Propaganda y manipulación Manos consagradas y manos que ayudan en silenciio
"Manipula que algo queda"
Estoy viendo, últimamente, con mucha frecuencia, una imagen en internet, que recibe muchos "me gusta", (Likes, dicen los progres) en la que aparecen unas manos con un texto que afirma: "Son más sagradas la manos que ayudan que las que rezan". Una absurda e ideologizada manipulación en todos los sentidos porque da a entender que las manos que rezan no ayudan y las manos que ayudan no rezan. En el fondo, es una descalificación disimulada contra la iglesia y los consagrados. Es una burda táctica en la que solo caen los ignorantes que, por desgracia, no faltan en nuestra sociedad con un porcentaje tan alto de fracaso escolar y de tan poco amor a la cultura. Hoy muy poca gente lee libros de interés y muchos, por el contrario, se informan solo de Internet y se entretienen con las redes sociales donde tantos contenidos son falsos, interesados e idelogizantes. Hoy el abandono escolar en España está en casi 5 puntos por encima de la Unión Europea. Y es que no hay peor mentira que las verdades a medias, manipuladas, tergiversadas y manipuladas de manera vergonzante.
¿Pero qué podemos esperar de quienes solamente ven "Gran Hermano" y sus fuentes de información son únicamente las Redes sociales? En el fondo, estas frases aparentemente "ingenuas" pretenden lograr una conducta determinada en las personas: que no valoren las manos consagradas. A esto se le llama manipulación o control de conductas. Si nos acercamos a las palabras del capítulo 25 de san Mateo -algo que no harán nunca estos profesionales de la manipulación- verán que las exigencias de unas manos consagradas son: dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, consolar y redimir al cautivo... y de una manera donde tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha. En definitiva, "manos consagradas que ayudan sin notoriedad". Esto es lo que yo he visto en mi larga experiencia de vida: Que la manos que rezan son las que más ayudan a la hora de la verdad. Un ejemplo son los miles de misioneros y misioneras que la Iglesia española tiene en el mundo entero y que son los mejores embajadores de nuestro país. ¿Por qué, entonces, establecer estas dicotomías antagónicas e irreconciliables entre manos consagradas y manos que ayudan? Porque interesa ideológicamente. Es verdad que no faltan quienes ayudan para lograr una buena imagen y ocupar titulares y pantallas de televisión ocultando en realidad lo que otros miles hacen desde el silencio y la humildad. En eso le va su recompensa. La historia del Evangelio y de la Iglesia están llenas de fariseos que alargan la filacterias del manto y les gusta que los llamen maestros. Son los "vedettes de nuestros días. Y ahí tienen su recompensa.
No faltan quienes tratan de manipular y cambiar actitudes. Lo grave es que no siempre somos capaces de detectar estas manipulaciones porque las reflexionamos poco o las damos por válidas sin una actitud crítica por nuestra parte. Otro ejemplo manipulador tremendo es esa frase que ya se escucha por todos sitos y damos por verdadera: "Yo con mi cuerpo hago lo que quiero". Decir esto, sin ruborizarse es de una frivolidad que raya la necedad absoluta. ¿Cómo vas a hacer con tu cuerpo lo que te plazca? Eso justificaría la drogadicción, la prostitución, el alcoholismo y todas las dependencias y salvajadas a las que se somete el cuerpo con todas las enfermedades y males sociales que esto acarrea. No se puede ir en la cabeza de una manifestación gritando con histeria: "con mi cuerpo hago lo que quiero". Es algo tan manipulador que solo merece el asco y el rechazo más absoluto de una sociedad culta y avanzada. Y no solo no es falta de respeto a la libertad de expresión sino que es respeto a la libertad humana en general que merece toda sociedad con la cabeza bien amueblada. A mí no me la dan con queso.