#sentipensares2025 OTRO ROSTRO PARA LA ESPERANZA
| María Pizá Cañellas
La palabra clave en este año jubilar es la ESPERANZA.
Pero dentro de mi surgió un conflicto, provocando cierta incredulidad al considerar como ineficaz esta palabra, vista la realidad actual: aumento de precios de la canasta básica, violencia y guerras, desastres naturales, pobreza en aumento, una Iglesia que le cuesta renovarse y vivir el espíritu sinodal, etc, etc.
Me sorprendía pensar que estaba ante un lema para el año, pero nada más que eso: un lema, bonito pero ineficaz, incapaz de cambiar la realidad.
¿Cómo era posible iniciando el año estuviese con este ánimo desesperanzado?
¿Cómo seguir creyendo que solo la esperanza nos impulsa a creer en la presencia del Reino de Dios aquí y ahora?
Le daba vueltas al tema.
Un día escuché una mujer por la radio totalmente desesperanzada, incrédula de un posible cambio en nuestras relaciones sociales y políticas, bajar el consumismo, etc. Fue cuando tomé conciencia sobre la necesidad de los PEREGRINOS DE LA ESPERANZA, personas que siguen creyendo y anunciando la esperanza en los ambientes tan desfavorecidos o a otras personas que perdieron el sentido de su vida.
Pero, seguía con mi desazón interior: ¿Cómo puedo reavivar la esperanza en mí?
Las lecturas del II domingo de Navidad han sido la clave para encontrar un nuevo rostro a la esperanza. San Pablo pide el espíritu de la sabiduría para los Efesios e ilumine los ojos de su corazón, para que comprendan cuál es la esperanza a la que son llamados.
Contemplar la esperanza desde el corazón, para conocer el verdadero Misterio que nos sostiene, nos fundamenta y da vida. Tener la experiencia de vida del Misterio, del Don, la Gracia que nos nutre y proviene de una misma fuente.
Esperanza en la comprensión de la PALABRA por la cual se hizo todo, pues la PALABRA era la DIVINIDAD, era DIOS. En la PALABRA estaba la vida y la vida era la luz de las personas. Dios pronunció PALABRAS DE VIDA.
Esperanza en comprender la plenitud que hemos recibido, la gracia tras gracia que se nos ha sido dada.
La esperanza puesta solo en los cambios externos o sociales según los criterios de un grupo humano pueden ser totalmente contradictorios con los de otro grupo poblacional e incluso provocar su anulación. Los enemigos fundamentan sus acciones en los valores de verdad, libertad, defensa, pues consideran que el otro está equivocado y es injusto. Los dos buscan defender sus valores olvidándose de la fuente que los une, cegados por la rabia y el resentimiento son incapaces de abrir la mano y empezar nuevas etapas.
La esperanza requiere de esa mirada interna que me lleva hacia la fuente Divina y reconocer que es la misma fuente para cada una de las personas, para todo el mundo.
Cambiarán las formas y los modos de manifestar la fuente divina pues los medios no son los absolutos.
Pasar de creer en la esperanza como motor de cambio externo para pasar a creer en la esperanza como el catalizador capaz de provocar una mirada contemplativa hacia nosotras mismas y a los demás. Solo así reconociendo que lo sagrado está en mí y en ti, que la misma fuente de VIDA nos nutre.
Si hacen falta peregrinas de la esperanza que ayuden a recuperar la mirada contemplativa.