Junto a Ana, quiero recorrer este momento de la vida por el que tantas mujeres hemos pasado, pues ella, nos abre su corazón y nos permite palpar la realidad, pero también junto a ella conocemos la gracia de Dios, el cumplimiento de su promesa en favor de los pequeños.
Soy una mujer que sueña…
Y se levanta como Ana,
porque con el alma llena de amargura,
ya he rezado al Señor y
llorado desconsoladamente.
Soy una mujer que sueña…
Porque como Ana, ya he puesto cara a la vida:
Ana respondió: No es así, señor: soy una mujer que sufre; no he bebido vino ni licor, estaba desahogándome ante al Señor.
Soy una mujer que sueña…
Porque he aprendido que con un SÍ de Dios todo cambia:
Ana Respondió: Que tu servidora pueda gozar siempre de tu favor. Luego se fue por su camino, comió y no parecía la de antes.
Así es, después de llorar, clamar, perseverar
y alcanzar lo que tanto querías,
lo dejas en libertad realizada con quién eres…
Ana, una mujer que sueña.
Actúas con determinación, ejecutas tu decisión:
Soy la mujer que estuvo aquí junto a ti…
Ana presentó el niño a Elí…
Y cumplida la promesa inicia la misión
Soy una mujer que sueña… Y junto a Ana,
hago mías las palabras del fruto de sus entrañas,
presentando ante al Señor mi historia
aquí estoy, vengo porque me has llamado.