En este primer domingo de agosto, mientras contemplo la pequeña huerta y saboreo una deliciosa taza de café recién colado en la Espartana casita donde me acogen, para recargar las fuerzas, oro el evangelio que nos propone Juan.
El Maestro, hoy nos da una enseñanza de pedagogía pastoral: Nos invita a ver la realidad: hambre no saciada, desesperanzas, no saber a dónde ir de la gente...nos exhorta a leer esta realidad, a juzgar pasando por el corazón y en este mirar con el corazón, nos muestra que nuestra conciencia muchas veces se queda en el nivel mítico: lo queremos todo por arte de magia, dependemos muchas veces que lo que nos den aún perdiendo nuestra identidad. Y, finalmente, nos interpela y nos pone de frente al camino: no podemos olvidar el horizonte, tenemos que rediseñar el proyecto del Reino.
No podemos quedar en un pan que no satisface. Hay que luchar por el Pan que sacia todas las hambres. Y, este milagro sólo lo podemos realizar los hijos e Hijas de Dios Madre Padre, cuando nos unamos en amor solidario.