Taltavulll, no ceja en su empeño inmobiliario en Mallorca.
Es curioso cómo el obispo Taltavull, que llegó, presuntamente, para poner en orden la diócesis de Mallorca, colocada en entredicho por el obispo Salinas, no sólo no la ha puesto en orden sino que la está poniendo en el disparadero judicial con sus actitudes intolerantes y dictatoriales. Por el “El Diario de Mallorca” hemos llegado a saber la resolución de la Audiencia de Palma acerca de la inmatriculación de las murallas de Artá que el obispado había hecho a su favor. ¡Unas murallas del pueblo! Un caso muy parecido al del convento de las Jerónimas de Palma, que ya he comentado en varias ocasiones en este blog, y sigue sin resolverse.
Cree el obispo que, sólo por serlo, tiene derechos divinos para apropiarse del convento jerónimo de Mallorca y, con esas pretensiones, se ha dirigido por telefax a las monjas jerónimas para que le entreguen las llaves del convento y convertirse así en dueño y señor. Imaginaba el obispo que las monjas jerónimas de Mallorca son de esas mujeres dóciles y sometidas; monjitas domesticadas y obedientes, ciegas ante la autoridad episcopal. Pero se ha encontrado con unas monjas que son mujeres de verdad, enhiestas y firmes, que conocen sus derechos y, siendo muy fieles a la iglesia, no están dispuestas a someterse a los caprichos de nadie por muy purpurado que sea. Una cosa es la obediencia religiosa y otra el sometimiento incondicional.
No, no, señor Taltavull, esos tiempos ya han pasado, felizmente. Estamos en tiempos postconciliares, entérese de una vez. Y deje ya de hostigar a las monjas con sus pretensiones inmobiliarias tan impropias de un obispo de nuestros días. La gente no va dando por ahí las llaves de su casa a un obispo porque éste se las pida. Todo eso habrá que decidirlo en los tribunales por su negativa obsesión a dialogar con las monjas y aceptar la realidad evidente a todas las luces para la mayoría de las personas de Palma, autoridades incluidas, excepto para usted. Si ellas han vivido en ese monasterio durante siglos y nadie le había pedido las llaves hasta ahora, no se explica este interés repentino de usted para pedirlas ahora. No haga el ridículo de nuevo.
La Federación de Monjas Jerónimas tiene derecho a conservar su patrimonio y a disponer de él como desee. Y hasta ahora no han pensado nunca destinar su patrimonio a nada que no sea el fin que siempre tuvo. Nos tememos que esos deseos son precisamente los que tienen aquellos que no han vivido en ese monasterio y sólo lo contemplan desde fuera como un monumento bien situado en el centro de la ciudad, con vistas al mar y muchas posibilidades inmobiliarias.
En uno de mis comentarios anteriores, en este blog, le decía textualmente:
“Parece que hasta ha inmatriculado las murallas de Artá. ¡Unas murallas! Ya ha aparecido la noticia en los periódicos: “El Ajuntament de Artà demanda a la parroquia por la titularidad de las murallas de Sant Salvador”¿Hasta dónde llega la voracidad de inmatriculación del obispado de Palma que Taltavull no ha solucionado?
Pues, efectivamente, el ayuntamiento presentó la correspondiente denuncia contra esta inmatriculación y ahora acaba de salir la sentencia contraria al obispo. La audiencia de Palma declara que las murallas y patios de Sant Salvador pertenecen al ayuntamiento de Artá; esto no afecta al edificio de la iglesia y al edifico “Cas Donat”, ya que no se han discutido que sean propiedad de la iglesia.
El pueblo de Artá contra el obispo Taltavull y la Audiencia superior de Palma, da la razón al pueblo. Esto resulta, cuanto menos, ridículo y, desde luego, muy poco evangélico.
Además, el tribunal declara nula y sin valor la inscripción registral de la finca de Artá a favor de la parroquia porque incluye indebidamente la propiedad del Consistorio de Artá.
Esperamos que esta sentencia sirva para que el obispo y su abogado, Zaforteza, mediten sobre la misma y recuperen la capacidad de diálogo y de comprensión que no han demostrado hasta ahora. Es verdad que este tema es heredado del obispo Salinas, pero también es verdad que Taltavull fue con plenos poderes para tomar decisiones al respecto y solucionar, de una vez por todas, este tema tan vergonzoso para la iglesia de Palma. Ya dice el sabio refrán: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
Como el caso del convento de las Jerónimas es muy parecido porque nunca perteneció tampoco al obispado sino a las jerónimas que lo han habitado durante siglos, sería bueno recuperar la cordura y solucionar este tema cuanto antes, no sea que de nuevo el ridículo golpee la cara del obispo y su abogado y, lo que es peor, deje en mal lugar a la iglesia ante sus fieles y detractores.
Cree el obispo que, sólo por serlo, tiene derechos divinos para apropiarse del convento jerónimo de Mallorca y, con esas pretensiones, se ha dirigido por telefax a las monjas jerónimas para que le entreguen las llaves del convento y convertirse así en dueño y señor. Imaginaba el obispo que las monjas jerónimas de Mallorca son de esas mujeres dóciles y sometidas; monjitas domesticadas y obedientes, ciegas ante la autoridad episcopal. Pero se ha encontrado con unas monjas que son mujeres de verdad, enhiestas y firmes, que conocen sus derechos y, siendo muy fieles a la iglesia, no están dispuestas a someterse a los caprichos de nadie por muy purpurado que sea. Una cosa es la obediencia religiosa y otra el sometimiento incondicional.
No, no, señor Taltavull, esos tiempos ya han pasado, felizmente. Estamos en tiempos postconciliares, entérese de una vez. Y deje ya de hostigar a las monjas con sus pretensiones inmobiliarias tan impropias de un obispo de nuestros días. La gente no va dando por ahí las llaves de su casa a un obispo porque éste se las pida. Todo eso habrá que decidirlo en los tribunales por su negativa obsesión a dialogar con las monjas y aceptar la realidad evidente a todas las luces para la mayoría de las personas de Palma, autoridades incluidas, excepto para usted. Si ellas han vivido en ese monasterio durante siglos y nadie le había pedido las llaves hasta ahora, no se explica este interés repentino de usted para pedirlas ahora. No haga el ridículo de nuevo.
La Federación de Monjas Jerónimas tiene derecho a conservar su patrimonio y a disponer de él como desee. Y hasta ahora no han pensado nunca destinar su patrimonio a nada que no sea el fin que siempre tuvo. Nos tememos que esos deseos son precisamente los que tienen aquellos que no han vivido en ese monasterio y sólo lo contemplan desde fuera como un monumento bien situado en el centro de la ciudad, con vistas al mar y muchas posibilidades inmobiliarias.
En uno de mis comentarios anteriores, en este blog, le decía textualmente:
“Parece que hasta ha inmatriculado las murallas de Artá. ¡Unas murallas! Ya ha aparecido la noticia en los periódicos: “El Ajuntament de Artà demanda a la parroquia por la titularidad de las murallas de Sant Salvador”¿Hasta dónde llega la voracidad de inmatriculación del obispado de Palma que Taltavull no ha solucionado?
Pues, efectivamente, el ayuntamiento presentó la correspondiente denuncia contra esta inmatriculación y ahora acaba de salir la sentencia contraria al obispo. La audiencia de Palma declara que las murallas y patios de Sant Salvador pertenecen al ayuntamiento de Artá; esto no afecta al edificio de la iglesia y al edifico “Cas Donat”, ya que no se han discutido que sean propiedad de la iglesia.
El pueblo de Artá contra el obispo Taltavull y la Audiencia superior de Palma, da la razón al pueblo. Esto resulta, cuanto menos, ridículo y, desde luego, muy poco evangélico.
Además, el tribunal declara nula y sin valor la inscripción registral de la finca de Artá a favor de la parroquia porque incluye indebidamente la propiedad del Consistorio de Artá.
Esperamos que esta sentencia sirva para que el obispo y su abogado, Zaforteza, mediten sobre la misma y recuperen la capacidad de diálogo y de comprensión que no han demostrado hasta ahora. Es verdad que este tema es heredado del obispo Salinas, pero también es verdad que Taltavull fue con plenos poderes para tomar decisiones al respecto y solucionar, de una vez por todas, este tema tan vergonzoso para la iglesia de Palma. Ya dice el sabio refrán: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
Como el caso del convento de las Jerónimas es muy parecido porque nunca perteneció tampoco al obispado sino a las jerónimas que lo han habitado durante siglos, sería bueno recuperar la cordura y solucionar este tema cuanto antes, no sea que de nuevo el ridículo golpee la cara del obispo y su abogado y, lo que es peor, deje en mal lugar a la iglesia ante sus fieles y detractores.