¿Qué entendemos por Santidad?

Supongo que cuando oímos esa palabra nos suena a épocas anteriores y nos vienen a la cabeza santos tan conocidos como San Juan de la Cruz, Santa Teresa, San Francisco o tantos otros… Parece que es algo que no va con nosotros porque son personas “diferentes”, o “superiores”…
He utilizado la palabra “personas” porque ante todo eran eso, ¡personas! Estoy segura que más de uno de vosotros en algún momento os habéis referido a alguien con la expresión: ¡ésta persona es una santa! Quizá sí hay algo que las pueda diferenciar y es que han sabido caminar en la presencia de Dios a lo largo de su vida de la manera más cotidiana y normal, sin grandes logros. Pensemos en una madre que lucha por sacar a sus hijos adelante, un padre que trabaja sin descanso para llevar el sustento a casa, el enfermo que asume su situación y da gracias a Dios etc… ¡esto es la santidad amigos! Saber poner la vida ante Dios asumiendo lo que nos toque vivir.
Nos lo acaba de recordar el Papa recientemente en la Exhortación Apostólica “Gaudete et Exsultate” (alegraos y regocijaos).
Todo es más fácil de lo que nos podemos imaginar. ¿Alguno es capaz de decir que su madre no era una santa?, sin embargo han sido personas como tú y como yo. Han luchado por su familia viviendo con caridad e intentando hacer la vida más fácil a quienes les rodean. Y eso es algo que también está en nuestras manos…
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