¿Buscas a Dios?

Estos son días en los que casi todos los post aluden a la Cuaresma o acontecimientos que en un momento determinado saltan a los medios de comunicación por una determinada importancia, acaparando todos la misma noticia.
Procuro la mayoría de las veces evitar eso, dándome la sensación que el lector se encuentra saturado, por lo que intento buscar, sentir, palpitar con algo diferente…
Hoy recordé a Madeleine Delbrêl, quizá algunos la conozcáis, otros puede que no. Es una mujer interesante que en un momento determinado me llamó la atención.
Es una de esas personas provocadoras, místicas, modernas… parisina (1904).
Madeleine se definía como una cristiana estudiante de filosofía que sintió la ausencia de Dios en su vida durante un largo periodo de tiempo.
En un momento determinado hace referencia a un encuentro con Dios, o más bien, rectifica diciendo: “me di cuenta que Dios me había encontrado a mí, que es una realidad que se puede amar, como se puede amar a una persona”, así es como ella se expresaba…
Este descubrimiento fue lo que motivó y determinó el resto de su vida. A partir de ahí, dejó la filosofía decantándose por lo que llamaríamos ahora”trabajo social”.
Se une a otras mujeres con su misma inquietud preparándose para su “misión” dentro de la Iglesia, sintiéndolo como Encarnación del Evangelio de Jesús. Desde éste momento decide asumir su vida como un éxodo, es decir: un salir y un llegar aprendiendo a la vez a ir “soltando amarras”.
Madeleine crece en un ambiente aburguesado, marxista con un ateismo militante, por lo que su trabajo es aún más duro, ya que tiene que dejarse evangelizar tratando de redescubrir lo esencial de la fe cristiana.
¿No nos ha pasado en algún momento que hemos sentido ese anuncio o llamada de Dios en nuestra vida?
¿Por qué no aprender a “perder el tiempo” con Dios? Quizá si lo intentásemos, puede que el resultado nos sorprendiese…
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