#sentipensares2025 TITUBEÉ ... Y LUEGO APRENDÍ

TITUBEÉ ... Y LUEGO APRENDÍ
TITUBEÉ ... Y LUEGO APRENDÍ

Se me echó a los brazos, titubeé... lo acogí y aprendí.

Unos minutos antes, otro travesti me dijo: —Soy un prostituto de la calzada de Tlalpan. Y a mi cuestionamiento de qué quién había escrito en el periódico impreso que vendía, con voz altanera expresó: —Yo, que soy travesti.— A lo que respondí: —¿Qué significa?— Irguiéndose en su 1.85 metros aproximadamente contestó: —Pu... madre, cómo en este 2024 no sabes de nosotros.—  Viéndolo seria, me retire de su puesto.

Ahí estaba, instantes después abrazada efusivamente por un joven delgado al cual le sentía los huesos, correspondiendo a su gesto, y el cual había expuesto su magistral obra de títeres hablando de la transfobia hacia los de su condición. Su actuación había sido realista, cruda y reflexiva.

Los primeros segundos de aquel gesto cariñoso fueron perturbadores para mí. Porque cuando me acerqué a felicitarlo, sorprendiéndome se me echó a los brazos de manera efusiva y al sentir su calidez, y su gusto por mi acogida entonces también correspondí con afecto al abrazo que me daba y por unos instantes no solo abrazaba al creador de la obra, al titiritero, sino que lo hacía con aquel joven que pudiera ser cualquiera de los míos, que por sus inclinaciones quien sabe cuántas veces había sido rechazado, expuesto a burlas, humillado por la falta no sólo de conocimiento de lo qué era, de cómo se sentía, de qué quería, de su esfuerzo cotidiano por ser tan solo aceptado, de su continua lucha por ser comprendido. Sino que fue el momento en que tuve que romper mis telarañas sociales y culturales,...

Siendo una mujer vieja, en esos momentos estaba rodeada de muchos jóvenes travestis que reclamaban fuera aceptada su forma de ser, de ver la vida, de vivirla. Unos agresivos, otros tranquilos, unos observadores de los contados que no lo éramos y estábamos ahí.

En unos minutos, había recibido agresión verbal de uno y calidez de aquel titiritero. Mientras otros me observaban indolentes.

Había entrado por el anuncio de una obra de títeres que durante su exposición resultó ser un tiempo de reflexión, sin darme cuenta que era expuesta en un medio travesti, hasta que se fue desarrollando. 

En aquel abrazo sentí su necesidad de ser acogido, chocando contra mi necesidad de romper los tabúes sociales con los cuales había sido educada,... y al permitirme verlo como un joven mostrando su esencia, queriendo trascender a través de su obra y queriendo entablar comunicación con otros, lo abracé con la aceptación que muchas veces me había enseñado y dado mi Señor Jesús, por lo que aprendí a verlo con lentes tipo Jesús.

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