Nos pasamos la vida esperando, pero esperando ¿qué?, ¿a quien?
Se nos va el hoy pensando en un mañana inexistente. Programamos el futuro olvidándonos de vivir el presente. Cuando uno espera siempre mira hacia delante, sueña, se ilusiona, confía y se esfuerza para que esa siembra de su fruto y fruto en abundancia. De esta forma intentamos vivir la vida con mayor plenitud y lograda….
Tenemos la certeza de que cuando esperamos sabemos que no estamos solos, que Alguien nos acompaña. Es importante saber fiarme, aún en medio de la incertidumbre, por eso, no cerremos la puerta a quien en un momento determinado puede sorprendernos con su llamada.
Es verdad que no sabemos si ocurrirá aquello que anhelamos o esperamos, pero también sé de Quien me fío y a Quien espero. Eso ya es importante.
Somos conscientes que la vida es un instante, es el hoy, el ahora, pero también sabemos que la plenitud de la misma se va construyendo progresivamente.
¡Aprovechemos el momento!, vivámoslo con la suficiente intensidad que nos lleve a proyectar el futuro como un todo