Los niños siempre salen perdiendo…

África subsajariana:
¿Por qué este lugar? Porque es uno de los países del tercer mundo donde un niño puede venir a España adquiriendo con mayor facilidad la residencia legal en las mismas condiciones que un adulto.
Demasiadas familias “embarcan” a sus pequeños sin saber si van a sobrevivir a cambio de un mejor futuro y a la vez siendo la “llave” de sus familias para que ellos puedan llegar con menos dificultad.
Una vez más tenemos que confirmar que el clamor de los pobres es la voz de Dios, en quien se apoyan ante la verdadera desesperación, recibiendo la fuerza y el tesón suficientes para poder salir adelante en situaciones infrahumanas.
Las condiciones de trabajo y la precariedad en el empleo, debido al sistema económico que hemos montado en este primer mundo, contribuye a que tengan que tomar esta decisión ya que este sistema capitalista no está al servicio de toda la sociedad, sino de unos pocos.
Cuando deciden enviar a sus pequeños a la “deriva”, las consecuencias y precio que tienen que pagar estos niños, son demasiado duras y crueles. No solo por el desarraigo que genera a nivel familiar, cultural y demás, sino el trance que significa para ellos o la inseguridad de verse totalmente solos, en situación de desamparo además de poder ser repatriados.
Nos hemos parado a pensar ¿cómo esto les puede marcar?
En la repatriación nos podemos encontrar con el problema de que una vez allí, su país no los acepte o no puedan localizar a sus familias volviendo a ser nuevamente entregados a instituciones de las que poco o nada se conoce.
¿Esto es lo que realmente queremos y ofrecemos?
Como nos decía Casaldáliga o el reciente fallecido Vicente Ferrer: sino nos hacemos uno de ellos, no podemos decir nada, y menos aún, cambiar nada, porque lo primero es identificarnos con los que vamos a servir y amar.Este es el futuro de muchos de nuestros pequeños, tanto en este primer mundo de opulencia donde no se sabe valorar nada, como en el tercero con una completa situación de irregularidad y abandono.
Después vienen nuestras quejas de “demasiada delincuencia”, pensemos que ellos han aprendido a delinquir solo para sobrevivir, esto es lo que les enseña la sociedad.
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