Un santo para cada día: 29 de febrero S. Hilario Papa (Impulsor del espíritu evangélico y guardián del orden)

San Hilario: el Papa del arrianismo
San Hilario: el Papa del arrianismo

Hay que reconocer al papa Hilario su labor a favor del culto, construyendo 2 oratorios y una capilla junto a la iglesia de San Lorenzo Extramuros, donde fue enterrado

La celebración del Concilio de Nicea, donde la doctrina arriana fue condenada solemnemente, no impidió que la herejía continuara propagándose. Se hacía necesario por tanto seguir trabajando y luchando y esto precisamente lo que se vino haciendo en la Iglesia de Roma después de haber pasado más de un siglo. Hilario fue el hombre involucrado de modo singular en esta tarea, incluso después de haber sucedido en la sede  de Roma a  León Magno. Tuvo pues que enfrentarse al arrianismo, aunque bien a su pesar  se vio obligado a tolerar una iglesia arriana en Roma. Lo que sí pudo impedir fue la construcción de un segundo templo que habría de ser destinado a facilitar el culto a los herejes.  Además de combatir a Arrio, tuvo también que enfrentarse al macedoniano Filoteo 

 Hilario, aunque nacido en Cerdeña, su brillante carrera eclesiástica habría de realizarla en la ciudad eterna. Siendo tan solo un diácono actuó como delegado de León Magno en el concilio de Éfeso y desde este mismo ministerio desplegó una intensa actividad de carácter litúrgico y con sus buenos servicios a la Iglesia fue ganándose la confianza del papa León Magno, a quien acabaría sucediendo, convirtiéndose en el papa número 46, entre los años 461-468.

Durante su pontificado tuvo que resolver conflictos diocesanos en materia de disciplina y jurisdicción, como por ejemplo los concernientes a la Galia y España, también los  existentes entre la sede de Embrun  y las diócesis de los Alpes, actuando con acierto.  Espíritu penetrante, observador del espíritu humano y conocedor de los entresijos de la curia romana, pues no en vano había pasado muchos años al servicio de León Magno, supo gestionar bien, sobre todo aquellos asuntos referentes a la disciplina, pues sabía muy bien que las aspiraciones e intereses espurios podían comprometer la pureza de intenciones y que el afán de poder y la ambición podía apartar, incluso a los jerarcas, de la rectitud religiosa. Fue por ello por lo que estuvo muy atento a que nadie se desviara de su fidelidad al evangelio, tal y como se desprende de estas palabras que se pueden leer en una carta dirigida al arzobispo Leoncio: “En pro de la universal concordia de los sacerdotes del Señor, procuraré que nadie se atreva a buscar su propio interés, sino que todos se esfuercen en promover la causa de Cristo”

San Hilario: el Papa del arrianismo
San Hilario: el Papa del arrianismo

Con buen criterio, en todos estos espinosos asuntos solía proceder de forma colegiada, teniendo en cuenta el parecer y las opiniones de quienes él creía que eran personas autorizadas, de aquí que convocara frecuentes reuniones y facilitara encuentros entre obispos, para que entre todos se pudiera dar con la solución más idónea y justa y poder resolver así los problemas que estaban sobre la mesa.

Por fin hay que reconocer al papa Hilario su labor a favor del culto, construyendo 2 oratorios y una capilla junto a la iglesia de San Lorenzo Extramuros, donde fue enterrado.

Reflexión desde el contexto actual:

En la gestión del papa Hilario al frente de la Iglesia podemos encontrar dos comportamientos que no han perdido actualidad. Uno es la pureza de intención que le impulsó a buscar el reino de Dios por encima de cualquier otra consideración y el otro es abrir cauces para que quienes tuvieran algo que aportar pudieran hacerlo

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