"El sacerdocio no es un poder y, cuando lo es, entramos en una dinámica de fuerzas y de luchas que nos aleja de Evangelio" El clericalismo, ese flagelo
"El clericalismo, llevado a su extremo está en el origen de muchos abusos de todo tipo, incluidos los sexuales, que han azotado a la iglesia de manera inmisericorde y de los que tardaremos mucho tiempo en recuperarnos"
"Este clericalismo de algunos sacerdotes ha llevado a que tengamos hoy en España algunos obispos bastante imprudentes porque piensan que la mitra le concede un poder y una sabiduría especiales. Y me temo que un torpe con mitra es un torpe más peligroso aún que sin ella"
En los últimos tiempos, el papa Francisco está hablando con mucha frecuencia del clericalismo y diciendo sobre él duras palabras que han de hacernos reflexionar. No lo dice por capricho o esnobismo como algunos insinúan, sino porque, en realidad, es uno de los grandes males que azota a nuestra iglesia y que está causando muchos y grandes males en ella. Se habla ya de que muy pronto los católicos españoles serán solo el cuatro por ciento de manera evidente.
Este dato es algo que no me preocupa en demasía. Hace tiempo que vengo pensando y diciendo que, tal vez, sea necesario comenzar de nuevo, como en el Lago de Galilea, con poca gente, comunidades muy reducidas, pero en actitud de búsqueda y deseos de cultivar una honda experiencia de Dios, con buenas dosis de formación humana y bíblica. Las grandes masas y asambleas creyentes de cumplimiento de misa dominical de precepto se están mostrando, cada vez más, como ineficaces a la hora de vivir y transmitir la fe. Da la impresión, y cada día lo noto con más fuerza, que estamos ofreciendo sacramentos sin Cristo, o sea sin experiencia real de lo que un sacramento significa: bodas para la galería, matrimonios que duran cuatro días, bautizos sin compromiso, confirmaciones para poder ser padrinos en el futuro, si llega la ocasión, unciones, cada día menos para no impresionar al enfermo, pero sin decisión personal de vivir y amar la fe y hacer del Evangelio un programa de vida. Confesiones, escasas y, además, desacreditadas. La gente ahora se “confiesa directamente con Dios”
Pero… ¿Qué es el clericalismo?
Es una especie de “virus”, alimentado desde el seminario menor –He sido formador en un seminario diocesano durante doce años- donde a los chicos se les educa para ser autoridad en la iglesia, no tanto para ser servidores en la iglesia. Y esto se nota a la legua en muchos párrocos que han hecho de su parroquia un cortijo donde ellos hacen y deshacen a su antojo, muchas veces sin Consejos Parroquiales en activo que les orienten y donde los laicos solo son monaguillos en el sentido más despectivo de la palabra. Sacerdotes que imponen más que proponen, que sacan el genio de la frustración en no pocas ocasiones y lanzan broncas descomunales que echan a la gente de la iglesia y alejan a los jóvenes para siempre. Esto es así como lo digo porque yo mismo lo he visto en no pocas ocasiones.
No hace mucho tiempo me encontré con un sacerdote muy mayor, en una parroquia –su parroquia- lejos de la mía. Donde acudí para una boda, que lo primero que hizo fue darme todas las instrucciones de lo que podía y lo que no se podía en la misa, como si yo fuera un sacerdote que no sé de qué va la cosa o un seminarista que está aprendiendo todavía. Lo curioso es que luego me enteré de que es un hombre muy culto con varios doctorados y eso me hizo pensar que el buen pastor no es el que sabe mucho sino el que se acerca mucho. Así he entendido lo del “olor a oveja” del papa Francisco.
El sacerdocio no es un poder y, cuando lo es, entramos en una dinámica de fuerzas y de luchas que nos aleja de Evangelio. “No será así entre vosotros”. Otra característica del sacerdocio ministerial ha de ser la gratuidad. Habrá que conjugar cómo lograr el sostenimiento de las iglesias y sus actividades con la necesaria gratuidad de los servicios sacramentales, pero en ningún caso poniendo precio a los sacramentos. No hay testimonio más pobre que el que da un sacerdote rico o con ganas de serlo. El sacerdote ha de ser más para dar que para recibir. Y he notado que allí donde un sacerdote da mucho, recibe mucho. Y donde se nota un cierto interés por el dinero –y se nota enseguida- cada vez se recibe menos.
Otro gran mal del clericalismo es creer que todo lo sabe. Tiene todas las respuestas a todo y no necesita aprender nada de nadie.
El clericalismo, llevado a su extremo está en el origen de muchos abusos de todo tipo, incluidos los sexuales, que han azotado a la iglesia de manera inmisericorde y de los que tardaremos mucho tiempo en recuperarnos.
Este clericalismo de algunos sacerdotes ha llevado a que tengamos hoy en España algunos obispos bastante imprudentes porque piensan que la mitra le concede un poder y una sabiduría especiales. Y me temo que un torpe con mitra es un torpe más peligroso aún que sin ella.
Los ejemplos podrían ser innumerables pero no merece la pena entrar en ese lodazal porque lo que yo quería era hablar del clericalismo al que el papa ha calificado, nada más y nada menos, que de “flagelo”. Ahí queda eso. No me extraña que la iglesia preconciliar esté que trina.
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