Dos de Febrero, fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo.
Ésta sería una fiesta más dentro de la Iglesia, sino la unimos un año más a la jornada Mundial de la Vida Consagrada.
El lema que acompaña este año:
“firmes en la fe, jóvenes consagrados, un reto para el mundo”Dentro de la Iglesia, la vida Consagrada es fundamental. Es el Espíritu Santo quien sigue llamando a hombres y mujeres, regalándoles el don de la generosidad y la libertad, para seguir siendo portadores del amor y la entrega a favor de los demás. Ellos, son quienes cada día dan su vida, muchas veces en situaciones límite de pobreza, catástrofes, guerras, persecuciones, terremotos etc. Firmes y seguros ante su decisión, ante su Sí a Dios, afrontando los grandes desafíos de la sociedad en la que vivimos. En ocasiones con preciosos testimonios proféticos de denuncia y anuncio, y todo ello, desde la fidelidad de cada carisma uniendo algo inseparable en la vida cristiana, como es: contemplación y acción, porque lo uno no puede separarse de lo otro.
Herman@s al servicio, sin peros, sin condiciones, sin necesidad de palabras, sirviendo a Cristo desde el prójimo más necesitado.
Hoy es un día para dar gracias a Dios por ellos, por su generosidad, por su “SI” sin condiciones, y pidiendo sepan dejarse moldear por el espíritu de sus respectivos fundadores, poniendo su vida en manos del Alfarero con las palabras de María:
“Hágase Señor, según tu voluntad”