Levantemos la voz contra esta guerra inhumana Los judíos y el nuevo holocausto
No más despropósitos
Me escribe hace un días una buen amiga catalana, Montse, una misionera laica, junto a su esposo, Ton, para desearme una feliz Pascua y me dice unas palabras muy sencillas pero muy acertadas que me han hecho reflexionar sobre la situación que vivimos ahora en el mundo. Me dice Montse: "... y que haya paz y que la gente que está sufriendo en la guerras tan terribles y los niños que están muriéndose de hambre, que ya pare de una vez porque parece que la gente se vuelto loca, totalmente loca. ¿No saben que Dios nos ha dado la vida para vivirla y ser felices y hacer felices a los demás? Esto que parece tan simple y tan complicado a la misma vez. Es solo un propósito y hay gente para quien esto es solo un despropósito y así va el mundo con los que mandan y sus despropósitos."
Después de leer este mensaje de mi amiga Montse vi en televisión una imagen que me descolocó: Una niña en Gaza, famélica y muriendo de hambre ante la mirada impotente y sufriente de su madre, como una nueva Piedad al lado de la cruz. Esa imagen me recordó los presos esqueléticos de los campos de concentración de los nazis en el tercer Reich, ¿Estamos asistiendo a un nuevo holocausto, pero ahora a manos de los israelitas? ¡Qué paradójico! ¿Cómo es posible que un pueblo que ha sufrido tan terrible holocausto no haya aprendido la lección y ahora lo esté repitiendo con los gazatíes? No lo puedo entender. Es verdad que los pueblos tienen derecho a defenderse de ataques infundados e injustos como ha sido éste del grupo terrorista Hamás. Pero la defensa no puede ser tan desproporcionada y afectar a tanta gente civil, mujeres y niños, escuelas y hospitales, iglesias y mezquitas, y como hemos sabido hoy mismo a a voluntarios que desde una ONG se hacen presentes para ayudar a la gente hambrienta que pueden cubrir sus necesidades mínimas. No hay derecho a esto y la comunidad internacional no puede permanecer pasiva e indiferente ante esta situación. Mi voz no llega lejos pero no quiero callarme.
Me han venido al recuerdo las palabras del profeta Ezequiel:
«Hijo de Adán,
cuando la casa de Israel habitaba en la tierra,
la profanó con su conducta, con sus acciones,
como sangre inmunda fue su proceder ante mí.
Entonces derramé mi cólera sobre ellos,
por la sangre que habían derramado en el país,
por haberlo profanado con sus idolatrías.
Verdaderamente el profeta parece referirse a los tiempos presentes y nos causa un profundo estremecimiento. No puede ser que el pueblo de Israel caiga en esta actitud violenta y vengativa hasta estos extremos tan inhumanos. Un pueblo, el pueblo judío, que ha sufrido tanto, no puede repetir estos sufrimientos ahora sobre el pueblo palestino y las gentes gazatíes.
Que se levante un grito universal en favor de la paz. Hoy mejor que mañana.
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