Ganar el relato y blanquear la realidad a título póstumo
En tiempos de postverdad la disonancia cognitiva se manifiesta como tensión entre dos «ideas»: la verdad del dato y la ficción interesada del relato, que entran en conflicto al negar una de ellas la realidad.

Leo con estupor teñido de sonrojo la entrevista que en el semanario católico de información Alfa & Omega, hacen al delegado episcopal de enseñanza de la archidiócesis de Madrid, don José Luis Guzón, el 27 de marzo de 2025.
En la entrevista lanza perlas que blanquean nuestra reciente y muchas veces tortuosa historia en la enseñanza de la Religión, y trata de convertir en «verdad» un relato falseado. Lo cierto es que ignora la situación y el devenir real de la situación de este colectivo o, como hemos afirmado, conociéndolo intenta blanquear lo que en conciencia es doloroso. Por ejemplo dice: «Medio siglo después, gracias al empeño de esta delegación, “se ha conquistado un estatuto muy parecido al de profesor funcionario, casi con el mismo sueldo y vacaciones. Y hace poco se consiguieron los días de libre disposición”».
Nada más alejado de la realidad, pues el dato y no el relato es que las delegaciones estaban en contra de cualquier mejora que supusiese cierta autonomía del profesorado de Religión respecto de su control. No querían el contrato indefinido que ganamos por la denuncia de USIT-EP ante la Comisión Europea, o las objeciones de la Conferencia Episcopal Española a una contratación ordinaria, aspirando a la extinción del contrato sin motivación alguna, como demuestra el dictamen del Consejo de Estado al Real Decreto 696/2007, de 1 de junio, por el que se regula la relación laboral de los profesores de religión prevista en la disposición adicional tercera de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, que señala con el siguiente tenor:
«El escrito firmado por el Subsecretario del Ministerio de Educación y Ciencia el 15 de diciembre de 2006, relativo a una versión anterior del proyecto, sostiene que “los representantes de la Conferencia Episcopal Española plantearon objeciones relativas a la no inclusión del Acuerdo del Estado con la Santa Sede de 3 de enero de 1979, entre las fuentes de la relación laboral a regular, a que no se explicite, en el caso de la religión católica, las competencias del Ordinario del lugar en orden a la propuesta del profesorado, a que no se singularice esta relación laboral en virtud de la jurisprudencia del Tribunal Supremo y a la forma en que se prevé regular la extinción del contrato del profesorado de religión católica, entendiéndose que ésta debe ser sin motivación por el episcopado”. Se añade que “como propuesta manifiestan que en el acceso al destino se debería tener en cuenta la propuesta que el Ordinario diocesano realice para cada Colegio y, en particular, el destino pastoral de sacerdotes y religiosos; que se cree una Comisión Paritaria para la aplicación y seguimiento del Real Decreto; así como que en la Comisión de representantes de los profesores y de la Administración, que ha de valorar los criterios de capacidad, mérito e igualdad, debiera integrarse también un representante de la Iglesia".

Tal vez sea necesario recordar que, con anterioridad, en la reunión celebrada entre el Sr. Obispo D. Antonio Dorado, presidente de la Comisión de Enseñanza y Catequesis de la Conferencia Episcopal, con el Sr. Nasarre, a colación del Convenio de 1993, se deja constancia de la posición de la Conferencia Episcopal, ya que «se deben buscar las fórmulas jurídicas necesarias que al ser un Convenio en cumplimiento del Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Español, no tengan lugar la posibilidad de negociaciones de convenio colectivo por este profesorado.»
Respecto a las retribuciones y sus complementos (trienios y sexenios), en Madrid fueron conquistados por USIT-EP en los tribunales de Justicia (STS de 7/6/2012 —trienios— y STS 7/7/2014 —sexenios—), y estos últimos luego se extendieron al resto del Estado. También se refiere a los días de libre disposición como una conquista de la delegación, pero… En este caso, fue otra demanda de USIT-EP que fue desestimada por el TSJ de Madrid, porque después de interponer la misma y antes de la vista oral, la Dirección General de Recursos Humanos citó al resto de sindicatos para que firmaran los mismos permisos y licencias que los funcionarios. La delegación episcopal de enseñanza ni estaba ni se la esperaba. En otro caso que digan cómo han participado en estas conquistas.
Muchos recuerdan las «excomuniones» que lanzaban los malogrados Santiago Martín o María Eugenia Iriarte —con esta última llegué a tener una buena cercanía cuando la cesaron de la delegación de enseñanza de Getafe— cuando reivindicábamos nuestros derechos como trabajadores. Don Fidel Herráez, que fuera delegado de enseñanza y en aquellos tiempos obispo auxiliar de Madrid, llegó a llamar «chusqueros» (sic) a quienes propugnaban por un sueldo digno más allá de las «gratificaciones» de la delegación en educación infantil y primaria.

Luego, sabiéndose desbordado de elocuente fantasía, el delegado intenta parecer un poco más comedido, sin conseguirlo, para decir sobre los profesores de Religión «Es el triunfo de su propio esfuerzo y dedicación, les reconoce Guzón, quien señala que para esto ha habido lucha y los sindicatos han dignificado la profesión. A lo que ha ayudado la formación que imparte la delegación.»
¿Lucha? diga de quién y en qué se ha materializado; ¿Sindicatos? diga cuál o cuáles; ¿Formación de la delegación? sobre qué… En fin.
Por último dice que «Otro objetivo es lograr un horario más racional en segundo de Bachillerato, donde Religión «se coloca a primera o séptima hora, a veces cuando ya no está ni el bedel», señala José Luis Guzón. Considera que designar esa franja por defecto es un incentivo perverso para hacer pellas, saltarse la clase para estudiar precisamente en ese curso donde la selectividad intimida tanto o, en el mejor de los casos, seguir la lección somnoliento.»
Pero en la contestación a la demanda interpuesta por USIT-EP sobre el Real Decreto 243/2022, de 5 de abril, por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas del Bachillerato, respecto a una alternativa obligatoria a la asignatura de religión en el Bachillerato, que impediría el «incentivo perverso para hacer pellas», en la página 22 de la misma, la abogacía del estado afirma:

«Esas diferencias de redacción (respecto a primaria y ESO) apuntan, precisamente, a la ausencia de la debida atención educativa en la disposición relativa a la enseñanza de la religión en el Bachillerato. Sin embargo, la MAIN hace constar que no se acepta esa observación del Consejo de Estado porque el texto ha sido previamente pactado con los representantes de la jerarquía eclesiástica.»
Como puede comprobarse, y sin entrar en grandes disquisiciones, no es sostenible lo que afirma el flamante delegado de enseñanza de la archidiócesis de Madrid, siendo verdad que nuestra situación socio laboral ha mejorado en las últimas décadas pero, por desgracia, no debido al «empeño» de esa delegación o de otras, ni tampoco de sus sindicatos afines y domesticados.
PD. Si alguna foto tiene derechos de autor que me lo comunique y la quitaré de inmediato.