El debate sobre ‘Fiducia suplicans’ llega a la parroquia de Santa Anna de Barcelona “El mundo va 200 años por delante de la Iglesia y las personas homosexuales ya no necesitan nuestra bendición”

Toni Pou, Enric Vilà, Lucía Montobbio y Peio Sánchez. | Parroquia de Santa Ana
Toni Pou, Enric Vilà, Lucía Montobbio y Peio Sánchez. | Parroquia de Santa Ana

Enric Vilà: “Para algunos, las bendiciones a parejas homosexuales son un primer paso en el camino de la igualdad. Para otros, son una medida totalmente insuficiente”

Peio Sánchez: “Las críticas a Fiducia supplicans no responden a una cuestión de doctrina sino de poder”

Toni Pou: "Bendecir es mostrar benevolencia y protección sobre las personas para que logren la paz y la plenitud"

(Agència Flama) - Si se bendicen habitualmente personas, animales, lugares y objetos de todo tipo, ¿qué problema hay con la bendición de las parejas homosexuales? Esta fue una de las incoherencias de la Iglesia católica señaladas por Enric Vilà, representante de la Asociación cristiana de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Cataluña (ACGIL), en la mesa redonda celebrada el pasado miércoles en la parroquia de Santa Ana alrededor del documento Fiducia supplicans, con el que la Iglesia ha abierto la puerta a la posibilidad de bendecir parejas en situación entre personas divorciadas o del mismo sexo.

Moderado por la periodista y mediadora Lucía Montobbio, el debate se pudo llevar a cabo a pesar de que por los organizadores (el Grup Sant Jordi y la Lliga Espiritual) no resultó fácil encontrar personas dispuestas a hablar abiertamente de un documento que, desde que fue publicado el pasado 18 de diciembre, ha suscitado en el seno de la Iglesia numerosas reacciones a favor y en contra. Así, superadas las dificultades iniciales, el debate acabó contando, además de la de Enric Vilà, con las ponencias de Peio Sánchez, rector de la parroquia de Santa Anna, y de Antoni Pou, monje de Montserrat y biblista.

“Este encuentro va más allá de Fiducia supplicans y quiere ser un altavoz del mensaje y estilo del Papa en su voluntad de acoger todo el mundo“, afirmó Toni Pou. En este sentido, el religioso benedictino remarcó la importancia que puede tener en la salud física y psíquica de las personas el hecho de ser bendecidas o no, puesto que bendecir, tal como aseguró, es “mostrar benevolencia, protección, intervención sobre las personas para que puedan lograr la paz y la vida en plenitud”.

Bendiciones que traspasan fronteras


En su intervención, Pou profundizó en el sentido de las bendiciones a partir de la Biblia, centrándose en las bendiciones transversales, es decir, las que se dan entre las personas. “Las bendiciones traspasan fronteras étnicas y religiosas y muestran benevolencia que piden la protección de Dios las unas por las otras”, explicó el monje de Montserrat, recordando que "el profeta Abraham bendecía aquello que Dios quería a pesar de no estar dentro de sus planes".

En relación con el Nuevo Testamento, el monje de Montserrat recordó como Jesús imponía las manos a los niños en "una especie de bendición", a pesar de que los pequeños, en aquella época, eran grandes ignorados en la sociedad. “Jesús también bendecía los panes y los pescados antes de multiplicarlos.”, dijo el biblista, que también recordó las innumerables bendiciones que hacía san Pablo en sus cartas, o las exhortaciones que hacía Jesús en las bienaventuranzas en el Evangelio de Lucas, a amar a los enemigos o a no juzgar al prójimo. “¿Cómo se puede, pues, negar una bendición a quien la pide?”, preguntó Pozo.

“Está en juego el modelo de Iglesia”


Por su parte, Peio Sánchez dedicó su intervención a explicar el contenido, la intención, los antecedentes y el contexto en que tendrá que ser aplicado Fiducia supplicans. El rector de Santa Anna recordó que el texto “mantiene firme la doctrina tradicional de la Iglesia sobro del matrimonio”, que solo lo entiende como la celebración entre un hombre y una mujer y abierto a la procreación. Aun así, Sánchez advirtió que el documento ha surgido como respuesta a las dudas expresadas anteriormente al Papa por cardenales como Burke o Brandmuller, que mostraron su preocupación por una eventual “derogación del principio del matrimonio y la moral sexual” aceptante como posibles “situaciones objetivamente pecaminosas”.

Recuperando palabras recientes del Papa en una entrevista a La Stampa, Sánchez alertó que no se tiene que perder de vista la caridad pastoral que define la actitud de la Iglesia hacia las personas. “En este debate no está en juego la bendición sino el tipo de Iglesia que queremos ser. La misericordia nos tiene que llevar a impartir bendiciones a todo el mundo, puesto que, si todos somos pecadores, ¿por qué no todos somos dignos de recibir la bendición?”

En cuanto a las críticas suscitadas por Fiducia supplicans, el cura vasco distinguió entre dos tipos. Por un lado, las que tienen un contenido teológico y han expresado ciertos cardenales opositores de Bergoglio que ven en este texto un “salto doctrinal” y una “ruptura con la revelación recibida”. En una otro nivel quedan los recelos expuestos por los obispos africanos, que han acordado con el mismo papa Francisco no realizar bendiciones a parejas homosexuales, puesto que en el contexto de la África esta actuación estaría en confrontación con la ethos cultural de la mayoría de los países del continente, en muchos de los cuales la homosexualidad es castigada por la ley.

En definitiva, en opinión de Sánchez, el debate en torno a Fiducia supplicans revela que en el fondo no se trata de una cuestión de doctrina sino de poder. “En la Iglesia hay pequeños grupos ideológicos que, si bien no consiguen que sus ideas triunfen porque se pelean entre ellos, influyen en los otros de tal manera que tengan miedo a dar ciertas pasas. Por eso, la estrategia de intervención del Papa es avanzar con discernimiento pastoral y de manera sinodal”, reflexionó Sánchez.

Reacciones del colectivo LGTBIQ+


La última ponencia fue la de Enric Vilà, que elogió la valentía del recordado obispo auxiliar de Barcelona, Joan Carrera, que en 1998 tuvo “el coraje” de acoger los miembros de la entonces recientemente creada Asociación cristiana de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Cataluña. “Carrera fue profético al decir que con los gays y lesbianas la Iglesia tenía que hacer el esfuerzo de ir más allá de la lástima para aceptar y tenerlos en cuenta como colectivo de pleno derecho”, señaló Villano.

El también teólogo y miembro del Foro Europeo de Grupos Cristianos LGTBI basó su intervención en explicar la recepción de Fiducia supplicans en el seno del movimiento que representa. En este sentido, habló de aquellos que consideran que el documento es “un primer paso en el camino de la igualdad” y valoran la ampliación de la doctrina de las bendiciones, que, “por primera vez, se pueden impartir a parejas”.

En este grupo también se valora positivamente, según Vilà, la salvaguardia de la posición de los curas implícita en el texto. “Esta decisión —detalló— responde a unos requerimientos pastorales. Un buen pastor, como recuerda el Papa, tiene que llegar a la gente de las periferias”. Villano también hizo notar, en este punto, la decisión del cardenal Mauro Gambetti, de ofrecer la basílica de San Pedro para bendiciones a parejas homosexuales. “Son bendiciones de 10 o 15, pero la foto queda”, destacó.


Un paso “mejorable e insuficiente”


Por otro lado, Vilà explicó la posición de aquellos que piensan que esta profundización en el sentido de las bendiciones es “mejorable e insuficiente”, puesto que no solo no implica ningún cambio en la doctrina del matrimonio sino que cierra las puertas del sacramento a las personas homosexuales. “Esto hace que haya católicos de primera y de segunda categoría, a pesar de que, teológicamente, todos somos iguales en el sentido que hemos recibido la condición del bautismo”, advirtió.

Después de apuntar que estos últimos pasos del papa Francisco se inspiran en buena parte en los adelantos de la Iglesia alemana, que en medio de su propio camino sinodal empezó a impartir bendiciones a parejas homosexuales hace tres años, Villano resaltó que, en el contexto actual, el pontífice argentino es un “centinela de la unidad de la Iglesia” que trabaja para evitar el cisma.

A pesar de reconocer los adelantos promovidos por Francesc en materia LGTBI en los últimos tiempos, Vilà recalcó que el colectivo vive con "exasperación" la lentitud de la Iglesia a la hora de implementar los cambios. “Nosotros no veremos la aprobación del matrimonio entre personas homosexuales cuando todo esto se normalice en la Iglesia”, lamentó Vilà en una afirmación en sintonía con el que dijo, durante el coloquio posterior un presbítero de la diócesis de Barcelona: “El mundo va 200 años por delante de la Iglesia. Ahora las parejas homosexuales no necesitan nuestra bendición porque ya saben cómo hablar con Dios y pedir su misericordia. No nos necesitan”.

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