder defender sus derechos más inalienables. Ha demostrado una especial sensibilidad con relación a las manifestaciones nuevas y viejas de explotación de mujeres reconociendo una larga y afincada historia patriarcal, que llevanhuellas de los excesos de las culturas patriarcales”.
El Papa Francisco ha expresado asimismo con mucho énfasis y repetitivamente, las cualidades propias del “genio femenino”: la resiliencia, la receptividad, la empatía, la solidaridad, la creatividad, la maternidad biológica, espiritual y cultural de la mujer, entre otras. Ha enaltecido con mucho “ruido” las cualidades de liderazgo propias de la mujer. Esto lo ha llevado a enfrentarse cara a cara con el clericalismo dentro de la iglesia y expresar en voz alta que “sí al servicio, pero no a la servidumbre”. Su lucha en este contexto por la mujer ha ido mucho más lejos de discursos y proclamaciones retóricas. Incisivamente y sin descanso, ha nombrado a mujeres en cargos de alta responsabilidad dentro de la curia romana, llegando a afirmar que “las mujeres son más importantes que los obispos”. Siendo la sinodalidad uno de los pilares fundacionales de su pontificado, las mujeres se han convertido en sus mejores aleadas en este “caminar juntos” de la iglesia entera hacia el Reino de Dios.
Podemos concluir con la certeza que el papa Francisco durante sus diez años de Pontificado ha sido el mejor y más importante defensor de las mujeres. Si bien no ha dedicado todavía ningún documento dirigido explícitamente a las mujeres, su fructífera y abundante reflexión sobre las ellas, constituye una base sólida sobre la cual se podrá articular un verdadero feminismo católico e iniciar así una nueva ola feminista, opuesta a consabidas ideologías que no permiten a las mujeres a desarrollarse en plenitud. Y en este camino ha dejado claro que el hombre no es un adversario: todo lo contrario, que en un auténtico feminismo es necesario construir una ética de la relación, un verdadero desafío de nuestros tiempos.
El Papa es “feminista” porque reconoce nuestra dignidad y nuestra igualdad con el hombre respetando nuestras libertades. El papa es “feminista” porque sabe bien que la esperanza de un mundo mejor tiene rostro de MUJER.