LOS CIES
Las condiciones en las que son sometidas estas personas privadas de su total libertad son infrahumanas, cuyo único pecado es ser inmigrantes de color, indocumentados, residiendo en el país sin autorización o por una simple falta administrativa. Personas que arriesgan su vida para poder dar de comer a los suyos y cuando llegan al “paraíso” como ellos denominan a Europa se encuentran con que los animales en sus países de origen viven mejor que ellos… Hay veces que si son detenidos, les puede costar la expulsión o incluso la muerte. Pero lo más in concluyente es que estos centros dependen del Ministerio del Interior cuya gestión y financiación corre a cargo de la policía Nacional recibiendo un trato casi indescriptible.
Normalmente suelen ser antiguas cárceles o cuarteles donde las infraestructuras dejan mucho que desear. Su funcionamiento suele ser de régimen carcelario sin libertad, vigilancia constante, puertas blindadas, policías armados etc.
El trato que reciben es como de verdaderos criminales o animales, tirándoles las bandejas de comida, siendo golpeados, sin disponer de un traductor o abogado por lo que es muy difícil poder salir de allí.
La palabra “intimidad” por supuesto que no existe. Los inodoros, algunos los tienen en habitaciones con más de 100 camas, sin nada que los separe o cuando no, están fuera de allí, sin dejarles ir por la noche teniendo que utilizar el lavabo para todo. No les permiten ningún utilitario para el aseo, ni sabanas, ni toallas y ¡no hablemos de la asistencia médica!, porque no interesa que ésta exista, de esta forma no se informa del maltrato físico y psíquico sin que llegue a constar en ninguna parte.
Todo esto discurre en nuestro maravilloso primer mundo, orgullosos de pertenecer al G20…
Demasiados cristos crucificados cuya única esperanza para seguir vivos es no dejar de pensar en su familia y su fe…