¡Basta ya!

| Ana Bou
El día 8 celebramos la jornada mundial contra la trata de personas. Fecha que nunca deberíamos de celebrar...
Empiezo haciendo alusión a Josefina Bakhita. Nació en 1869 en Sudán y murió el 8 de febrero de 1947 en Italia. Fue una de las muchas religiosas secuestradas por entonces por unos comerciantes de esclavos cuando aún era una niña. Obligada a salir de su tierra, siendo sometida a esclavitud y tortura, vendida a diferentes amos que no dudaron en maltratarla durante años. A pesar de todo, Bakhita siguió conservando su inocencia como niña que era. A su corta edad, ocho años, fue capaz de transformar su sufrimiento en esperanza.
Ella ha sido y sigue siendo la fuerza y el aliento para muchas mujeres que, como ella, ven violada su dignidad y derechos como personas cada día.
Lo increíble es que en pleno siglo XXI todavía tengamos que seguir hablando de vejación, de maltrato y esclavitud, y no sólo eso, sino que sigue siendo el tercer negocio ilegal más lucrativo tras el tráfico de drogas y armas.
A día de hoy nos seguimos encontrando con niñas, ¡menores!, provenientes de países empobrecidos, traficadas y con destino hacia éste que llamamos primer mundo…, convirtiéndose en mercancía que explotan, venden, usan y comercian con ella. A ti, que estas leyendo esto, te pregunto: ¿Qué pensarías si habláramos de tu hija, tu pequeña, que a penas a empezado a despertar a la vida… si le ponemos nombre como el de Bakhita?... Ya no es una más, es ALGUIEN y eso, la mayoría de las veces se nos olvida…
Pensad que España está entre los países donde la trata de mujeres, con fines de explotación sexual, tiene más incidencia, y, sin embargo, es relativamente invisibilizado.
No nos vendría mal caminar un día, un solo día, por un polígono fuera de nuestras maravillosas ciudades, o una carretera apartada y encontrarnos con niñas procedentes de países en desarrollo y traídas a otros como el nuestro. ¿Os imagináis cómo estará esa madre, ese padre de esa pequeña? Se la vende, se la compra, se la usa y encima la llamamos “puta” …
Se le saca el mayor provecho posible, porque cuanto mas pequeñas, más valen, más se paga por ellas… Os puedo asegurar que es muy duro encontrarte con niñas rotas, destrozadas, a veces con solo 14-15 años… Creo que la conciencia social que tenemos sobre este problema es muy escasa y, sin embargo, las cifras son demasiado altas…
No olvidemos que éste no es sólo un problema social, también es ético y moral y su erradicación es un proceso de cambio que depende de todos…
Acabar con el tráfico de personas comienza contigo.