Su ensayo 'El Corazón de la Materia' sigue latiendo 75 años más tarde En los 70 años del fallecimiento de Teilhard de Chardin

Teilhard de Chardin
Teilhard de Chardin

El 12 de abril de 1955 era Domingo de Resurrección. Pierre Teilhard de Chardin (1981-1955) había manifestado en varias ocasiones que deseaba morir el Domingo de Pascua para converger definitivamente al punto Omega

La memoria del fallecimiento de Teilhard hace 70 años no puede hacernos olvidar que hace 75, en agosto de 1950, escribe en el silencio de la casa familiar de Orcines, donde nació el 1 de mayo de 1881, uno de sus últimos ensayos: Le Coeur de la Matière

El 12 de abril de 1955 era Domingo de Resurrección. Pierre Teilhard de Chardin (1981-1955) había manifestado en varias ocasiones que deseaba morir el Domingo de Pascua para converger definitivamente al punto Omega. La memoria del fallecimiento de Teilhard hace 70 años no puede hacernos olvidar que hace 75, en agosto de 1950, escribe en el silencio de la casa familiar de Orcines, donde nació el 1 de mayo de 1881, uno de sus últimos ensayos: Le Coeur de la Matière.

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El tomo XIII de la edición francesa de los ensayos filosóficos y teológicos de Pierre Teilhard de Chardin (bajo el título general de La Coeur de la Matière) no había sido traducido al castellano hasta el 2002. En este artículo se sintetizan las líneas de fondo del ensayo autobiográfico (escrito en 1950, hace setenta y cinco años), que da nombre al volumen: El Corazón de la Materia. Este ensayo (que suele ser poco valorado en España, al no haber sido traducido hasta 2002), se sitúa aquí dentro de la obra general teilhardiana.

Este texto, escrito cinco años antes del fallecimiento de Teilhard, revela un avance en la maduración de su pensamiento. Es breve pero denso, y es fundamental para entender el pensamiento teológico, espiritual y místico del Teilhard anciano. El Corazón de la Materia está impregnado de referencias autobiográficas e introspectivas que resumen, cerca ya de su muerte, la experiencia interior del autor.

Libro 'El corazón de la materia', de Teilhard de Chardin
Libro 'El corazón de la materia', de Teilhard de Chardin

Las llamadas Obras Completas de Teilhard fueron editadas en Francia en XIII tomos después de su muerte y han sido casi totalmente traducidas al castellano. Se trata de ensayos de tipo filosófico, teológico y espiritual, casi todos inéditos, al serle prohibido su publicación.

En ellas, Teilhard se centró en la evolución cósmica en el tiempo intentando, a partir de los datos aportados por las ciencias de la Tierra y las ciencias de la Vida, una síntesis entre ciencia, filosofía, teología y mística. Su filosofía/teología es así una proyección del sentido del ser humano en el mundo que, desde el futuro, ilumina el pasado. Dios, el mundo, la materia, la socialización, la esperanza, lo humano se amalgaman en una unidad fascinante.

En el año 1950, cinco años antes de su fallecimiento en Nueva York, Teilhard redacta un escrito sorprendente de tipo autobiográfico que titula El Corazón de la Materia. El fondo de este ensayo se condensa en esta frase del propio autor: “este año de 1950 culmina la evolución de mi visión interior”.

Teilhard de Chardin
Teilhard de Chardin

Teilhard cuenta ya 69 años. Antes se dedicó –nos parece- a poner unos rayos de luz, a modo de ráfagas de linterna, sobre la ingente realidad del pasado del hombre y por extensión del mundo y del cosmos. Desde la Ciencia, desde la Fe comprometida, desde cualquier parte del mundo.

Experiencias de infancia y maduración del pensamiento

Dos aspectos convienen resaltar en una primera lectura de El Corazón de la Materia. Por un lado, la insistencia que pone Teilhard en sus experiencias de infancia, tanto a la influencia espiritual de su madre como al despertar a la Naturaleza. Éste se realiza gracias al coleccionismo de fósiles, animales, vegetales y rocas volcánicas que hacían sus familiares, y que suscitó en él la temprana vocación a lo que se llamaba en los manuales escolares Historia Natural.

Por otra parte, en El Corazón de la Materia resalta el extenso uso por parte de Teilhard del lexema “génesis” en la elaboración de múltiples conceptos que no cesa de utilizar en sus más importantes obras: cosmogénesis, biogénesis, noogénesis, antropogénesis, ortogénesis, cristogénesis, etc. Esto muestra su empeño y esfuerzo científico por explicar esas diversas “génesis” u orígenes de cada cosa. Una lectura atenta, 70 años más tarde, de El Corazón de la Materia de Pierre Teilhard de Chardin, nos permite percibir que los latidos de ese corazón maduro siguen latiendo. Pese a que Teilhard en esa época había padecido algunas crisis cardíacas, su alma seguía tejiendo hondos sentimientos.

Dónde y cuándo fue escrito

En el mes de agosto de 1950 Teilhard redacta el texto más largo y complejo de este ensayo al que puso como título El Corazón de la Materia. Lo redacta reflexiva y pausadamente en la finca familiar de Les Moulins mientras pasaba unas vacaciones en Francia. Es un momento de plena madurez en nuestro autor. Firma el escrito precisando incluso la fecha: el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María. Se nos antoja que es, una vez más, la devoción mariana la que le dicta el día.

Teilhard
Teilhard

 'El Corazón de la Materia' en la obra teilhardiana

Dentro del amplio conjunto de la obra filosófica y espiritual de Teilhard, ¿qué lugar ocupa El Corazón de la MateriaEn cuanto al tamaño material, es decir, en cuanto al número de páginas, que en rigor serían en torno a 50, podemos calificar esta obra como de tamaño menor.

Si la comparamos con la obra más compacta, larga y pensada, que sería El Fenómeno humano, la obra que glosamos podría pasar por un capítulo y no precisamente el más largo. Si la comparamos -vuelvo a repetir- sólo en cuanto al tamaño material se refiere, con El Medio Divino (175 págs.), la segunda obra de alta divulgación en extensión, El Corazón de la Materia, es menos de un tercio.

No obstante, el momento o circunstancia en que Teilhard escribe es de reflexión pausada, de madurez casi plena, de estancia feliz con familiares y amigos en una Francia que comienza a ser próspera al igual que una Europa que ve alejarse el fantasma de la última guerra y de la locura colectiva que supuso.

Año 1950, son los días de recuperación económica, en una Europa que no quiere mirar al pasado inmediato (años 1930-45 aprox.), época de experimentos sociales fallidos soportados una vez más, sobre todo por el pueblo llano y los que no tuvieron poder de decisión alguna, que, por cierto, fueron la inmensa mayoría.

teilhard
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Pero no sólo nos referimos al año de un continente entero, Europa, sino más bien al año de la vida de una persona que se acerca a su fin biológico con la madurez qe dan los años.

Permítanme que me haga el encontradizo con los pensamientos del autor, si bien basándome en hechos y datos corroborados, para calibrar el momento de felicidad en que se encuentra a la altura del verano de 1950, cuando se lanza a escribir, en  poco tiempo, El Corazón de la Materia. Para ello he de hacer de intérprete de su biografía y retrotraerme a dos momentos bélicos en la vida del autor, así se verá mejor este “instante veraniego” del año 50.

Nuestro autor fue protagonista en “primera línea de fuego” durante la “guerra de trincheras” que fue la del 1914-18. Nos admira a sus lectores comprobar cómo en las trincheras, el joven jesuita hablaba con Dios o Dios se le hacía presente a él, incluso en el “Medio bélico”. Hay anécdotas en sus escritos, además del testimonio repetido que decía que su visión interior más ajustada a la Realidad se fraguó en uno de los frentes de guerra más sangrientos. Para consuelo de no creyentes diré que otros también hacían lo propio en el frente, como el filósofo Ludwig Wittgenstein, que componía y se entretenía en las trincheras con su Tractatus, de Lógica filosófica.

PIERRE TEILHARD DE CHARDIN
PIERRE TEILHARD DE CHARDIN

En cuanto a la experiencia teilhardiana en la II Gran Guerra, el marco vivencial fue totalmente diferente. Se encuentra en China, muy alejado de los centros militares que se enfrentan, si bien informado por el correo de amigos o familiares –supongo-, las noticias radiofónicas, las reuniones con sus hermanos de comunidad, sus compatriotas franceses en la embajada, etc., pero en el “paraíso” que le supuso el trabajo como medio de acercamiento a lo divino y/o a Cristo.

Es por ello, que me imagino a  Pierre Teilhard de Chardin con ánimos para hacer balance de su “visión interior”. Una visión diacrítica, ahora no marcada por cientos de miles de años, sino por la brevedad relativa de una vida dedicada a la Fe y a la Ciencia.

En cuanto al título, hemos de decir que choca un poco al lector actual y mucho más aún hubiera impactado al lector, si este título se hubiera publicado en torno a la fecha que va firmado: 1950. No obstante, Teilhard explica largamente no sólo por qué razones la materia tiene para él un corazón, sino quién personaliza ese corazón “que hace funcionar y evolucionar la materia”, (entrecomillado nuestro) al modo como el corazón de los animales y personas hace funcionar y vivir el cuerpo.

Ese corazón de la materia, lo es de toda materia, no sólo en cuanto a la cantidad, sino sobre todo en cuanto a la calidad de la misma. Si bien, no es lo mismo la materia inerte o mineral que el Espíritu que surge de cierta materia humana, materia que, incluso puede llegar a ser pensante o “productora”, en cierto modo, de Espíritu.

El tema del “corazón” no era algo nuevo en la Espiritualidad del mundo cristiano occidental del siglo XX. Parece ser que fue nada menos que el Padre de la Iglesia de Occidente San Agustín de Hipona, quien primero se refiere al tema del “corazón”.

* Y los Socios de la Asociación de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin (sección española de la red mundial WWT)

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