Esta semana por diferentes motivos he tenido que lidiar con personas que aun no han entendido la diferencia entre ser bueno y ser tonto.
Creo que es importante entender lo que significa una persona disponible, entregada, servicial a confundirlo con un aprovecharse de ella.
Seguro que en algún momento habéis escuchado o conocéis a alguien a quien no hace falta pedirle las cosas dos veces porque sabes que siempre puedes contar con el/ella, pero a veces, esto es mal entendido y nos lleva al aprovechamiento. Confundiendo la disponibilidad con el aprovechamiento.
Ser buena persona no significa ceder siempre, no es decir siempre “si” por sistema, también hay que aprender a defender la dignidad, a que el otro valore lo que tiene delante, porque como he dicho al principio, ser bueno, no es ser tonto. No significa poner siempre la otra mejilla.
El problema viene cuando las personas se acostumbran a que siempre la pongas, a tu disponibilidad, a estar sin más… Pero tiene que haber un momento de la vida en el que hay que tomar una decisión.
Defender tu verdad, tu sentir, el que los demás sepan y entiendan cómo se comportan, y si no eres entendido, no sigas adelante, recoge amarras y cambia de barco. No es bueno seguir siempre poniendo la otra mejilla, hay que aprender a defender tu dignidad ante este tipo de personas prepotentes y egoístas acostumbradas a ser servidas sin ningún tipo de agradecimiento y que queriendo o no, solo sirven para hacer daño a los demás.
Quiero terminar como empecé mi compartir: diferenciemos entre ser buenos y ser tontos. Aunque sé que es difícil, pero muchas veces lo que está en juego es la autoestima.